martes, marzo 29, 2011

OBAMA, LOS JAIVAS Y EL SUBDESARROLLO CULTURAL. Andres Rojo.

Andres Rojo TorrealbaEl mismo día, en el mismo escenario y a partir del mismo evento -la recepción oficial del Gobierno de Chile al presidente de Estados Unidos Barack Obama-, dirigentes y militantes de grupos políticos oficialistas y opositores mostraron lo peor de su desarrollo cultural y exhibieron sin vergüenza alguna una manera de ver la política bastante provinciana y decimonónica.
Sin entrar a analizar la figura de Barack Obama o la relación del país con Estados Unidos, los dirigentes de la derecha trataron de convertir una simple visita amistosa, sin más significación que recordar a los latinoamericanos que EE.UU. no se olvida de su existencia, en una suerte de hito, un punto en el que se define una nueva relación entre las naciones del continente, dentro de la cual Chile se habría convertido en una especie de privilegiado.   Es evidente que nada de eso ocurrió y que asumir una ilusión como realidad es un síntoma grave de alienación.


            Tratar de reemplazar la realidad con las ilusiones impide tomar en serio cualquier posible de comprensión y de entendimiento, pero en honor a la justicia y la equidad hay que decir que en el mismo evento se produjo un fenómeno similar pero del signo político contrario, a partir de las críticas por la participación de Los Jaivas en la cena a Obama.

            Un grupo musical que ha dedicado su larguísima carrera a fusionar el folklore con el rock, sin haberse jamás matriculado con una opción partidista determinada pero que tiene un evidente compromiso con visiones de izquierda, se vio de pronto devorado por un huracán en el que la acusación de inconsecuencia era la más suave.

            No importaba que al mismo tiempo estuvieran presentes tres ex-presidentes de la República afines a la Concertación, dando una señal clarísima de que el encuentro en La Moneda no era un evento partidista ni mucho menos panfletario, a pesar de la tentación de algunos piñeristas y del propio Piñera por colgarse de la figura de Obama, fotografiarse con él y hasta pedirle autógrafos, como si se tratara de un rock star.

            El capítulo de Los Jaivas recuerda la tormenta que se desató cuando, en 1970, Nicanor Parra tomó una taza de té con la entonces primera dama norteamericana Pat Nixon.   Ante las críticas, similares a las hechas en estos días contra los músicos, Parra escribió: “Si el Papa no rompe con USA / si el Kremlin no rompe con USA / si Luxemburgo no rompe con USA / por qué demonios voy a romper yo”.

            Si no hubieran transcurrido poco más de cuarenta años entre uno y otro hecho, la comparación resultaría divertida, pero lo que no se entiende es que con esta falta de madurez Chile siga teniendo un prestigio que no se condice con su infantilismo.