lunes, febrero 09, 2009

Sobre el viaje Cuba II . Humberto Burotto.


El viaje de la Presidenta Bachelet a Cuba a generado un debate y una tensión entre el gobierno y la democracia cristiana. Por cierto, como todo el mundo concuerda la presidenta es soberana en determinar las características de su viaje, el punto de disenso no ha sido sobre sus facultades.
El PDC esperaba y deseaba que esta pudiera reunirse también con la disidencia cubana.
Esto no tiene nada de particular, es común en las visitas de estado que los viajeros se reúnan con la oposición democrática. Ocurre generalmente en las visitas de nuestros presidentes. En las democracias la oposición es parte del sistema. En el caso de Cuba, no existe oposición, existe disidencia. Es decir no están de acuerdo con el sistema de gobierno, no solo con las autoridades que gobiernan la isla desde hace medio siglo.Para la DC esto adquiere especial, significación, puesto que los DC cubanos son parte de esa disidencia. Y por esto son perseguidos y encarcelados, vigilados, a través de un sistema de “defensa de la revolución” organizado cuadra por cuadra, es decir un sofisticado sistema de soplonaje, que pocas dictaduras han logrado organizar con la eficiencia cubana.

Varios de los presos de conciencia que el gobierno cubano tiene en sus cárceles también son DC o miembros del Movimiento Cristiano Liberación, que encabeza el disidente Oswaldo Payá. Algunos llevan mas de veinte años por el solo delito de pensar distinto.

Los partidos políticos están prohibidos en Cuba, con excepción del Partido Comunista.

La censura a los libros, es tan extensa que alcanza autores tan diversos, como Jorge Edwards y el mismísimo Pablo Neruda. (Recordemos que Edwards fue el embajador de Salvador Allende ante la isla).

Pablo Milanes hace poco se quejaba de la falta de apertura que ha tenido el gobierno de Raúl Castro, del cual se esperaba aprovechar esta oportunidad para los cambios. También denunciaba la actitud de censura homofobia del PC cubano y del gobierno. Pablo Milanes un confirmado revolucionario lamentaba el que las nuevas autoridades desaprovecharan esta nueva oportunidad para los cambios, así como Fidel desaprovechó la caída del muro de Berlín

Sorprendente, es la justificación que se da para esta dictadura. Esto es por el bloqueo económico de EEUU: Cuba sería una isla rodeada por el imperialismo que permanentemente la ha querido invadir. La consigna es que Cuba es el primer territorio libre de America.

Demás esta argumentar sobre estos remedos ideológicos. La guerra fría terminó hace ya algunos años. El comunismo ya no tiene intenciones de dominar el mundo. En el caso chileno, la gran mayoría de la gente de izquierda, que de un origen marxista, cuestionaba la noción de DDHH hoy ha sufrido una conversión muy importante para el proceso democrático chileno, a costa de gran sacrificio, este sector ya no cree estas chapucerías justificatorias de lo que para todo el mundo es una dictadura y bastante antigua, por cierto.

Pero volvamos al punto de discusión. La DC ante la negativa de una reunión entre la presidenta y los disidentes, optó por no acompañar a la mandataria a la isla. Podrá gustarnos o no la decisión, pero la DC es soberana de enviar representantes adonde les parezca. Sin embargo, el gobierno ha buscado la manera de sumar militantes de la DC a la comitiva oficial, con el consiguiente disgusto de la directiva del PDC y de la militancia DC en general. Esto dado, por la sensibilidad antidictatorial de la DC chilena y de un sentimiento de solidaridad con sus camaradas perseguidos. Bien por la directiva del PDC, es de esperar que los dirigentes sean capaces de articularse de manera unitaria en materias que son principios.

Altos dirigentes de la DC, han llegado a sostener que esta acción del gobierno, es una “jugarreta muy peligrosa” y que tensaría las relaciones de la DC y el gobierno. Es difícil, no cuestionar esta dificultad para comprender la posición DC. Para los DC se trata de un tema de principios y de solidaridad entre camaradas. Cuando se traspasa este limite, se vulnera no a una directiva sino que a las convicciones de todo un movimiento político. Sin duda, es un error no valorar este disenso por parte de quien pretende ser la jefa de la coalición que la apoyó para llegar a primera investidura.

Por cierto, poco interesa, en este caso, el oportunismo de la derecha local. Un diputado de la derecha expresó su deseo de que la isla entre pronto a los “mercados libres”, como gran fundamento de su posición frente a este tema. Risible pero penoso el ideal de los diputados de la UDI criolla: que Cuba entre al mercado. Demostrando al menos el rubor de no cuestionar a la isla por ser dictadura, sino que por ser una economía centralizada, y con mucho cuidado de no mencionar el tema tabú: los derechos humanos.

Por otra parte, un diputado socialista con aspiraciones presidenciales ha rechazado las críticas a este viaje sosteniendo que es un cinismo criticar a la dictadura cubana y haber guardado silencio respecto del viaje de Bachelet a China. Es decir, se criticaría a la dictadura pobre pero no a la rica y poderosa. Este error de razonamiento lógico, que implica que el haber cometido el error en el caso de China justifica cometerlo en el caso cubano se cae por si mismo. Supongo que lo que el diputado quería expresar es que las relaciones internacionales tienen un componente económico que muchas veces hace vista gorda del tema de DDHH, y supongo que el no esta de acuerdo con eso.

Por otra parte, si lo que el diputado no resiste es que se califique a Cuba como dictadura en ese caso es otro síntoma del doble estándar en materia de los derechos fundamentales, lo cual invalida su rebosante pretensión de encarnar algún tipo de renovación. Al menos una de tipo democrática.

También ha sido sorprendente la reacción de algunas personas ante aquellos que hemos manifestado nuestra posición crítica, no ante la visita a Cuba, sino que ante la negativa a reunirse con los disidentes. A parte de algún insulto electrónico, se nos ha acusado de atacar a Cuba. Esto merece una reflexión.

Esto tiene reminiscencias pinochetistas, cuando el estar en contra de la dictadura, es decir ser disidentes del régimen de Pinochet era calificado por la prensa oficial como un ataque a Chile, y los que protestábamos éramos, antipatriotas, comunistas o peor aún humanoides.

La verdad es que el postular estas convicciones sobre el régimen cubano, se basa fundamentalmente en una profunda confianza en las virtudes de la democracia, respecto de las dictaduras. Se basa en una profunda fe patriótica en la hermandad latinoamericana. Y en la fé de que algún día los esfuerzos democráticos de los que luchan por los derechos humanos, por la democracia y por los pobres de America serán el fundamento de una Latinoamérica unida y con voz propia en el escenario mundial.

Se basan el la convicción de que los derechos fundamentales son anteriores al estado, y que se justifica la lucha pacifica y democrática por sobre los estados y las fronteras. Cree firmemente en que las reglas de la política internacional deben ser modificadas convirtiendo a la democracia y a los derechos humanos en su fundamento mínimo. Y como objetivo la satisfacción de las necesidades básicas de nuestros pueblos en libertad y con dignidad, por cierto sin exclusiones.

En el siglo XXI, la política debe buscar reemplazar a las minorías que han obstaculizado la liberación de las personas y los pueblos, durante ya casi cinco siglos desde la conquista española, de nuestra America morena, mediante el engaño de sacrificar a las grandes mayorías, por el mercado, por el partido o por el miedo. La disyuntiva entre capitalismo norteamericano o comunismo cubano es una curiosidad de los libros de historia, como discursos y como promesa.

Cuba ya no es una revolución de los oprimidos contra el imperialismo. Es solo una dictadura muy vieja, sin imaginación y carente de promesa para el futuro. La esperanza esta, como siempre, en los luchadores por los derechos de las personas, del medio ambiente, de la tolerancia y de la libertad que se basa en amor.

Por último, todos los chilenos tenemos derecho a opinar sobre lo que hace o no hace nuestro gobierno en política exterior y así como muchos criticamos la visita a China, por lo inoportuna, por el silencio sobre la situación del pueblo nepalés y participamos prendiendo velas en todos los rincones del mundo en solidaridad de los perseguidos de la dictadura China. También tenemos derecho plantear nuestra molestia por la ausencia de solidaridad con aquellos que se hermanan con nosotros, con su testimonio antidictatorial, pacifico y democrático, hoy día en Cuba.

Tenemos la autoridad moral de los demócratas que luchamos contra una dictadura. Nos contagia el valor de nuestros amigos que viniendo de las filas del partido comunista chileno han tenido el valor de plantear sus convicciones democráticas y antidictatoriales, también en el caso cubano, como es el caso Luis Rendón y otros.

Finalmente, si los chilenos queremos colaborar con el pueblo cubano, esa colaboración parte por que el pueblo cubano tenga derechos. El gobierno de Chile puede jugar un rol fundamental para ayudar a los cambios en Cuba. Para eso es bueno aumentar las relaciones de Chile con Cuba y su pueblo. Pero con una disposición democrática y colaborativa, no complaciente con la dictadura cubana.
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