jueves, julio 21, 2011

Las propuestas de Piñera en educación. Braulio Palma.Presidente de la Democracia Cristiana Universitaria (DCU) de la Universidad de Chile y estudiante de derecho.

Existen ciertas circunstancias que rodean al anuncio del Presidente Piñera en materia educacional que no pueden dejarse de lado al momento de analizar las propuestas y la reacción de los estudiantes. Desde las siglas utilizadas, como GANE o FE, hasta las palabras de Piñera, señales que vuelven a desnudar un afán de grandiosidad que no se condice con la realidad. La megalomanía de Piñera no pasó solamente por la “escenografía” de la cadena nacional ni la posición que asumió el ministro Lavín al costado del Presidente. La megalomanía de Piñera se traduce en un discurso voluntarioso pero que se queda solamente en las frases, ya que su discurso no refleja una voluntad de cambio y de reformas al sistema educativo.


Lo anterior acentúa lo que ya está sucediendo:, la ciudadanía no tiene sintonía con Piñera. La gente desconfía, y al parecer con justa razón. Si bien es verdad que la ciudadanía se siente lejos de los partidos o de lo que algunos equivocadamente llaman “clase política”, pienso que la desconfianza al Presidente contribuye a eso. No sólo no hay simpatía, sino también desconfianza. No hay sólo indiferencia sino también rechazo.

Luego, las propuestas del Presidente en el ámbito de educación anunciadas la semana pasada, abordan variados aspectos de la Educación Superior pero no reforman ni producen cambios potentes. La sugerencia de transparentar el lucro, condenémoslo o no, más que un cambio es un ejercicio de reconocimiento en el ámbito legal. Pero que aunque nos pese, toda la sociedad reconoce su existencia en el plano práctico. El resto de las propuestas son un avance pero no son una reforma. Son modificaciones que siguen sosteniendo el sistema de educación superior actual.
Volviendo al inicio, hay un problema que no pasa tanto por el mensaje sino más por el mensajero. Las propuestas vienen de alguien que la ciudadanía considera poco confiable, entonces las propuestas que emanen del Presidente  vienen con un humo de desconfianza. El concepto de “letra chica” es patente y toca el punto más sensible de los atributos del Presidente.

Finalmente, un acuerdo no es una propuesta unilateral. El gobierno lo plantea de antemano como un gran acuerdo nacional de Educación. Pero de “Gran Acuerdo” en esta etapa tiene solo el nombre. ¿Responde el  GANE a las demandas del movimiento estudiantil? La respuesta es no. No obstante que los recursos comprometidos pueden ser una oferta que otros grupos, como las autoridades de las universidades estatales pueden ver con buenos ojos, el diálogo en serio es algo que falta desde ambos sectores, movimiento estudiantil y gobierno. Respecto a los estudiantes, es claro que no se puede dejar conformes a todos quienes componen el movimiento estudiantil, es obvio que  la intransigencia y el egoísmo político de parte de algunos sectores siempre existirán, El problema es que esa desconfianza sobrepasa el ámbito estudiantil, esa desconfianza es ciudadana.