jueves, mayo 28, 2009

ANDROPAUSIA POLITICA. Heriberto Arancibia

Cada día amanecemos en un mundo distinto y al que no estamos preparados a enfrentar, la actividad política no está ajena a ello.
El auge de parlamentarios antisistemas o los llamados “Díscolos”, dan cuenta de un nuevo escenario y movilidad e independientemente a las posiciones que uno pueda o no compartir, están siendo un gran y novedoso aporte para unos y; el caos, el miedo a un nuevo repertorio para el club de la andropausia política: “traidores”, “tránsfugas”, “tumor maligno”, “mayoría espuria”, “destructores del país”, “asesinato político". Difícil tarea para el mundo político que está “acostumbrado a mover un solo pie” y que muestra una indisimulada incapacidad para generar nuevas formas de enfrentar las diversidades dentro de este escenario que les es desconocido.
Cuando “llegó el caos”, la respuesta primera fue el viejo y anacrónico llamado al orden, pero a poco andar, su inesperado resultado trasladó el péndulo al otro extremo, al laissez faire de “los ateos creyentes”: el más inusual y notable de los ejemplos (entre muchos) es el diputado de Concertación que es candidato presidencial y que compite con el candidato presidencial de la Concertación. Lo más claro es que este diputado en condición de presidencial “es de Concertación, pero no lo es”.
Pero el caos no es casual, es el aviso explosivo de la necesidad de cambio. Como dice George wil: “el caos es levadura productiva y fermentación creativa”.
Para la andropausia política el caos es el miedo; para los líderes modernos es la posibilidad de abrasión creativa, es el insumo de la paleta con que el pintor realiza la nueva obra, es una oportunidad de “transformar el roce de enfoques en un proceso fructífero de innovación”, reemplazando la estrategia de guerra por el uso de sus capacidades creativas. Es la arena que irrita a la ostra y crea la perla.
El problema no se resuelve levantando y repitiendo “frases” de cambio, de futuro o ideas nuevas. A la distancia se puede advertir por su ruido que la vieja carreta viene vacía. Para el efecto, el primer problema a resolver “no es cómo instalar pensamientos nuevos en la mente, sino cómo desmontar de la cabeza las ideas viejas.” Mientras esperamos las nuevas ideas, los comandos se van llenando de “expertos escaladores del muro equivocado”
A no engañarnos el mundo de las ideas nuevas pertenece a la creatividad e innovación. Para Gutenberg “las diferencias” entre una moneda y una vieja prensa de uva no fue un problema, fue el nacimiento de una nueva idea: la imprenta y, como nos recuerda De Bono: “Cuidado con los tecnócratas que nos hacen creer que todo tiene solución técnica y los intelectuales que son capaces de hacernos creer que hasta una idea mala es buena”.

Heriberto Arancibia
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