jueves, agosto 28, 2008

EL HOMBRE DEL TARRITO. Santiago Robles.

Todos hemos visto a los mendigos en la calle, que con un tarrito en la mano, piden, con voces lastimeras, alguna limosna de los transeúntes. De vez en cuando, hacen sonar su tarrito, para llegar al fondo del corazón de quienes van pasando, y así tratar de obtener alguna moneda. Dicen los expertos en economía, que la imagen de la economía de un país, se ve en las calles. Muchos mendigos, muchas gentes tratando de vender cualquier cosa, otros haciendo acrobacias en las esquinas, hacen notar que la economía, en estos momentos, a pesar de las cuentas alegres de Andrés Velasco, está bastante mal.
Pero volvamos al hombre del tarrito. Esta es la imagen que está dando al país, el Ministro Cortázar. Cada vez que necesita plata adicional para el Transantiago, toma su tarrito y sale a las calles a pedir plata. Claro que en esta ocasión, no sólo salió a las calles, sino que también salió a las regiones, y allí les ofreció el oro y el morro, tratando de convencer a la gente que el Transantiago no está quebrado, que hay que seguirle tirando plata... Para hacer mas efectivo el show, también hace sonar su tarrito, pero con algo distinto: con una campaña del terror. Así los parlamentarios que no voten por el Transantiago, deberán enfrentarse a sus bases. Lo extraño de esta campaña del terror, es que en las regiones no hay Transantiago. Pero cuando se trata de meter miedo, cualquier cosa vale. Estas campañas del terror, fueron inauguradas en Chile en 1970, por Jorge Alessandri R., candidato a la presidencia de Chile, pero no le resultó. Cortázar le imita, pero, ¿le resultará a él ahora?
¿Y, qué sucede con el Transantiago? Veámoslo en forma sucinta.
El problema con el Transantiago, no es un problema de platas mas o platas menos. Es un problema de estructura del proyecto, y esto viene desde la fase de diseño. Fue un proyecto-escritorio, diseñado con datos atrasados, no reales. Este proyecto no fue probado, no fue a las poblaciones, no fue al Congreso, no hubo marcha blanca; se impuso a los santiaguinos, sin que éstos lo conocieran. De allí parte el rechazo a este proyecto. Será muy difícil que los santiaguinos se acostumbren a aceptar los errores que día a día comete el gobierno, y lo acepten.
Cuando Cortázar pidió los 290 millones de dólares en 2007, lo hizo sin un proyecto, pero llevaba recién 4 meses de gestión. Eso lo salvó de culpa. Hoy lleva 14 meses de gestión y vuelve a pedir plata, sin un proyecto. Cortázar, como ingeniero, teniendo a su cargo a los ingenieros del MOPT, información actualizada y dinero a su haber, debería lucirse presentando al parlamento y al país, un PROYECTO DE REINGENIERÍA DEL TRANSPORTE CAPITALINO, con metas y costos, a corto plazo, a mediano plazo y a largo plazo. Para eso le pagan a él y a sus asesores. Pero no lo hizo. Prefirió tomar su tarrito y hacerlo sonar, incluso a nivel internacional. ¡Decepcionante el Sr. Cortázar! Y ahora no tiene justificación.
En su inicio, en lo que nos explicaron, el Transantiago se autofinanciaba. El aporte del estado, sólo era para la infraestructura. En 18 meses de funcionamiento, este proyecto no sólo no se autofinancia, sino que presenta pérdidas por mas de 550 millones de dólares. Queda la impresión de que, al pedir mas plata habría un engaño a la población, y que los nuevos fondos que se le asignen, irían a dar al bolsillo de los inversionistas, los operadores privados.
¿Y porqué la Bachelet no acude al 2% constitucional, y solucionar el serio problema que tiene?. La respuesta es simple. Porque la mandataria debería reconocer que el Transantiago es una calamidad pública. Si el gobierno admite esto, Ricardo Lagos debería asumir su responsabilidad en el mal diseño del proyecto, y hasta ahí nomás le llegan sus aspiraciones presidenciales . A las finales, el problema del Transantiago, de un problema social, migra a un problema político, que el gobierno maneja a su antojo, comprando los votos de los parlamentarios que se vendan. ¡Bachelet, esto es una vergüenza nacional!.
El senado deberá discutir nuevamente si le asigna o no, nuevos fondos al Transantiago. Ya los partidos de la Concertación han alineado a sus seguidores, y también la oposición. ¿Se repetirá el caso Frei, Navarro? ¿Habrá un nuevo caso Zaldívar? Difícil, pero no imposible. Mientras, la gente sigue sin entender qué es lo que pasa, por qué el Ministro Cortázar no se pone las pilas con el pueblo.
Efecto social
Es increíble la insensibilidad social del gobierno, al mantener este monstruo de proyecto. Mientras a las 6.00 de la mañana, invierno y verano, la gente lucha a combos por un cupo en una micro, sentado o de pie, Cortázar llega a su oficina en auto y con chofer a la puerta de su casa; el sufrimiento de la gente, no le interesa. Fiel a su gobierno, de tecnócratas con corazón de piedra, todo lo soluciona desde su oficina, celular en mano; contacto con la gente, ninguno. Ya la gente le cambió el nombre al proyecto: le pusieron TRANSANTIAGAZO, por el cagazo que se mandó el gobierno al ejecutarlo.
Cuando la Concertación vaya a las poblaciones a pedirle el voto a la gente, ahí verán el resultado de la mala gestión que Cortázar ha realizado en estos 14 meses.
¡TRANSANTIAGAZO, Calamidad nacional!
SANTIAGO ROBLES VALENCIA