lunes, septiembre 20, 2010

DON RAUL. Santiago Robles


En el Antiguo Testamento, nos encontramos con “los profetas”.  Profeta, viene del Hebreo, y significa “testigo”.  Los profetas, como testigos de Yahve, eran personas escogidas por El, para mantener en el pueblo de Israel, la fe en un Dios único, el monoteísmo, y la esperanza en un Redentor, el Messias.  Cuando los profetas cumplían con su misión, no eran agradables ni a los reyes, ni a los sacerdotes, ni al pueblo, pues les denunciaban los males en que incurrían, las apostasías, la idolatría, el paganismo.
 Debido a esto, muchos profetas fueron perseguidos; otros muertos. Algunos de los profetas, recibieron revelaciones de Yahve, y pudieron pronosticar (profetizar), acontecimientos futuros. En Chile, tuvimos un profeta; éste fue el CARDENAL DON RAUL SILVA HENRIQUEZ,  para los mas íntimos, Don Raúl.  Nació en Talca el 27 de Septiembre de  1907, hijo de Ricardo Silva y Mercedes Henríquez.  Estudió en un internado de esa ciudad;  luego se trasladó a Santiago.  Al terminar sus estudios secundarios, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, donde se recibió de abogado.  A los 22 años ingresó a la Congregación Salesiana. Viajó a Turín, donde estudió Teología, siendo ordenado sacerdote en 1938.  En 1959, fue nombrado Obispo de Valparaíso; en 1961  Arzobispo de Santiago y en 1962, el Papa Juan XXIII, lo nombró Cardenal.  De modesto origen campesino, Don Raúl, alcanzó la máxima autoridad eclesiástica de la Iglesia Católica de Chile.



Líder carismático, se ocupó de promover los derechos de los campesinos; en esto influyó poderosamente, su niñez campesina.  Durante el gobierno del presidente Jorge Alessandri, impulsó la Reforma Agraria, en 5 fundos que tenía la Iglesia Católica; fue tildado de “loco”, de “comunista”, por la jerarquía de la Iglesia de esos años.  Sin embargo su proyecto fue aprobado por el Papa Juan XXIII.  En 1962, entregó 5 fundos que la Iglesia mantenía improductivos: en total 1.500 Hectáreas regadas, entregadas a 228 familias campesinas.   No sólo se preocupó de la entrega de tierras, sino que también de la capacitación de los campesinos, para hacer productivas sus propiedades y de los trámites notariales para poner esas tierras a sus nombres. .  Esta entrega de tierras, fue la base de la Reforma Agraria impulsada por el Presidente Eduardo Frei Montalva, quien en 1967, dictó la ley Nº 16.640, la Ley de Reforma Agraria.  Mediante esta ley, la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), entregó 10 millones de Hectáreas a mas de 50.000 campesinos, entre 1967 y 1973.



Luego vino el gobierno militar, que inició un proceso de Contra Reforma Agraria, despojando a los campesinos, de las tierras que les entregó la CORA; esto lo pudo hacer, debido a que los funcionarios de este organismo, no hicieron los trámites notariales para poner las tierras a nombre de los que las recibían.  Los campesinos quedaron en la mas absoluta indefensión.  Fue disuelta la CORA, y eliminada cualquier forma de asociación campesina.  Fue esta dramática situación la que llevó a Don Raúl a alzar su voz de protesta, creando instituciones que ayudaran a mitigar la exclusión y persecución de los campesinos.  Luego vino la defensa de los Derechos Humanos de los apresados por el gobierno militar, transformándose Don Raúl, en “LA VOZ DE LOS SIN VOZ”, creando organizaciones cristianas y ecuménicas, que permitieran paliar los problemas de desintegración social, marginalidad y miseria, a que fueron condenados los que apoyando a Don Raúl, se oponían a la dureza del gobierno militar.  Mientras otras iglesias cristianas chilenas, agradecían a Pinochet por haberles librado del comunismo y se ponían a su disposición, Don Raúl creó la “VICARIA DE LA SOLIDARIDAD”, en la que acogió a todos aquellos que sufrieron las persecuciones, el martirio y el destierro.  Esta acción causó el escándalo de muchos católicos, que acusaron al cardenal “de meterse en política”; estos católicos, fueron los mismos que, años antes, acusaron de “activista comunista” al Padre San Alberto Hurtado, s.j..  Don Raúl, pudo ver en los que sufrían encarcelados, torturados y desterrados, a un Cristo que sufría y tendía la mano, buscando otra mano amiga, que mitigara su dolor.  Sin dudarlo, Don Raúl tomó esa mano adolorida y la apretó con fuerza.



En 1978, hubo problemas con el gobierno de Argentina; Don Raúl no titubeó en “meterse en política” nuevamente, trabajando duro para evitar el conflicto bélico entre Chile y Argentina, obteniendo que el Vaticano,  nombrara un mediador, el cardenal don Antonio Samoré, quien evitó esta guerra fratricida, firmándose posteriormente un tratado de paz.



La comunidad internacional, reconoció la obra de Don Raúl, y le confió la Presidencia Mundial de CARITAS INTERNACIONAL.  Fundó la ACADEMIA DE HUMANISMO CRISTIANO, hoy Universidad; a través del INSTITUTO PROFESIONAL BLAS CAÑAS, perfiló otra Universidad, llamada hoy UNIVERSIDAD CARDENAL RAUL SILVA HENRIQUEZ.  Acompañó siempre a jóvenes, niños y adultos, con proyectos como la Gran Misión y la Misión Joven.
Sus últimos días los pasó junto a los niños de las aldeas SOS, en Punta de Tralca.  Amaba al pueblo de Chile, a sus trabajadores esforzados, al niño pobre, al campesino que vive de su tierra, a la mujer que debe sacar a su familia adelante, viendo en cada uno de ellos el rostro del Señor Jesús, quien el día 9 de Abril de 1999 lo llevó a su lado.  Chile entero despidió al amigo, al pastor y al guía.



La Vicaría de la Solidaridad aún existe; en las parroquias de la Iglesia Católica, funciona la Pastoral de la Solidaridad, que siguiendo el ejemplo de Don Raúl, se preocupa de mitigar el hambre de los mas desposeídos.



Don Raúl, de acuerdo a su condición de profeta, supo mantener la acción social de la Iglesia Católica, siempre vigente entre los campesinos y los trabajadores de Chile; el gobierno militar  le apodó “el cura rojo”, pero no pudo acallar su voz.  Su legado y su voz, permanecen entre nosotros, como un signo de esperanza en un Chile mejor, y no serán acallados.



El 27 de Septiembre próximo, se cumple un año mas del natalicio, de Don Raúl, nuestro profeta.  Ojalá que entre la euforia de las festividades del bicentenario, tengamos un momento para recordarle.



SANTIAGO ROBLES VALENCIA