domingo, junio 27, 2010

FALLECIMIENTO DE PATRICIO RIVERA VIEDMA ( EL "PATO RIVERA" )

SUS RESTOS SE ESTAN VELANDO EN LA CAPILLA DEL CEMENTERIO CATOLICO DE SANTIAGO , DONDE SE EFECTUARA UNA MISA A LAS 16.00 HORAS DEL DIA DE HOY, DOMINGO 27 DE JUNIO.
SUS FUNERALES SE EFECTUARAN MAÑANA, LUNES 28 DE JUNIO, EN EL MISMO CEMENTERIO CATOLICO, LUEGO DE UN RESPONSO QUE SE REALIZARA EN LA CAPILLA DEL CEMENTERIO A LAS 12.00 HRS.
INVITAMOS A TODOS LOS DE AYER Y LOS DE HOY, LOS QUE LO QUISIMOS Y RESPETAMOS, A LOS QUE LO CONOCIERON O SUPIERON DE EL,  A LOS QUE, COMO EL PATO, LUCHARON CONTRA LA DICTADURA CUANDO EN EL SUEÑO DE RECUPERAR LA DEMOCRACIA NOS JUGABAMOS LA VIDA.

EN RECUERDO Y HOMENAJE A PATO RIVERA, de Juan Azócar (*)

La última toma que realizó la Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES) antes de que el golpe la borrara del escenario social y político chileno, se efectuó en 1973, a escasos meses...
La última toma que realizó la Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES) antes de que el golpe la borrara del escenario social y político chileno, se efectuó en 1973, a escasos meses del 11 de septiembre, en el Liceo Arturo Alessandri Palma; el mismo que se tomaron, el miércoles 10 de julio de 1985, centenares de liceanos agrupados en el Comité PRO FESES, sorprendiendo al país con la primera acción de envergadura realizada por los jóvenes secundarios en doces años de larga desarticulación e inactividad.
En ese tiempo, el establecimiento se llamaba sencillamente Liceo 8, y la FESES de la época, dirigida por Miguel Salazar, tuvo motivos “diametralmente opuestos a los que nosotros, en 1985, tuvimos para tomarnos el Liceo A 12. En 1973, la FESES era la punta de lanza del activismo opositor a la Unidad Popular, pero en los 80, en nuestro imaginario sólo la unidad entre la izquierda y la DC permitiría terminar con la dictadura que a nosotros, como jóvenes, nos correspondió combatir”, declaró Patricio Rivera en una larga conversación para un libro sobre el movimiento estudiantil de enseñanza media de próxima aparición.
La toma del Liceo A 12 provocó un impacto pocas veces visto, tanto en las autoridades militares y educacionales, como en la dirigencia centrista que entonces dominaba la oposición al régimen de Pinochet. La amplia unidad política del movimiento secundario en torno a una estrategia activa de desobediencia civil y movilización, con un importante elemento de “autodefensa de masas” incluído, no dejaba de sorprender, máxime considerando que uno de los actores principales de esa línea, eran los liceanos demócrata cristianos, agrupados en la ASEC.
Uno de esos liceanos era, precisamente, Patricio Rivera. Había nacido en el seno de una familia más bien de izquierda, ya que su padre era socialista y funcionario de la ENAMI, mientras que su madre, jefa del Servicio de Bienestar del Ministerio de Obras Públicas, aun cuando no tenía una militancia activa, se reconocía como simpatizante de la Unidad Popular.
Patricio estudiaba en el Colegio San Ignacio de Alonso Ovalle, cuando en 1987, tuvo ocasión de ver un documental sobre el hallazgo de los detenidos desaparecidos que fueron encontrados en los hornos de Lonquén, en un foro que los sacerdotes jesuitas de ese establecimiento organizaron con toda la comunidad escolar.
Como muchos de sus compañeros, Patricio se impactó al conocer lo que estaba ocurriendo en el Chile real, y decidió que era necesario actuar. Un par de años después, ya adolescente, otro alumno del San Ignacio, de un curso superior, le habló del CODEJU, el Comité de Defensa de los Derechos Juveniles, que precisamente desde el año 78, venía constituyéndose en uno de los incipientes espacios de encuentro y de articulación de iniciativas movilizadores en contra del régimen. Patricio comenzó a ir, “prácticamente todos los días a la CODEJU. Me pasaba después de clases, pero reconozco que nadie me pescaba, quizás porque todavía yo era muy chico”.
Por entonces, el presidente del CODEJU era Felipe Sandoval, que había reemplazado en el cargo al también DC Guillermo Yungue. Patricio, de tanto insistir, logró que la entidad le asignara algunas tareas. Mejor aun, pudo acceder a libros y publicaciones periódicas de carácter político y social, “imposibles de conseguir por otras vías”. Al tiempo que se reafrimaban sus convicciones anti dictadura, se sintió progresivamente identificado con las tesis del humanismo cristiano. No fue extraño que resultara invitado, por fin, a una reunión a la sede de la JDC, en la calle Fanor Velasco, y que al poco tiempo comenzará a militar en esa organización.
Anterior a esa decisión, sin embargo, Patricio había tenido una gran búsqueda de un espacio en el cual canalizar, desde su condición de liceano, su vocación política y sus ganas de aportar a la lucha en contra del régimen dictatorial. De hecho, participó en una de las reuniones que la Agrupación de Estudiantes Medios (AEM ) -formada principalmente por estudiantes vinculados al MIR- efectuó, en 1982, en la Vicaría de la Zona Oeste de Santiago, como también en dos de las asambles que secundarios de la UES, del FUDEM, del CEM y de la UDEPA efectuaron en el Sindicato de MADECO, a mediados de 1983, y que serían la génesis, posteriormente, de la Coordinador de Organziaciones de Enseñanza Media (COEM).
En la JDC, Patricio se incorporó al Frente de Enseñanza Media de la organización, dirigido entonces por Andrés Molina, que luego pasaría a llamarse Agrupación Secundaria de Estudiantes Cristianos, ASEC, bajo la conducción de Alejandro Peña, el actual Fiscal de la Zona Sur.
A los 16 años, Patricio asumió la presidencia de la ASEC y, al tenor de las exigencias del período (en el país ya se había iniciado el perído de abierta movilización y protestas populares en contra del régimen), se propuso “sacar a la ASEC de su ensimismamiento partidario”.
Patricio Rivera señaló que los dos presidentes de la ASEC que lo antecedieron en el cargo, Alejandro Peña y Andrés Molina, “internamente hicieron un buen trabajo, en términos de capacitación, campamentos de verano y otras cosas vinculadas a la mística como JDC, pero siempre tuvieron temor a salir hacia afuera. Yo salí con todo”.
Agrega que “en aquellos tiempos Miguel Salazar era el presidente de la JDC, que había sido presidente de la FESES hasta su disolución luego del golpe, por lo que yo sabía mucho de lo que fue la FESES en el período pre 73”. A raíz de esa cercanía con Salazar, Patricio se alineó internamente con el denominado sector “guatón” de la DC, el mismo que, paradojalmente en su caso, desconfiaba de una alianza amplia con la izquierda.
Al frente de la ASEC, Patricio impulsó la conformación de un comité orientado a la reconstrucción de la FESES. Durante el año 84, de hecho, logró constituir un primer Comité PRO FESES, prescindiendo de la izquierda, agrupada mayroitariamente en el COEM.
En rigor, ese primer “Comité Pro FESES” no fue más que un intento de crear una organización estudiantil limitada a los secundarios de los estamentos juveniles de los partidos políticos de la Alianza Democrática (AD): específicamente a los demócrata cristianos, la Juventud Socialdemócrata y la Derecha Republicana. Sin embargo, nunca logró legitimidad entre la masa de los estudiantes secundarios, porque nunca logró trascender de la fuerza partidaria de esas colectividades , que era más bien escasa. Así, en la ASEC renació la certeza de que era necesario reintentar un acercamiento con la izquierda. En opinión de Patricio “ese primer intento falló porque se circunscribió a la oposición centrista, que tenía muy poca presencia social a nivel estudiantil. Faltaba un componente real. Faltaba integrar a la izquierda”.
Consecuente con ese diagnóstico, Patricio empezó a explorar alguna vía para acercarse a la izquiera liceana, decisión que le acarreó no pocos problemas al interior de la DC: “En el partido hasta me tildaron de izquierdista encubierto, pero yo ya estaba convencido a esas alturas de que había que salir con todo para afuera, y que había que converger con los otros actores de la política democrática, que en el caso del movimiento estudiantil, claramente era la izquierda. Y así tuve una conversa con Víctor Osorio. Fue la primera persona del COEM con quien tomé contacto en 1985”, añade.
“El Turco” José Antonio Sabat, otro destacado militante de la JDC y la ASEC, valora que Rivera, siendo en esos días “guatón”, es decir, parte de la tendencia del falangismo que no compartía la estrategia de entendimiento con la izquierda, diera el paso de abrir el diálogo “para ir conformando las bases tendientes a recrear lo que fue la FESES”.
Agrega que “El Pato nos comentó que estaba realizando esas conversaciones, a principios de 1985. Durante el año anterior no se dio –o no se quiso dar- esa estrategia unitaria con la izquierda. De hecho, en el año 84, el COEM desarrolló algunas iniciativas, como las tomas del Darío Salas y del Valentín Letelier, a las que no se plegó la ASEC. Eso cambió a partir de 1985”.
Así, a mediados de 1985, se constituyó el Comité PRO FESES, con un Comité Ejecutivo que fue formado por Patricio Rivera (JDC), de la ASEC; Víctor Osorio (IC), Gonzalo Durán (JS Almeyda) y Lawrence Maxwell (JJCC), todos del COEM, y Nolberto Salinas (JSD) y dirigente de la Acción Democrática Estudiantil (ADE).
Precisamente desde ese rol, Patricio aportaría a la reconstrucción unitaria del movimiento estudiantil secundario en los años 80, y al decidido aporte de éste a la lucha antidictatorial, uno de cuyos hitos fue, precisamente, la toma del Liceo A 12, en julio de 1985.
La toma dejó “helada” a la clase política, y el propio Patricio, en una entrevista realizada días despúes de la toma, criticó a los dirigentes de la Alianza Democrática, “que al principio nos rechazaro y que ahora, con el impacto que provocamos, se quieren subir como sea al carro de la victoria”.
El impacto al que aludía Patricio no era una exageración: Durante todo ese mes, el conflicto se mantuvo latente en el debate nacional: tanto la alcaldesa de Providencia Carmen Grez –que luego de la toma ordenó cerrar indefinidamente el establecimiento- como el entonces Ministro de Educación, Horacio Aránguiz, presentaron sus renuncias. La prensa nacional y los sectores políticos de la época comenzaron a poner atención en las demandas y en la movilización de los pingüinos, que habían irrumpido con fuerza como un nuevo actor social.
Patricio Rivera fue uno de los protagonistas de ese desconocido fragmento de la historia de la lucha anti dictatorial.
(*) Juan Azócar, es periodista, militante del Partido Socialista de Chile y pertenece a la generación de Patricio.