miércoles, marzo 30, 2011

Karadima y Pinochet: las mismas familias otra vez. Juan Claudio Reyes S

En torno al caso Karadima se ha escrito mucho. Sin embargo hay una arista, develada por una de las víctimas, el médico James Hamilton, que ha sido un poco obviada. Se trata de la manera en que la élite católica, particularmente los miembros del Opus Dei y los “Legionarios de Cristo”, han intervenido para dar cobertura, mediática, financiera y de todo tipo al abusador, sus cómplices y encubridores. Dejando de lado el lamentable rol de la jerarquía vaticana, que se esmeró en ocultar la atrocidad del abuso sexual a menores, que “clamaba al cielo” desde siempre, es útil abordar la responsabilidad cómplice e inmoral de civiles que, como en otros casos, sacan provecho de instituciones corruptas, a las que dan adecuado apoyo.

En el caso de Chile, ya ha quedado demasiado develado como el Cardenal Errázuriz complotó para esconder la verdad, por años, intentando que ello prescribiera, civilmente y, ojala, se diluyera socialmente.
Para esto, contó con el apoyo de los sectores mas conservadores de la Iglesia Católica y, como siempre, con la acción encubridora, cuando no amenazante, de las familias que vana a defender siempre sus privilegios, que pasan por la mantención del status quo, incluso a costa de respaldar aberraciones contra menores.

Así se explica la gestión de amedrentamiento realizada por Eleodoro Matte, directamente con el Fiscal Nacional quien, sin respeto por su investidura, recibe con apuro a un “particular”, cuestión que, por cierto, no hace con el resto de los chilenos. Claro, el resto no es “de familia”.
No es necesario estirar el análisis para hacer el parangón entre esta conducta y la misma tenida, por los mismos conservadores y las mismas familias que, durante la dictadura, hicieron oídos sordos a las violaciones a los derechos humanos, incluso las mas aberrantes, contra la promesa de permitirles enriquecerse sin trabas, incluyendo la apropiación vil de las empresas del Estado, patrimonio de todos los chilenos.
Cuando las aberraciones de Karadima y sus cómplices, Obispos y curas de la parroquia emblema del integrismo se develan, entonces hay que salir “a prestarles ropa”. Primero negar, luego distorsionar, a través de los medios que controlan. Cuando la verdad fluye, como siempre, por ser mas fuerte que la voluntad perversa, entonces hay que presionar a las instituciones.
Así, saltarán a la palestra los mejores y mas caros abogados. Se utilizará todo el poder comunicacional que poseen, para desacreditar a las víctimas y, cuando nada de eso resulta, “enfermarán” al victimario, intentando que la justicia no pueda actuar.
Así lo hicieron con Pinochet. Así lo hacen hoy con Karadima.
Afortunadamente, no son capaces de darse cuenta que la sociedad es hoy mucho mas abierta que la que ellos quisieron perpetuar después del golpe de estado. Y que las redes sociales, la conciencia ciudadana y la vergüenza histórica pueden mas que sus pretensiones carentes de ética y pudor. La justicia chilena tiene una nueva oportunidad de reivindicarse…Dios quiera que la aproveche.

Marzo 29 de 2011

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

bueno sería volver a las formas originales de elegir las Comunidades a sus Obispos;ya en 1968 el Movimiento Iglesia Joven proponía esto,es decir,entre los parroquianos (cristianos pertenecientes una Iglesia)elegían quien se iba a ocupar de representar a la Diocesis, o sea, a su Obispo, cuestión que por cierto fué ignorada entre otras propuestas que tendían a Democratizar la Iglesia con el fín de hacerla más representativa .Es bien cierto q nunca es tarde para cambiar algunos vicios y "particularidades" que son las q nos llevan a lamentar estas y otras barbaridades.Cienty

30 marzo, 2011 22:10  

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