lunes, junio 18, 2012

Voto político Junta nacional DC . El horizonte no es nuestra frontera. Fuad Chahín, América López, Carlos Torres, Myriam Verdugo, Felipe Delpín, Pedro Concha.


Los abajo firmantes, conscientes de la crisis que vive la política nacional, crisis que afecta a la Democracia Cristiana con más fuerza que a otras organizaciones, evidenciado con la pérdida de más de un millón de votantes en los últimos 15 años, y ante hechos concretos que dan cuenta de una incapacidad de reacción y de compenetración con un Chile distinto, diverso y de pie, acordamos presentar a esta Junta Nacional un voto político que propone:



•         Cambio de Constitución Política, la que debe ser elaborada en un proceso participativo, democrático y representativo, al que acudan los ciudadanos en una asamblea que dé cuenta del nuevo país que se construyó en los últimos 22 años, y que no se refiere sólo a la modernidad física, a los tratados de libre comercio, al crecimiento, al ingreso per cápita de 16.000 dólares, sino a un Chile empoderado, full conectado y full hastiado del abuso, de la desigualdad y del enriquecimiento
obsceno de unos pocos. En breve, una Asamblea Constituyente para forjar entre tod@s el Chile justo que soñamos.
•         Crecimiento en armonía con el entorno. El país y casi todo el mundo apostaron por el crecimiento que depreda, que agota los recursos, que condena al hambre y a la muerte a millones en el mundo entero. En simple proponemos: recuperación de la soberanía sobre las aguas dulces, desarrollo de energías no convencionales renovables, adhesión a los tratados que limitan la producción de gases carbono, eliminación de los cultivos transgénicos, desarrollo de una minería nacional, que respete el entorno y a l@s vecin@s.
•         Nuevo marco de relaciones sociales que promueva la organización sindical, territorial, funcional, así como su participación en las decisiones que les afecten.
En lo sindical, promovemos el fortalecimiento de las organizaciones; la negociación colectiva por rama, previendo los escenarios que podrían experimentar las Pymes y la creación de una Mesa de Diálogo Social. En lo territorial y funcional demandamos una legislación que propenda el fortalecimiento de estas organizaciones y su participación real en la construcción de un país más equitativo, ético, estético y solidario.
•         Descentralización real y efectiva, con un financiamiento que permita a las regiones ofrecer a sus habitantes un desarrollo que no dañe el entorno. Chile debe elaborar las políticas públicas que no obliguen a la migración en busca de un mejor futuro. También es fundamental el desarrollo de políticas especiales, para las zonas extremas, donde chilenos y chilenas hacen soberanía en condiciones duras, hostiles.
•         Un país que no discrimina entre clases sociales, entre razas, por condición sexual, por credo religioso y sexo. Un país que ofrece a todos y todas sus hij@s a la salud, a la vivienda digna y en un entorno integrador. Los jóvenes durante 2011, nos dieron una lección. Sin tutelajes políticos, ni miedo a nada, transformaron atar su destino a la voracidad bancaria.
Se cansaron de tener sueños de familia, de amor, de crecimiento y desarrollo empeñados a los dueños de la nación, ese grupo de 4 mil chilenos que deciden si trabajamos o no, si podemos formar familia y tener hijos, que nos condenan a un transporte público donde se soporta el olor a sudor en el verano y a ropas húmedas en invierno, que ni siquiera se cuestionan la creciente desigualdad salarial, que no permiten la movilidad social, que tienen a la clase media presa de sus deudas y del temor al mañana. Ellos y ellas, nuestra juventud, quiere ser feliz, nosotros también.
•          Una Reforma Tributaria en serio, que honre la justicia distributiva, diferenciada del mero ajuste propuesto por el Gobierno. El País necesita de una Reforma profunda, que plantee respuestas a las grandes desigualdades que existen en Chile; no sólo en educación sino también en otras áreas como salud o previsión. En la práctica recaudará apenas entre 700 y 1.000 millones de dólares al año, es decir, un 0,2% del PIB, cuando sólo una reforma educacional profunda costaría entre 2 y 4 puntos del mismo. Por esta razón proponemos medidas que nos parecen básicas. Por ejemplo, 20% de tributación sobre las empresas, pero en sus utilidades devengadas y no sólo las retiradas, para evitar la elusión. Rebaja del IVA de los alimentos y servicios básicos para dar respiro a las familias más pobres y la clase media. Poner fin al DL 600 y en lugar de incentivar la inversión extranjera se privilegie la nacional como foránea en las regiones más postergadas del país y en áreas como turismo, energías renovables no contaminantes y desarrollo de ciencia y tecnología.

No creemos que el mundo se quedó sin utopías,

cómo vamos “a creer que el horizonte es la frontera que el mar es nadie que la noche es nada”[i]

Creemos en un Chile nuevo,

Asamblea Constituyente ¡Ahora!