viernes, agosto 31, 2012

Entrevista en El Mostrador. Aldo Cornejo.CLAUDIA RIVAS ARENAS


El ex jefe de la bancada de diputados falangistas decidió postular a la presidencia de su partido apoyado por la facción conocida internamente como los “guatones”. Será con él con quien el tenga que enfrentarse el aspirante que desee tomar la sucesión del actual timonel. Ya se habla en la tienda que los “príncipes” están buscando candidato para continuar con la dinastía.
Al diputado falangista le incomoda hablar acerca de su candidatura interna en medio de las elecciones municipales, porque cree que en este proceso todo el partido debe estar unido. Y aunque admite haber tenido diferencias con el actual timonel del partido, senador Ignacio Walker, recalca que se las ha hecho ver en persona y no públicamente, porque eso no le hace bien a la colectividad, pero tampoco a la política en general.

Respecto al hecho de que se le tacha como uno de los “bacheletistas” al interior de la DC, el legislador no puede dejar pasar el punto y asegura que, en lo personal, esas críticas internas constituyen “una falta de respeto a los más de 40 años de militancia que llevo en el partido”. En esta entrevista con El Mostrador también defiende el derecho de la tienda a conversar con colectividades del pacto oficialista si con ello se logra terminar con el sistema electoral binominal.

-¿Qué fue lo que lo motivó a tomar la decisión de competir a la presidencia del partido?
-La verdad es que en la actualidad no tengo mucho interés de hablar sobre el particular. Por una razón muy simple, porque hoy día la Democracia Cristiana está volcada al trabajo de la elección municipal próxima y, por tanto, –lo he dicho en otras oportunidades– me da un poco de pudor hablar del tema. Pero, en todo caso, creo que los desafíos que tiene el partido, después de la elección municipal, son enormes. El próximo año vienen dos elecciones primarias: las de la Democracia Cristiana y la de la oposición; viene la elección presidencial, la conformación de las listas parlamentarias y viene, espero, la conformación de todo el gobierno. Y creo que la DC tiene un gran rol que jugar, porque más allá de la cuestión meramente electoral, nosotros tenemos mucho que aportar desde el punto de vista de nuestra identidad, propuestas y planteamientos que tenemos acerca de los problemas del país. La oposición es un conjunto de partidos, que pueden compartir un proyecto común, pero cada uno tiene su propia identidad. A mí, en particular, me interesa profundamente reafirmar, consolidar, mejorar, la identidad de la Democracia Cristiana para los próximos eventos.

-En ese contexto, ¿cómo ve a su partido ahora como parte de la Concertación y el rol que está cumpliendo?
-Hemos pasado por momentos difíciles, complejos. Aquí se da la paradoja de que cada vez que la oposición, e incluyo a la Democracia Cristiana, se pone a trabajar en conjunto en cuestiones de carácter programático, de carácter sustantivo, no nos cuesta mucho ponernos de acuerdo. El problema se presenta, curiosamente, cuando los partidos comienzan a discutir cuestiones de carácter procedimental, adjetivas. Es en esa materia cuando afloran, desgraciadamente, las dificultades, las diferencias. Pero yo estoy muy confiado, porque cada vez –le insisto– hemos trabajado en serio, sobre la base ya de propuestas de carácter programático, hemos sido capaces de ponernos de acuerdo. Cada uno de los partidos defendiendo sus puntos de vista, pero finalmente llegando a un consenso. En consecuencia, creo que el gran desafío de hoy, lo que la gente espera, es que los partidos de la Concertación se dejen de discutir cuestiones de carácter procedimental, accesorias, y nos aboquemos a la cuestión principal. La cuestión principal y sustancial, a mi juicio, es –durante el transcurso de los próximos meses y, particularmente el próximo año– decir con claridad qué es lo que le vamos a ofrecer al país en los distintos ámbitos; en los nuevos problemas que se han generado; en las tareas que hay que profundizar; y, en los problemas de que hay que hacerse cargo y que han surgido durante el gobierno del actual Presidente.

-Estamos hablando del programa de gobierno.
-Exactamente, estoy hablando de un programa. Sin ningún tipo de ambigüedades. Nosotros tenemos que construir un programa de gobierno y en la construcción de esa propuesta, la Democracia Cristiana tiene un rol muy relevante que cumplir. Porque, insisto, compartimos objetivos comunes, tenemos una historia común en los últimos 20 años; pero no cabe ninguna duda que la Democracia Cristiana, no obstante la gran relación que tiene con el Partido Socialista, no somos los mismos, ni lo mismo que el PPD ni que el Partido Radical. De modo que hay que hacer un esfuerzo serio para que dentro de los próximos meses seamos capaces de ofrecerle a Chile una alternativa programática. Y demostremos que somos capaces de darle sustento y gobernabilidad al próximo gobierno. Y la gobernabilidad se da con objetivos comunes, con programa común, con disciplina y con afecto por el proyecto común.

-En ese sentido, ¿da lo mismo, para representar el programa de Concertación, que el candidato sea alguno de los aspirantes DC o sea la ex Presidenta Michelle Bachelet?
-Para la construcción del programa común, creo que el candidato tiene menor importancia. Porque la propuesta común es la que va a representar él o la candidata (o) que resulte triunfador (a) en las primarias. De manera tal que no es distinta la propuesta programática según sea el candidato. Por el contrario, el candidato es el que encarne está propuesta y tendrá que hacerse cargo de ella, toda vez que es la expresión de un acuerdo o un consenso lo más amplio posible, respecto de lo que vamos a proponer.

-Usted es tachado como uno de los “bacheletistas” de la Democracia Cristiana, ¿Cómo percibe la posibilidad real de que sea la ex Presidenta la que encarne este proyecto de la Concertación?
-Aquí hay que hacer una distinción. Curiosamente, en el último tiempo, toda las entrevistas que leo, no sólo las que pueda dar uno, sino también otros dirigentes, de las primeras preguntas o especulaciones que se hace es si el entrevistado es más lejano o más cercano de la ex Presidenta Bachelet: la verdad, es que eso no tiene ninguna importancia, porque es un tema de carácter personal no político. Y, en consecuencia, yo sigo creyendo, con absoluta convicción, que independientemente de que hoy la ex Presidenta tiene la mejor posibilidad, y así lo demuestran todas las encuestas, es necesario que haya un proceso de primarias y es necesario que en esas primarias participe un demócratacristiano, ya sea Claudio Orrego o Ximena Rincón. Porque si las primarias sólo tuvieran significado electoral, ahí se les podría decir ‘para qué participan’. Pero, en lo personal, creo que las primarias tienen una dimensión mucho más importante que la electoral: es la dimensión de ser un espacio político público, de debate, en donde un candidato (a) de la DC va a poder plantearle al país lo que nosotros pensamos de Chile y de sus problemas. Que puede no ser lo mismo que piense otro. Y, en ese sentido, una primaria pública y abierta a todo el mundo es un aporte, por qué no decirlo, no menor a la construcción de esta plataforma programática común que ofreceremos cuando ya elijamos al abanderado (a) definitivo (a). Y creo que a ese espacio, la Democracia Cristiana, no puede renunciar.

-Usted ha dicho que los partidos de la Concertación tienen más en común que diferencias, ¿cómo afecta a esta relación el acuerdo que su partido intenta sacar adelante con Renovación Nacional y que este congeló unilateralmente?
-Los partidos formamos parte de una alianza, una coalición, pero mantenemos plena libertad para poder conversar o dialogar con otros partidos, en este caso con Renovación Nacional. Cuestión que yo valoro, porque esta conversación, que no sé efectivamente si ha terminado o no, no lo sé, aparentemente sí…

-En RN dicen oficialmente que congelaron las conversaciones aunque en su partido no parecen haberse dados por aludidos…
-Todas las cosas que se congelan se pueden descongelar, lo importante es que no se corte la cadena de frío. Pero creo que era importante, porque lo que estábamos conversando era, entre otras cosas, una que comparte toda la oposición que es el cambio al sistema electoral binominal. Y, por tanto, si hay algún partido, en este caso la Democracia Cristiana, que por alguna razón tiene mejores posibilidades para conversar con otro partido que no es de la alianza nuestra, bienvenido sea. Yo creo que cualquier esfuerzo que se haga, para cambiar el sistema electoral, vale la pena. Y si mañana existiera la posibilidad que nosotros conversáramos con la UDI para conseguir dicho propósito, no tendría ningún inconveniente de conversar con la UDI o con el partido que sea. Me parece que es un aporte a lo que hoy día Chile demanda que es cambiar este sistema electoral injusto que existe.

-No obstante, el argumento público que ha dado RN para congelar estas conversaciones es el respaldo del presidente de la DC, Ignacio Walker, a una Asamblea Constituyente, pero según conversaciones que tuve el lunes con algunos dirigentes del partido, ellos planteaban que su decisión pasó por el hecho de que la DC no había dado importancia a los temas que le interesan a RN, como son descentralización y sistema presidencial, y, en cambio, se había centrado en cambiar el sistema electoral.
-Para ser franco, no conozco el detalle, porque no he participado en las conversaciones con Renovación Nacional. Ayer (miércoles), de casualidad, conversé con un vicepresidente de Renovación Nacional, que me decía exactamente lo mismo que usted: que la Democracia Cristiana había puesto menos acento en el tema de la descentralización y mayor acento en el del sistema electoral. Desconozco que así sea, pero si usted me pregunta a mí, creo que el cambio del sistema binominal es muy urgente. Porque lo que está en cuestión es la legitimidad del sistema político chileno, que yo creo que está bastante corroído, en la opinión pública, como consecuencia de este sistema de que el que pierde empata y de que hay un partido, la UDI, que tiene derecho a veto y nada se puede hacer en el Congreso sin su consentimiento. Ahora, para nosotros, para la Democracia Cristiana y para mí en particular, yo fui alcalde, el tema de la descentralización, tanto en lo que dice relación con las regiones como con los gobiernos comunales, naturalmente que para mi y para la Democracia Cristiana debiera ser una prioridad muy importante. Y si no es posible convenirlo con Renovación ahora, habrá que hacer el esfuerzo para tener, de verdad, una reforma de descentralización que aborde el tema regional y comunal que clama con urgencia una reforma muy profunda.

-¿Qué confianza le pueden tener a RN en materia específicamente de binominal, cuando no es primera vez que se presta a algún acuerdo para cambiarlo y, finalmente, siempre retrocede porque, aparentemente la UDI también tiene derecho a veto al interior de la Alianza?
-Le voy a contestar repitiendo una frase que dijo el Presidente Lagos, el lunes recién pasado, cuando vino a la Comisión de Constitución para ver este tema: dijo que el llevaba 20 años esperando que Renovación Nacional cumpliera el compromiso de cambiar el sistema electoral. Y, la verdad, es que no obstante ese compromiso no se ha cumplido, creo que uno no puede dejar de lado la idea y la voluntad de dialogar hasta cuando sea necesario, con tal de alcanzar ese propósito. Tengo confianza en los dirigentes de Renovación Nacional, en sus parlamentarios en particular, de que algún minuto se van a dar cuenta que ésta es una necesidad no de un partido o una coalición, sino que lo que está en juego es, insisto, la legitimidad del sistema político. Y el día que el sistema político vaya perdiendo aún más legitimidad, ya es un problema del país y no de un partido en particular.

-A propósito del Presidente Lagos, él también dijo hace un par de días en una entrevista que era la UDI la que en la práctica estaba forzando a la Concertación a inclinarse hacia una Asamblea Constituyente, justamente para intentar hacer estos cambios que están amarrados en la Constitución. ¿Cómo ve usted la posibilidad de concretar la idea de una Asamblea Constituyente?
-Hay que ser realistas, hoy día una no tiene ningún viabilidad política una Asamblea Constituyente. Si no ha tenido viabilidad política reformar el sistema electoral, que requiere los 4/7, ¿usted cree que tiene viabilidad política una reforma constitucional que requiere o los 3/5 o los 2/3? De modo tal que en esto hay que ser realistas y no generar falsas expectativas. Yo diría que hoy día las dos urgencias, sin perjuicio de otras correcciones que habrá que hacerle a la Constitución en su minuto, son el binominal y terminar con estas leyes de quórum especiales que hacen, en definitiva, que la UDI tenga la posibilidad de ejercer el derecho a veto. Yo creo que en el Congreso, casos muy específicos, la excepción,  podrían tener, a lo mejor, un quórum especial, pero la regla general en el Parlamento debe ser la mayoría. Y, en consecuencia, desde el realismo político, hoy día, no tiene ninguna viabilidad, no están los votos, no han estado para otras cosas, menos van a estar para una Asamblea Constituyente. Pero desde el punto de vista teórico, es un camino que otros países han hecho con mucha seriedad y, por tanto, uno no lo puede descartar ni descalificar.

-¿Si en la práctica es tan complicado concretar la idea de una Asamblea Constituyente a qué atribuye que el presidente de su partido no la descarte como opción?
-Desconozco cuáles hayan sido las motivaciones que haya tenido el presidente del partido, pero claramente de la forma como fueron planeadas, yo no las comparto.

-¿Cómo ve la conducción de la Democracia Cristiana actualmente?
-Veo un partido que, a diferencia de otros periodos, durante la presidencia de Walker todos los que de algún modo, en algún momento, hemos tenido discrepancia respecto de la conducción, hemos sido muy sensatos y muy responsables de no generar una disputa pública. Creo que la Democracia Cristiana es una contribución de todos. Ha tenido dos períodos de tranquilidad, de trabajo, y hoy día la veo completamente abocada al tema municipal, y Dios quiera que nos vaya bien, porque creo que es un partido muy importante para el país, para el futuro, para su gobernabilidad… Y espero que el resultado, en ese sentido, nos acompañe para poder seguir ejerciendo un liderazgo en un ámbito político que es propio de nosotros, los que tenemos un pensamiento más bien de centro y no de izquierda.

-¿Usted está entre los que han tenido discrepancias con esta conducción?
-He tenido muchas, pero nunca las he hecho públicas. Y cada vez que he tenido alguna discrepancia, la hemos discutido en las reuniones que hemos tenido con el presidente; entre los diputados y senadores. O se las he dicho en términos personales, pero no soy partidario de que las críticas a la conducción de la Democracia Cristiana, cualquiera sea el presidente, sean públicas. No contribuye para nada al prestigio del partido ni de la política. Como tampoco soy partidario, a propósito de una de sus primeras preguntas, que en la Democracia Cristiana se hagan caricaturas o descalificaciones, diciendo que algunos o muchos son bacheletistas y no demócratacristianos. Eso me parece, en lo personal, una falta de respeto a los más de 40 años de militancia que llevo en el partido.
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-¿Qué fue lo que lo motivó a tomar la decisión de competir a la presidencia del partido?
-La verdad es que en la actualidad no tengo mucho interés de hablar sobre el particular. Por una razón muy simple, porque hoy día la Democracia Cristiana está volcada al trabajo de la elección municipal próxima y, por tanto, –lo he dicho en otras oportunidades– me da un poco de pudor hablar del tema. Pero, en todo caso, creo que los desafíos que tiene el partido, después de la elección municipal, son enormes. El próximo año vienen dos elecciones primarias: las de la Democracia Cristiana y la de la oposición; viene la elección presidencial, la conformación de las listas parlamentarias y viene, espero, la conformación de todo el gobierno. Y creo que la DC tiene un gran rol que jugar, porque más allá de la cuestión meramente electoral, nosotros tenemos mucho que aportar desde el punto de vista de nuestra identidad, propuestas y planteamientos que tenemos acerca de los problemas del país. La oposición es un conjunto de partidos, que pueden compartir un proyecto común, pero cada uno tiene su propia identidad. A mí, en particular, me interesa profundamente reafirmar, consolidar, mejorar, la identidad de la Democracia Cristiana para los próximos eventos.
-En ese contexto, ¿cómo ve a su partido ahora como parte de la Concertación y el rol que está cumpliendo?
-Hemos pasado por momentos difíciles, complejos. Aquí se da la paradoja de que cada vez que la oposición, e incluyo a la Democracia Cristiana, se pone a trabajar en conjunto en cuestiones de carácter programático, de carácter sustantivo, no nos cuesta mucho ponernos de acuerdo. El problema se presenta, curiosamente, cuando los partidos comienzan a discutir cuestiones de carácter procedimental, adjetivas. Es en esa materia cuando afloran, desgraciadamente, las dificultades, las diferencias. Pero yo estoy muy confiado, porque cada vez –le insisto– hemos trabajado en serio, sobre la base ya de propuestas de carácter programático, hemos sido capaces de ponernos de acuerdo. Cada uno de los partidos defendiendo sus puntos de vista, pero finalmente llegando a un consenso. En consecuencia, creo que el gran desafío de hoy, lo que la gente espera, es que los partidos de la Concertación se dejen de discutir cuestiones de carácter procedimental, accesorias, y nos aboquemos a la cuestión principal. La cuestión principal y sustancial, a mi juicio, es –durante el transcurso de los próximos meses y, particularmente el próximo año– decir con claridad qué es lo que le vamos a ofrecer al país en los distintos ámbitos; en los nuevos problemas que se han generado; en las tareas que hay que profundizar; y, en los problemas de que hay que hacerse cargo y que han surgido durante el gobierno del actual Presidente.
-Estamos hablando del programa de gobierno.
-Exactamente, estoy hablando de un programa. Sin ningún tipo de ambigüedades. Nosotros tenemos que construir un programa de gobierno y en la construcción de esa propuesta, la Democracia Cristiana tiene un rol muy relevante que cumplir. Porque, insisto, compartimos objetivos comunes, tenemos una historia común en los últimos 20 años; pero no cabe ninguna duda que la Democracia Cristiana, no obstante la gran relación que tiene con el Partido Socialista, no somos los mismos, ni lo mismo que el PPD ni que el Partido Radical. De modo que hay que hacer un esfuerzo serio para que dentro de los próximos meses seamos capaces de ofrecerle a Chile una alternativa programática. Y demostremos que somos capaces de darle sustento y gobernabilidad al próximo gobierno. Y la gobernabilidad se da con objetivos comunes, con programa común, con disciplina y con afecto por el proyecto común.
-En ese sentido, ¿da lo mismo, para representar el programa de Concertación, que el candidato sea alguno de los aspirantes DC o sea la ex Presidenta Michelle Bachelet?
-Para la construcción del programa común, creo que el candidato tiene menor importancia. Porque la propuesta común es la que va a representar él o la candidata (o) que resulte triunfador (a) en las primarias. De manera tal que no es distinta la propuesta programática según sea el candidato. Por el contrario, el candidato es el que encarne está propuesta y tendrá que hacerse cargo de ella, toda vez que es la expresión de un acuerdo o un consenso lo más amplio posible, respecto de lo que vamos a proponer.
-Usted es tachado como uno de los “bacheletistas” de la Democracia Cristiana, ¿Cómo percibe la posibilidad real de que sea la ex Presidenta la que encarne este proyecto de la Concertación?
-Aquí hay que hacer una distinción. Curiosamente, en el último tiempo, toda las entrevistas que leo, no sólo las que pueda dar uno, sino también otros dirigentes, de las primeras preguntas o especulaciones que se hace es si el entrevistado es más lejano o más cercano de la ex Presidenta Bachelet: la verdad, es que eso no tiene ninguna importancia, porque es un tema de carácter personal no político. Y, en consecuencia, yo sigo creyendo, con absoluta convicción, que independientemente de que hoy la ex Presidenta tiene la mejor posibilidad, y así lo demuestran todas las encuestas, es necesario que haya un proceso de primarias y es necesario que en esas primarias participe un demócratacristiano, ya sea Claudio Orrego o Ximena Rincón. Porque si las primarias sólo tuvieran significado electoral, ahí se les podría decir ‘para qué participan’. Pero, en lo personal, creo que las primarias tienen una dimensión mucho más importante que la electoral: es la dimensión de ser un espacio político público, de debate, en donde un candidato (a) de la DC va a poder plantearle al país lo que nosotros pensamos de Chile y de sus problemas. Que puede no ser lo mismo que piense otro. Y, en ese sentido, una primaria pública y abierta a todo el mundo es un aporte, por qué no decirlo, no menor a la construcción de esta plataforma programática común que ofreceremos cuando ya elijamos al abanderado (a) definitivo (a). Y creo que a ese espacio, la Democracia Cristiana, no puede renunciar.
-Usted ha dicho que los partidos de la Concertación tienen más en común que diferencias, ¿cómo afecta a esta relación el acuerdo que su partido intenta sacar adelante con Renovación Nacional y que este congeló unilateralmente?
-Los partidos formamos parte de una alianza, una coalición, pero mantenemos plena libertad para poder conversar o dialogar con otros partidos, en este caso con Renovación Nacional. Cuestión que yo valoro, porque esta conversación, que no sé efectivamente si ha terminado o no, no lo sé, aparentemente sí…
-En RN dicen oficialmente que congelaron las conversaciones aunque en su partido no parecen haberse dados por aludidos…
-Todas las cosas que se congelan se pueden descongelar, lo importante es que no se corte la cadena de frío. Pero creo que era importante, porque lo que estábamos conversando era, entre otras cosas, una que comparte toda la oposición que es el cambio al sistema electoral binominal. Y, por tanto, si hay algún partido, en este caso la Democracia Cristiana, que por alguna razón tiene mejores posibilidades para conversar con otro partido que no es de la alianza nuestra, bienvenido sea. Yo creo que cualquier esfuerzo que se haga, para cambiar el sistema electoral, vale la pena. Y si mañana existiera la posibilidad que nosotros conversáramos con la UDI para conseguir dicho propósito, no tendría ningún inconveniente de conversar con la UDI o con el partido que sea. Me parece que es un aporte a lo que hoy día Chile demanda que es cambiar este sistema electoral injusto que existe.
-No obstante, el argumento público que ha dado RN para congelar estas conversaciones es el respaldo del presidente de la DC, Ignacio Walker, a una Asamblea Constituyente, pero según conversaciones que tuve el lunes con algunos dirigentes del partido, ellos planteaban que su decisión pasó por el hecho de que la DC no había dado importancia a los temas que le interesan a RN, como son descentralización y sistema presidencial, y, en cambio, se había centrado en cambiar el sistema electoral.
-Para ser franco, no conozco el detalle, porque no he participado en las conversaciones con Renovación Nacional. Ayer (miércoles), de casualidad, conversé con un vicepresidente de Renovación Nacional, que me decía exactamente lo mismo que usted: que la Democracia Cristiana había puesto menos acento en el tema de la descentralización y mayor acento en el del sistema electoral. Desconozco que así sea, pero si usted me pregunta a mí, creo que el cambio del sistema binominal es muy urgente. Porque lo que está en cuestión es la legitimidad del sistema político chileno, que yo creo que está bastante corroído, en la opinión pública, como consecuencia de este sistema de que el que pierde empata y de que hay un partido, la UDI, que tiene derecho a veto y nada se puede hacer en el Congreso sin su consentimiento. Ahora, para nosotros, para la Democracia Cristiana y para mí en particular, yo fui alcalde, el tema de la descentralización, tanto en lo que dice relación con las regiones como con los gobiernos comunales, naturalmente que para mi y para la Democracia Cristiana debiera ser una prioridad muy importante. Y si no es posible convenirlo con Renovación ahora, habrá que hacer el esfuerzo para tener, de verdad, una reforma de descentralización que aborde el tema regional y comunal que clama con urgencia una reforma muy profunda.
-¿Qué confianza le pueden tener a RN en materia específicamente de binominal, cuando no es primera vez que se presta a algún acuerdo para cambiarlo y, finalmente, siempre retrocede porque, aparentemente la UDI también tiene derecho a veto al interior de la Alianza?
-Le voy a contestar repitiendo una frase que dijo el Presidente Lagos, el lunes recién pasado, cuando vino a la Comisión de Constitución para ver este tema: dijo que el llevaba 20 años esperando que Renovación Nacional cumpliera el compromiso de cambiar el sistema electoral. Y, la verdad, es que no obstante ese compromiso no se ha cumplido, creo que uno no puede dejar de lado la idea y la voluntad de dialogar hasta cuando sea necesario, con tal de alcanzar ese propósito. Tengo confianza en los dirigentes de Renovación Nacional, en sus parlamentarios en particular, de que algún minuto se van a dar cuenta que ésta es una necesidad no de un partido o una coalición, sino que lo que está en juego es, insisto, la legitimidad del sistema político. Y el día que el sistema político vaya perdiendo aún más legitimidad, ya es un problema del país y no de un partido en particular.
-A propósito del Presidente Lagos, él también dijo hace un par de días en una entrevista que era la UDI la que en la práctica estaba forzando a la Concertación a inclinarse hacia una Asamblea Constituyente, justamente para intentar hacer estos cambios que están amarrados en la Constitución. ¿Cómo ve usted la posibilidad de concretar la idea de una Asamblea Constituyente?
-Hay que ser realistas, hoy día una no tiene ningún viabilidad política una Asamblea Constituyente. Si no ha tenido viabilidad política reformar el sistema electoral, que requiere los 4/7, ¿usted cree que tiene viabilidad política una reforma constitucional que requiere o los 3/5 o los 2/3? De modo tal que en esto hay que ser realistas y no generar falsas expectativas. Yo diría que hoy día las dos urgencias, sin perjuicio de otras correcciones que habrá que hacerle a la Constitución en su minuto, son el binominal y terminar con estas leyes de quórum especiales que hacen, en definitiva, que la UDI tenga la posibilidad de ejercer el derecho a veto. Yo creo que en el Congreso, casos muy específicos, la excepción,  podrían tener, a lo mejor, un quórum especial, pero la regla general en el Parlamento debe ser la mayoría. Y, en consecuencia, desde el realismo político, hoy día, no tiene ninguna viabilidad, no están los votos, no han estado para otras cosas, menos van a estar para una Asamblea Constituyente. Pero desde el punto de vista teórico, es un camino que otros países han hecho con mucha seriedad y, por tanto, uno no lo puede descartar ni descalificar.
-¿Si en la práctica es tan complicado concretar la idea de una Asamblea Constituyente a qué atribuye que el presidente de su partido no la descarte como opción?
-Desconozco cuáles hayan sido las motivaciones que haya tenido el presidente del partido, pero claramente de la forma como fueron planeadas, yo no las comparto.
-¿Cómo ve la conducción de la Democracia Cristiana actualmente?
-Veo un partido que, a diferencia de otros periodos, durante la presidencia de Walker todos los que de algún modo, en algún momento, hemos tenido discrepancia respecto de la conducción, hemos sido muy sensatos y muy responsables de no generar una disputa pública. Creo que la Democracia Cristiana es una contribución de todos. Ha tenido dos períodos de tranquilidad, de trabajo, y hoy día la veo completamente abocada al tema municipal, y Dios quiera que nos vaya bien, porque creo que es un partido muy importante para el país, para el futuro, para su gobernabilidad… Y espero que el resultado, en ese sentido, nos acompañe para poder seguir ejerciendo un liderazgo en un ámbito político que es propio de nosotros, los que tenemos un pensamiento más bien de centro y no de izquierda.
-¿Usted está entre los que han tenido discrepancias con esta conducción?
-He tenido muchas, pero nunca las he hecho públicas. Y cada vez que he tenido alguna discrepancia, la hemos discutido en las reuniones que hemos tenido con el presidente; entre los diputados y senadores. O se las he dicho en términos personales, pero no soy partidario de que las críticas a la conducción de la Democracia Cristiana, cualquiera sea el presidente, sean públicas. No contribuye para nada al prestigio del partido ni de la política. Como tampoco soy partidario, a propósito de una de sus primeras preguntas, que en la Democracia Cristiana se hagan caricaturas o descalificaciones, diciendo que algunos o muchos son bacheletistas y no demócratacristianos. Eso me parece, en lo personal, una falta de respeto a los más de 40 años de militancia que llevo en el partido.