martes, junio 30, 2009

Nueva Concepción de Estado después de la Crisis. Crítica comunitarista a Tesis de Ricardo Núñez. Gonzalo Wielandt

El honorable Senador de la República, el socialista Ricardo Núñez, ha declarado que “Los partidos progresistas de izquierda hoy no están preparados para afrontar con propuestas concretas el escenario posneoliberal que dejará la crisis económica internacional” (La Nación, 29 de junio de 2009). A tal cuestionamiento señala de qué modo el Estado conversa de mejor manera con el mercado. Ciertamente, a partir de esta idea es preciso redefinir las relaciones entre Estado y mercado después de la crisis económica ocasionada por la especulación financiera del marco neoliberal. En este sentido, al redefinir la relación entre ambos agentes, es necesario definir que se entiende por Estado y que se entiende por mercado en este cambio de época. Es decir, a qué tipo de Estado y mercado se orienta el nuevo escenario socio-económico internacional. . Si no es neoliberal, ¿cuál? A modo de respuesta cabe recordar que muchos partidos y tendencias ideológicas diversas convergen en la proposición de un Estado social y democrático de Derecho”, lo que contrasta con la afirmación del Senador Núñez afirmar que “sigo convencido que los únicos que están en condiciones de proponer una solución a una sociedad neoliberal, van a ser las fuerzas progresistas de izquierda, pero bajo la condición de que éstas mantengan unidas entre sí y crecientemente creativas, para enfrentar estos nuevos desafíos” ” (La Nación, 29 de junio de 2009). De esta afirmación surgen dos cuestionamientos a tal postura exclusivista. Primero, el decir que sólo las fuerzas progresista de izquierda están llamadas a dar una solución para redefinir el escenario postcrisis, cuando son variadas y diversas las fuerzas que proponen un Estado social y democrático derecho resulta preocupante por cuanto demuestra, ya sea una pretensión de voluntarismo de camino propio del socialismo, o bien un desconocimiento o ignorancia de las orientaciones y propuestas de otras tendencias no de izquierda clásica propiamente tal, principalmente, las corrientes comunitaristas. Segundo, sostiene la unidad de tales fuerzas para que se cumplan tales condiciones ya en comento. Preocupa, que el distinguido y hábil Senador Socialista aclare el tipo de unidad a la que él se refiere, por cuanto sólo alude las fuerzas progresistas de izquierda, por lo que nuevamente puede haberse sugerido la recomposición de un frente exclusivamente de izquierda, lo que para ser exactos no queda transparentemente explicado.
Por último, declara el intelectual senador que una “nueva mirada del Estado debe apuntar a ser capaz de generar un diálogo permanente con el mundo del trabajo y de la empresa, para evitar posibles conflictos que impidan el desarrollo de la nación. Por eso creo que el socialismo del futuro, el Estado es un pilar fundamental, pero también debe ser entendido como un gran articulador de todas las fuerzas sociales vitales” (La Nación, 29 de junio de 2009). Tal conclusión apunto a destacar el rol del Estado como articular de todas las fuerzas sociales vitales, lo que de algún modo se aproxima a las aspiraciones comunitaristas, sin embargo, no aclara el tipo de fuerzas sociales a las que se refiere y además sostiene aún la relación Estado-Mercado sin agentes mediadores protagónicos, en particular la sociedad civil entendida como la comunidad organizada y no como intereses individuales organizados.
La reacción comunitaristas global es justamente a la versión socialista o socialdemócrata global tradicional que no deposita el cambio en la sociedad, sino que en el Estado. No aspira a una mejor sociedad con la participación de la sociedad, sino que a una mejor sociedad desde el Estado, entendiéndola como un actor prácticamente pasivo, ya que define el rol de la sociedad civil en la relación Estado-mercado. Es por ello, que la alternativa real al escenario posneoliberal son las visiones social-comunitarias, que asumiendo y reconociendo el status y el rol del Estado y el mercado, proponen a la comunidad organizada como un agente determinante y estructurante de tal relación. El Estado social y democrático de derecho, logra consistencia democrática sólo si está orientada comunitariamente, por tanto, la apuesta es a superar la sociedad individualista egoísta, ya que sólo el cambio del Estado no garantiza profundidad democrática y valoración de la inclusión de los derechos.
El desafío del escenario posneoliberal no es exclusivo de las fuerzas progresista de izquierda, sino que de la comunidad organizada como fuerza cooperadora del Estado e impulsora del mercado transparente. Es así como, el socialcomunitarismo es la alternativa no excluyente para enfrentar las paradojas y complejidades de esta nueva realidad del capitalismo global.
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