sábado, febrero 13, 2010

El nuevo escenario y los desafíos del PDC.. Diego Calderon

Pasados unos días de las elecciones nuestra atención se ha fijado en el proceso que ha comenzado en la Concertación y principalmente en el PDC orientado a definir como enfrentaremos los próximos años este nuevo escenario en que nos encontramos en oposición al gobierno y la derrota electoral nos empuja a realizar profundas rectificaciones. Es en este estado en que creo necesario plantear a los camaradas los siguientes puntos- que a mi juicio- nos permitirán enfrentar esta realidad de la mejor manera, esto es fortaleciendo a la Democracia Cristiana como eje del sistema político en los próximos años. Estas propuestas parten de un diagnóstico no menor, el que nuestro partido se encuentra en crisis y que su supervivencia depende de hacer cambios importantes a la forma en que vemos las cosas y realizamos nuestra labor dentro de la sociedad. Algunos piensan que lo anterior no es cierto y en una actitud de extraña soberbia pretenden eludir sus responsabilidades en esta crisis escudándose por ejemplo en el último resultado electoral, que aunque reconozco satisfactorio, no es ningún éxito ya que la estrategia utilizada de privilegiar la elegibilidad por sobre la votación nacional es pan para hoy y hambre para mañana. El resultado electoral de la reciente elección parlamentaria demuestra que nuestro partido ha perdido consistencia y se ha transformado más en un conjunto de personalidades que en una común-unidad de personas entorno a objetivos comunes, es importante llamar la atención de que si bien durante los noventa tuvimos bajas importantes en nuestra votación éstas bajas fueron más o menos similares a lo largo del país mientras que ahora vemos como en algunos distritos nuestra votación es marginal y en otros muchísimo más grande, es decir, la elección de nuestros parlamentarios ya casi no depende de la capacidad del partido de movilizar gente para sus campañas sino de sus propias cualidades personales y los recursos que invierten que muchas veces son de dudoso proceder.
Parece complejo para nosotros tener que hacer esta afirmación pero lo cierto es que gran parte del electorado que nos respaldó a comienzos de los 90´ se ha cambiado hacia la UDI que aunque resulte irritante ha penetrado con gran habilidad en los sectores populares donde hemos sido desplazados, ello se debe principalmente a nuestro alejamiento de la base popular y de las organizaciones sociales o intermedias, precisamente aquellas en las que campeábamos años atrás y que son el sustento de nuestra concepción comunitaria del hombre y la sociedad. Lo anterior se debe precisamente a nuestra pérdida de identidad, un partido que hasta para muchos de sus propios militantes carece de visión, de proyectos y de motivos para existir en la realidad nacional. En concreto, a los ojos de la población, de alternativa humanista cristiana nos camuflamos con la centro izquierda, de alternativa transformadora nos volvimos conservadores, de partido con vocación popular comenzamos a ver a nuestros militantes defendiendo a los poderosos (las Isapres, las AFP y telefónicas entre otros) primero haciendo lobby en su favor y luego incluso dirigiendo el partido y entrando en el parlamento, la falta de credibilidad y los conflictos de intereses se transformaron en el pan de cada día.
Son tantos puntos y conflictos, la gran mayoría de ellos fueron tratados y encontraron solución en el V Congreso Ideológico que confirmo una vez más que el problema del partido no radica ni en su falta ideas ni en su capacidad o incapacidad de pensar el futuro sino en la actitud de sus dirigentes de hacer caso omiso a la necesidad de rectificar el camino que hemos seguido en los últimos años. Es necesario recurrir al documento del V Congreso para reafirmarlo y recordar a los dirigentes del partido y a todos los militantes lo que nosotros mismos nos planteamos y no hemos logrado cumplir.
Podemos realizar una lista interminable de elementos que han desintegrado la convivencia partidaria y dinamitado la confianza del pueblo en nosotros, sin embargo, el llamado más importante hoy en día es a construir y es en esa línea donde quiero contribuir.


1. Renovación Partidaria

La renovación no es como algunos pretenden una caza de brujas contra quienes han gobernado el partido, menos como otros pretenden significa establecer una jubilación para los más viejos e instalar criterio etareos para definir quienes tomaran las riendas de la DC. La renovación como la considero significa re-novar, re-crear, re-barajar la situación en que nos encontramos, ello implica que muchos den un paso al costado, pero a la vez que quienes asuman o se integren establezcan claros compromisos con una nueva forma de hacer política en donde aprendamos de los errores cometidos y exista la voluntad de hacer al partido mucho más participativo, y además mucho más ejecutivo en las tareas que los militantes le encomienden a nuestros dirigentes.
Dentro de ésta idea si sobra gente, y debemos hacer esfuerzos por marginar a aquellas personas que están en este partido por interés, por pega, por lealtad a determinados dirigente… Este partido con los ideales y la doctrina que profesamos no son para cualquiera, debemos aprender a ser minoría si es necesario con tal de defender nuestras ideas, nuestros valores, nuestros principios que son la única razón por la que nos unimos.
Del mismo modo debemos asumir con claridad que estamos en el siglo XXI, en un mundo muy distinto al de hace décadas atrás por lo que nuestro partido debe tener la capacidad de renovarse con mucha más rapidez y habilidad, de mantenerse a tono con la sociedad en la que se desarrolla tanto programática como discursivamente, la doctrina permanece pero ella nos sirve para interpretar los fenómenos sociales y darles una respuesta, hay veces en que el partido parece esperar y guardar silencio frente a los cambios sociales como si estos fuesen ajenos y ello debe acabar, tenemos una política mucho más dinámica y a esta nueva realidad debemos ser capaces de darle respuesta.


2. Nuevos Estatutos

No habrá un nuevo partido sin cambiar nuestra forma de organizarnos, está claro que la DC no es el mismo partido que hace 50 años atrás por lo tanto mantener una estructura de masas del siglo pasado es simplemente inconcebible y bastante absurdo, a mi juicio se debe modificar radicalmente la organización del partido haciendo cumplir el mandato del V Congreso Ideológico que en su punto 169 establece una comisión para elaborar un nuevo estatuto que debiera contener esencialmente las siguientes ideas:
a. Modificar la estructura territorial de manera de hacerla más realista, más ejecutiva y concordante con la división electoral del país. Esto implica replantearnos desde si tenemos tantos cargos directivos en cada uno de los niveles hasta si vale la pena tener estructuras provinciales o si es mejor hacerlas distritales. Además debemos potenciar las instancias más participativas para fomentar el debate democrático interno, me refiero a instancias como Juntas regionales o el Consejo Nacional.
b. Separar claramente la administración del partido de la gestión política de manera de hacer más eficiente y transparente la mantención del padrón de militantes, la gestión económica, la relación con los funcionarios del partido, etc.
c. Formación permanente: La formación de militantes por parte del partido prácticamente dejó de existir desde hace muchos años, necesitamos que la formación sea de carácter permanente y realizada con mucho más formalidad, que se den diplomas por aprobar cursos y que el partido se comprometa en buscar formas para renovar una gran cantidad de libros que se han perdido o cuyos ejemplares son escasos.
d. Requisitos de militancia: Se debe crear la figura del adherente del partido que será aquél que se identifica con los valores y principios del partido pero que no adquiere derechos ni asume responsabilidades que si asume el militante como son el participar de las reuniones partidarias, votar en las elecciones internas y el pago de cuotas, de éste modo aquel militante que no cumpla con sus responsabilidades debiera perder tal calidad y pasar a ser adherente perdiendo a su vez sus derechos. Es necesario además establecer como requisito para ser adherente o militante el contar con un documento que acredite el haber sido parte de un curso de formación.
e. Una vez establecidos los nuevos requisitos del militante y escuelas de formación se debe hacer un re-fichaje de manera de sincerar el padrón de militantes.
f. Establecer incompatibilidades expresas entre ejercer cargos partidarios y ser director de empresas.
g. Establecer definitivamente que las elecciones internas deben realizarse a través de una elección “un militante un voto” para democratizar el partido. Del mismo modo establecer claramente los procedimientos a seguir para elegir a nuestros candidatos a elecciones populares.


3. Estrategias de aquí a las próximas elecciones

a. Enfoques de la gestión política: Si el PDC pretende perdurar en el tiempo debe desde ya establecer estrategias tanto para ser oposición como para enfrentar las municipales del 2012, es decir, las primeras elecciones en las cuales operará la inscripción automática y el voto voluntario. En un escenario como ese el desafío debe ser crear redes partidarias que permitan movilizar a mucha gente y eso implica reforzar nuestra presencia en sectores que tendrán un importante rol en ello y también en la oposición al gobierno, me refiero a los sindicatos, los gremios y las Federaciones de estudiantes. Ello implica un esfuerzo del partido junto a los frentes respectivos realizando un análisis de la situación de nuestros militantes en sus espacios de acción de manera de identificar las formas en que el partido puede ayudar a fortalecer su presencia.
b. Contenido: Con respecto a nuestro discurso tenemos un importante desafío, por un lado separarnos de la tentativa lógica de negar la sal y el agua al nuevo gobierno y por otro lado mantener una clara oposición a los ideales y valores que representa la derecha en el gobierno, para ello es clave consolidar un programa coherente y consistente de manera de hacer una oposición seria y constructiva, pero jamás colaborativa, asumir de plano la “democracia de los consensos” es entregar un cheque en blanco, los acuerdos nacionales deben estudiarse caso por caso sin establecer parámetros generales. Una manera positiva para realzar nuestras ideas es que los parlamentarios del partido destinen sus gastos de asesorías a un fondo común para financiar profesionales dedicados a la elaboración de proyectos de ley y a la promoción de estos dentro del Congreso como ocurría años atrás. Si bien se está trabajando en un “centro de estudios” para el partido lamentablemente éste estaría integrando solo ex personalidades del gobierno sin integrar suficientemente actores del mundo social y profesional que es donde debemos radicar nuestros mayores esfuerzos.
c. Prioridades: Un tema no menor es nuestra política de alianzas, lo cierto es que estando en la oposición el mantener la Concertación no tiene mucho sentido ni utilidad más allá de servir para enfrentar determinadas coyunturas en el Congreso y cierta gobernabilidad local, es importante que el partido tenga la capacidad de enfocarse en su propio bien y progreso en vez de estar subordinando los intereses de la democracia cristiana por conservar un pacto que ha sido en los últimos años mas bien perjudicial para nuestros intereses. Lo cierto e incuestionable es que pese a que los partidos de izquierda de la Concertación (quizás con excepción el Partido Socialista durante a la gestión de Escalona) están concientes de que la Democracia Cristiana es clave para ser mayoría, en todos los escenarios han hecho lo imposible por debilitarnos y crecer a nuestra costa, ello debe terminar y debemos hacer saber categóricamente, primero los intereses de Chile, luego los del partido y por último nuestro sistema de alianzas.
d. Estrategias a largo plazo: Es clave también contar en el partido con una comisión electoral que comience a desarrollar desde el primer minuto estrategias de aquí a las próximas elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales, una plantilla de candidatos preparada y proyectada con anterioridad es de mucha ayuda.

La realidad en el mundo es un verdadero desafío, estamos terminando una transición entre el siglo pasado y ya comenzamos a vislumbrar el mundo que nos tocará enfrentar, uno donde prima el capitalismo sin contrapesos y el individualismo se expande por todos los rincones del mundo y vemos como la política se ve desacreditada ante el dominio del dinero y los poderes fácticos que se extiende por todos los continentes, donde la unipolaridad cede ante una bipolaridad curiosamente entre dos potencias capitalistas donde la democracia y la soberanía se ven difusas, donde los partidos de izquierda asumen la socialdemocracia y la mayoría de ellos gobiernan utilizando modelos económicos en los que dicen no confiar, donde los partidos de derecha se camuflan con el discurso de la izquierda para llevar adelante sus programas liberales, donde las sociedades del mundo se visten de valores que no practican y la desigualdad parece ya tolerarse como algo cotidiano y la solidaridad desaparece tras el manto de la caridad, donde en nombre de la libertad se producen las más grandes atrocidades sin un orden mundial suficientemente valiente para detenerlas, donde si no reina el desinterés se impone el miedo y en consecuencia la inercia, etc.
Es en este mundo donde debemos ser alternativa, donde debemos difundir nuestras ideas y valores, donde debemos volver a ser la esperanza de un nuevo amanecer y representar los valores cristianos acogiendo los llamados de la Iglesia a conquistar los corazones de las personas que se sienten desamparadas en un planeta en que los poderosos los miran con indiferencia. La democracia cristiana fue grande porque entendió que para serlo debía aspirar a más que a un puesto en el gobierno o a una o dos decenas de parlamentarios, debía ser un faro en América Latina, para todos los pueblos sin distinción, una propuesta democrática y popular, de cambio y transformación para reinvindicar las grandes aspiraciones de progreso y desarrollo con igualdad y libertad.

Para finalizar me parece extremadamente relevante sacar a relucir los siguientes párrafos de Jaime Castillo Velasco, que pese a ser escritos hace mucho tiempo resultan reveladores para explicar nuestra realidad partidaria y para orientarnos acerca del camino que debemos seguir, el de un partido de vanguardia:

“Los intereses inmediatos se calculan en función de un porvenir. El éxito no depende de obtener parlamentarios a toda costa ni de tener Ministros ni diversos instrumentos de acción. El éxito depende, antes que eso, del modo cómo se actúa para llegar a poseer todo ello. Y el hecho de que así la tarea sea más larga, no es razón para que se la abandone o se cambia la línea. El partido vanguardia sabe, en suma, que es minoría y no aspira a convertirse en mayoría sino cuando realmente lo sea. De allí no tenga interés en crecer salvo desde dentro. Crecer, para él, no es sumar fuerzas heterogéneas: es madurar interiormente en un grupo selecto que trasciende su propio horizonte sólo por su indomable rigor doctrinario y organizativo.”

“A nuestro juicio, la misión del Partido Demócrata Cristiano es la de constituirse como una fuerza renovadora, en todos los sentidos de la palabra, y con la máxima intensidad de la acción. Todo conformismo de política general o de estrategia inmediata la reduce a nada. Su juventud, sus cuadros sindicales, sus representantes intelectuales deben estar imbuidos del sentido de misión que es propio a toda gran tarea. Sólo dentro de la atmósfera de la rebeldía, del espíritu de lucha y aún sufriendo la odiosidad de los que poseen el cetro de la injusticia o del poder mal habido, se forjarán los teóricos y los realizadores de una gran política nacional. Es imbécil tender sobre todo eso palabras de vergüenza, de prudencia o de “realismo”. Un Partido Demócrata Cristiano al cual se acostumbre, a través de más de dos generaciones a conformarse con todo lo que se da en la sociedad actual sean realidades de Derecha o de Izquierda, tiene un solo fin próximo: disgregarse entre la demagogia, el “burguesismo” o la burocracia.”

” Todo ocurre de modo muy distinto si concebimos al Partido Demócratacristiano como una vanguardia. En este caso, la homogeneidad doctrinaria es indispensable. El carácter modelador de la organización se hace patente. Sus miembros dejarán de ser correligionarios para ser militantes; es decir, soldados de una causa muy exigente. La disciplina será férrea y el sentido de unidad, profundo. Ahora habrá no sólo un mero ganar batallas electorales sino una misión concreta: realizar en plenitud desde el poder las concepciones del Partido”
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