jueves, marzo 17, 2011

Columna de Gonzalo Rojas. Ignacio Walker Carta al Mercurio.

Señor Director:En su columna de ayer, Gonzalo Rojas me encara por mis duras declaraciones expresadas en twitter en relación al comportamiento del Gobierno frente al reciente maremoto producto del terremoto que tuvo lugar en Japón.Sostengo que el Gobierno lo hizo razonablemente bien con las medidas preventivas que adoptó a fin de evitar una eventual catástrofe, en relación con los posibles efectos del maremoto. Como dice el dicho, "más vale prevenir que curar". Aunque las medidas hubiesen parecido exageradas, ellas se justificaban en la perspectiva de salvar vidas y prevenir una catástrofe.

De hecho, cuando el señor ministro de Defensa se comunicó conmigo el viernes, a las 19 horas, a fin de señalarme que, en el análisis del Gobierno, era muy probable que las olas fueran de tres -y no de dos- metros, que habían subido de "alerta" a "alarma" en Isla de Pascua, y que no descartaban una posible declaración de estado de excepción, como me encontraba en trabajos de distrito, en la provincia de Quillota, le pedí a los vicepresidentes de la DC, Jorge Burgos y Claudio Orrego, que se dirigieran a la Onemi para inquirir más información y ponernos a disposición de la autoridad, ante la posible tragedia. Es lo menos que podía hacer, responsablemente, un partido de oposición, ante una situación semejante.
Hasta ahí, todo bien. De ahí para adelante, puros puntos malos.
El Gobierno se tentó con lo de siempre: la obsesión por la puesta en escena, la parafernalia mediática, la comparación odiosa, el uso y abuso de su posición dominante en los medios de comunicación, incluida una suerte de cadena nacional de TV durante todo el día viernes, con 15 intervenciones del ministro del Interior; en definitiva, el autobombo y la autocelebración, la soberbia y la arrogancia, convertidos en norma permanente de conducta.
La gota que rebalsó el vaso, y que en muchos de nosotros produjo una verdadera indignación, fueron las declaraciones del Presidente Piñera al día siguiente, comparando lo incomparable, con evidentes fines de aprovechamiento político: el contraste que habría existido entre el "caos" del 27-F con el magnífico desempeño del Gobierno un año después.
¿Es que el Gobierno cree que la gente es tonta? ¿Cómo se puede comparar lo del 27-F, con un terremoto y maremoto a las 3:34 AM, en forma completamente sorpresiva y repentina, en suelo chileno -no en Japón-, con lo ocurrido el 11-M, a miles de kilómetros de distancia, con 16 horas para prepararse ante los posibles efectos de un maremoto que pudiera afectar las costas chilenas?
La reacción y puesta en escena mediática del Gobierno fue simplemente una vergüenza, de una pequeñez inaceptable. En vez de un gesto de grandeza, en medio de la sensibilidad ambiente, el Gobierno entró al área chica, a la pequeña -y "miserable", como dije en mi twitter- comparación, a fin de mostrar lo muy bien que lo había hecho, frente a lo muy mal que lo habría hecho la Presidenta Bachelet y su gobierno (mi gobierno) el 27-F.
No hay autocomplacencia en mis palabras. Soy el primero en reconocer los errores que se cometieron (Shoa, Onemi, no haber sacado a los militares a la calle en Concepción el primer día, entre otros errores). Lo que nadie puede discutir es que son situaciones absolutamente incomparables.
Ignacio Walker
Senador