miércoles, marzo 24, 2010

El nuevo gobierno, la nueva oposición. Andrés Jouannet

“Ninguna oposición puede renunciar a su cometido, dejando sin más gobernar al Gobierno”, señala el politólogo Italiano Gianfranco Pasquino en su libro “La Oposición”.
Durante los 20 años que han transcurrido de la nueva democracia chilena, la cultura política chilena se acostumbró por inercia a que la Concertación Gobernaba y la Alianza era oposición. Esto cambió, pero los cambios en política no se dan en automático, aun cuando institucionalmente éste ya se haya producido. El cambio es un proceso, sobre todo en el caso chileno, donde la Concertación gobernó por tantos años, como también fue en el pasado, cuando la derecha gobernó junto al régimen de Pinochet, a la Concertación le llevó un tiempo asumirse gobierno. En los primeros años de Aylwin, muchos militantes y dirigentes de los partidos de gobierno quedaron pegados en el discurso dictadura-democracia -ese es uno de los motivos porque duró tanto la discusión del fin de la transición-. Por su parte, el discurso de la derecha, en los albores de la nueva democracia, era que todos los resultados positivos que obtenía la Concertación eran gracias a la herencia que había dejado el Gobierno Militar. Pasado un tiempo, ambas coaliciones se fueron ubicando en la posición política que les correspondía, ya sea de gobierno u oposición, a estos últimos les costó más el aprendizaje; armar un discurso y consolidar unidad de partidos. Recordemos que durante el gobierno de Aylwin e incluso durante la primera parte de Frei, la oposición se enredaba en constantes disputas internas, en el que incluso estuvo involucrado el actual Presidente de Chile, el caso de espionaje telefónico, llamado Piñera-Gate, es sólo una de las tantas desavenencias entre los partidos de la entonces oposición. Desde la primera candidatura a Presidente de Joaquín Lavín, la derecha asume lo que Pasquino llama una oposición frontal y organizada......Por su parte, la Concertación sabe, en otro contexto, lo que es ser oposición. La oposición de la segunda mitad de la década de ‘1980s logró consolidar lo que Aylwin ha llamado “el encuentro y unidad de los contrarios”, además de haber tenido un discurso político único, que era el retorno pacífico a la democracia y un programa de gobierno definido, llamado “proyecto alternativo”. Pero, lo interesante, además resulta que la Concertación, como oposición fue capaz de poner en positivo conceptos políticos que tienen sesgos negativos; oposición es un concepto que tiene una connotación contraria, de impedimento, de obstáculo, de desconstrucción, en fin negativo. En este mismo sentido, en la confrontación del Plebiscito de octubre de 1988, logró poner el “NO”, como un elemento positivo, de esperanza y de unidad.
En la actualidad, el Gobierno debe rápidamente aprender a gobernar, no con efectismo sino con políticas programáticas e ideológicas que distingan su gobierno de los anteriores de la Concertación. Así, como el sello del Gobierno de Aylwin fue la reconciliación y el crecimiento con equidad, este gobierno que a diferencia del de Aylwin no es fundacional, debe rápidamente encontrar un sello de gobierno ideológico.
Por su parte, la Concertación debe con celeridad aprender a ser oposición, ya no gobierna el Ejecutivo y tampoco representa la misma coalición política que se fundó en febrero de 1988. La Concertación como la conocimos ya no es aquella Concertación que nació para derrotar la dictadura cuya supervivencia estuvo supeditada a gobernar responsablemente Chile. Desde la
Concertación de los padres fundadores, ya ha corrido mucha agua, hoy lo primero es adecuar sus partidos a la nueva realidad político social que vive Chile. Así como alguna vez socialistas, democristianos y socialdemócratas se unieron, en un contexto sociopolítico, para derrotar una dictadura y consolidar la democracia, la unidad de la oposición debe ser por sobre todo ideológica, no solamente para recuperar el poder, es mucho más allá que una sociedad instrumental. Los partidos de centro izquierda deben entender que antes de afianzar la unidad de la oposición, deben modernizarse y responder a los nuevos requerimientos que la sociedad demanda de la oposición y luego develar si existe o no la Concertación como conglomerado de ideas, y de ser así, demostrarle a Chile que es una oposición de verdad, que aspira nuevamente liderar el País con un nuevo proyecto.
Dr. Phil. Andrés Jouannet
Doctor en Ciencia Política U. Heidelberg
Giro País
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