martes, junio 07, 2011

El défaul del duopolio. Rafael Gumucio R.

La mafia de los partidos políticos chilenos está completamente quebrada: la crisis de representación que hemos venido denunciando se ha radicalizado hasta llegar el cúspide del desprecio y, aún, el odio a una casta política, que ha sido completamente incapaz de entender qué ocurre en la sociedad civil; para estos políticos, los ciudadanos son los verdaderos borregos – caterva de vencejos – que en cada elección les asegura sus sillones mediante el sistema binominal, y un universo lectoral cada vez más envejecido y fácil de dominar, incluso con pequeñas prebendas. Dejémonos de hipocresías: al igual que Alberto Fujimori, en Chile no han faltado los candidatos que reparten lentes a los “piticiegos” electores e, incluso, quienes profesan un populismo derechista y mediocre, que les ha dado buenos réditos a los representantes del partido más numeroso del Parlamento actual, la UDI.


Las encuestas son sólo un retrato de la realidad, sin embargo la Adimark ha provocado un verdadero terremoto; los representantes del bipolio nunca creyeron que el grado de desprecio y antipatía que les profesan los pacientes ciudadanos. El presidente Piñera tiene apenas un 36% de apoyo y un 56% lo rechaza, lo que significa un récord histórico en esta transaccional transición a la democracia. Sebastián Piñera se dio el lujo de ganarle a Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que obtuvo un 44% de rechazo en plena crisis asiática, y a Lagos y Bachelet con 41% y 42% - en el caso de esta última, a causa del desastre sin límites del Transantiago, y
que aún este inútil gobierno no logrado superar-.

En el dupolio, el desastre es aún más grande: la Coalición por Cambio apenas logró un 32% de apoyo y un 57% de rechazo; la Concertación, un 23% de apoyo y un 65% de rechazo. Nadie puede explicarse cómo cuando el 65% de los encuestados rechaza una combinación política, haya personajes que quieran mantenerla; la catatonia de la Concertación ha llegado a tal grado que, como los moribundos, sólo pueden mirar al pasado resucitando a sus muertos – Ricardo Lagos y Michelle Bachelet-. Está claro que los jóvencitos que aspiraban a líderes han fracasado completamente, como es el caso de Ricardo Lagos Weber, Alberto Undurraga, Ignacio Walker, Claudio Orrego, entre otros, quienes han demostrado ser incapaces de
sostener un liderazgo; lo mismo ocurre con la derecha: Juan Antonio Coloma, Carlos Larraín, y otros, provocan mas bien una sonrisa.

Que en Chile funcionan las instituciones es una piadosa tontería, que sólo puede salir de boca del “capitán planeta”: el senado tiene apenas un 30% de apoyo y un 55% de rechazo; la cámara de diputados tiene 24% de apoyo y un 59% de rechazo; si aplicáramos el sentido, estas corporaciones representan menos del tercio de los encuestados, por consiguiente, su legitimidad – si es que emana de la soberanía popular, sería, al menos, discutible. No sería muy desatinado pensar, como nuestros viejos políticos, que “la soberanía popular es un veneno para la democracia y lo mejor es que se repartan los sillones sin necesidad de elección”.

No faltará el político apitutado que buscará explicaciones para semejante desaire de los ciudadanos – podrá decir, por cierto que Alejandro Toledo y Alán García tuvieron porcentajes parecidos a los del presidente Piñera, que Silvio Berlusconi ha obtenido porcentajes más desastrosos que los del mandatario chileno, en fin, “mal de muchos, consuelo de tontos” y, por lo demás, la pésima calidad de la política lleva siempre al desastre de un populismo incontrolable.

El presidente Piñera dice, en Italia, que “Chile está bien, pero la política no está tan bien”, una de las tantas frases que dejan a quienes las leen, marcando ocupado. ¿Querrá decir que habrá que mantener Chile y enviar de veraneo a los políticos, incluido su gabinete ministerial? ¿Expulsará a Coloma y Larraín llamando a Ignacio Walker? ¿Se aburrirá definitivamente de estos inútiles políticos y gobernará con sólo empresarios, como lo estatuyó desde el comienzo? Al igual que Napoleón III, es difícil prever qué hará nuestro presidente ante este rififí eterno.

Parece que se confirma aquello de que la derecha es incapaz de gobernar en democracia. Este despelote es más o menos parecido a lo que ocurrió a finales del gobierno de don Jorge Alessandri, con la sola diferencia de que en los años 60 existía una alternativa en la DC y en la izquierda, hoy corrompidas en grado heroico para que el 57% de los ciudadanos los rechacen.

El gobierno de Piñera no ha podido hacer más tonterías para merecer este 56% de rechazo; los partidos de gobierno parecen de oposición – los parlamentarios de la UDI sacan un Manifiesto de cuero de diablo contra el proyecto Acuerdo de Vida en Común, además de errores como el apoyo a HidroAysén, el alza del gas en Magallanes y otras tantas tonterías.

En las elecciones presidenciales últimas, Marco Enríquez-Ominami supo canalizar en un poderoso 20% de la votación el descontento ciudadano con el duopolio; hoy, este rechazo es aún más grande y, seguramente, tendrá de nuevo una expresión en el movimiento que canalizó el entonces candidato presidencial.

Está claro que hay un movimiento ciudadano que, por lo demás, corresponde a parámetros mundiales, que más temprano que tarde canalizará la indignación contra la vieja y obsoleta casta política, dando paso a nuevas formas de democracia directa y participativa.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

es bastante coherente lo que ud.nos nuestra, es como una noticia de algun periodista,pero...ud. que propone o a quienes propone para que ocupen el sillón de Carrera?Cienty

09 junio, 2011 18:07  

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