jueves, mayo 22, 2008

CUREPTO Y FRAMBUESA-GATE: 10 LECCIONES PARA NO OLVIDAR. Freddy Ponce.

A la luz de los hechos acaecidos en estos días con la renunciada Subsecretaria de Transportes y luego que se conociera el bochornoso montaje de Curepto, me permito exponer mi punto de vista, a través del siguiente decálogo de lecciones:

1. La meritocracia debe ser el criterio en la designación de ejecutivos públicos
Lamentablemente la señora Elinett Wolff no será recordada por su gestión en la Subsecretaría de Transportes. Es altamente probable que cuando la prensa se refiera a ella en el futuro, sea para hablar de la Subsecretaria de las Frambuesas.
No obstante, si el criterio de designación de las autoridades, fuera sus méritos técnicos, sus conocimientos del sector o su aporte académico, nadie habría dudado un instante en minimizar la venta de frambuesas y destacar su aporte sectorial. Pero no fue el caso. Lamentablemente.
2. Debemos recuperar el principio de presunción de inocencia
Cada vez que se instala un tema polémico en los medios de comunicación, las personas nombradas son profundamente afectadas en su honra. Este es el minuto en que las cuentas pendientes se cobran. Y el periodismo lo sabe.
Pero lo que está detrás de esto es la pérdida del principio de presunción de inocencia. Los casos parten con un culpable y éste, si quiere recuperar su honra, debe probar que es inocente. O sea el mundo al revés.
3. Los funcionarios públicos tienen más poder del que se imagina
Aún cuando es altamente reprochable usar recursos públicos para provecho personal, una segunda lectura del caso de las frambuesas dice relación con la cultura de la delación que se ha instalado en la administración pública.
No sé si son resabios de la dictadura, pero lo cierto es que resulta bastante chocante saber que este caso se ha construido sobre la base de información entregada por la misma gente del Ministerio de Transportes a la prensa. Seguramente, los expertos en recursos humanos no elegirían este organismo como un ejemplo de buenas relaciones laborales.
¿O es posible pedir a los profesionales, técnicos y funcionarios de este Ministerio que trabajen tranquilamente si es que su compañero de oficina puede delatarlo por leer su correo-e personal en horario de oficina, por ejemplo?
4. La clase política debe recuperar los afectos (no a la delación)
A principios del 2006 Tironi nos advertía sobre la falta de afectos que empezaba a reinar en la coalición gobernante. En esa ocasión, decía con mucha crudeza que más que un grupo de amigos con un objetivo mayor, la Concertación se parecía a una junta de accionistas que defendían sus particulares intereses.
A dos años de esas declaraciones, pareciera ser que no sólo la Concertación, sino que también la Alianza tiene un déficit de afectos. En efecto, cuando la delación, las declaraciones en off, las “máquinas”, las acusaciones constitucionales, las interpelaciones y el chantaje son parte cotidiana del quehacer político, los objetivos comunes y la defensa de los intereses patrios superiores son relegados a lugares secundarios.
Urge recuperar el afecto, los ideales y la nobleza como los principios superiores que orienten a la clase dirigente de nuestro país. Debemos re-inventar nuestra capacidad de soñar el país que heredaremos a las próximas generaciones. Y en esa tarea no sobra nadie. Absolutamente nadie.
5. Abogar por la excelencia de los partidos políticos
Durante muchos años, la Concertación tuvo la mala costumbre de que los cargos directivos se rotaban entre las mismas personas. La llegada de Michelle Bachelet al Gobierno permitió que aquellos adherentes que habían estado permanentemente postergados en su acceso a la primera línea del Gobierno tuvieran su oportunidad.
No obstante, las exigencias de mayores niveles de calidad de la política pública y del Gobierno son incrementales e irreversibles. En ese contexto, tener mejores cuadros técnicos y políticos es una necesidad de primera línea. Justamente esa es la deficiencia del equipo directivo gobernante actual: su escasa experiencia en la construcción de acuerdos y de políticas públicas convocantes.
De este modo, y en lo referido a la gestión pública, el futuro de Chile no sólo pasa por dotar de más y mejores computadores a los servicios fiscales, sino que también pasa por tener un Estado fuerte, capaz de enfrentar las distorsiones que el mercado genera. Un Estado que tenga buenos directivos públicos, que se nutra de profesionales de excelencia provenientes de los partidos políticos. Debemos eliminar ese trade off que se ha querido instalar entre la militancia política y la excelencia profesional.
6. Terminar con la cultura del Reality. Cruzada por un mejor periodismo.
Nuestra necesidad casi morbosa de saber qué hace el vecino, la autoridad o cualquier persona famosa se está transformando casi en una enfermedad. ¿Cuál es el límite que estableceremos para eso? Si en vez de frambuesas, la Subsecretaria llevara una mochila para pasar al gimnasio después del trabajo, ¿El Diario Electrónico El Mostrador lo tomaría como ejemplo de NO probidad?
Si el periodismo investigativo se dedica a perseguir la venta de frambuesas de una Subsecretaria, entonces los grandes defraudadores, los que eluden y evaden impuestos, los que no cumplen la Ley laboral, los que persiguen a los sindicatos y aquellos que pagan por ganar licitaciones deben estar tranquilos. El periodismo está preocupado de nimiedades: de las frambuesas, de la vida sexual de la Cari o del futuro técnico de Colo Colo. Cuando seamos capaces de relegar estos asuntos a las páginas secundarias de la agenda, habremos dado un gran paso.
7. Necesitamos urgentemente una mejor Contraloría General de la República
¿No es posible pensar en una institución pública contralora que sea parte del desarrollo de nuestro país? ¿O vamos a tener que acostumbrarnos a que la CGR siempre piense que, por definición, los funcionarios públicos y sus autoridades son culpables? Si la CGR tuviera una actitud colaboradora, es altamente probable que en el período que media entre el nombramiento de autoridades y su asunción en el cargo, ellos mismo tomarían la iniciativa de reunirse con la persona nombrada a objeto de capacitarla e instruirla, de modo de disminuir el riesgo de que la persona pueda incurrir en errores administrativos durante su gestión. Lamentablemente, la actitud se parece más a la de un ave rapiña a la espera de que su futura presa muera.
Hay que entender que nuestro país demanda buenos ejecutivos públicos, es decir, personas que tengan los conocimientos técnicos del sector dónde se desempeñarán, que sepan relacionarse con sus stakeholders, que sepan abordar sin miedo, con originalidad y honestidad el diseño de políticas públicas.
Nadie está pidiendo Ministros, Subsecretarios, Intendentes, Gobernadores o Seremis que se sepan al revés y al derecho el Estatuto Administrativo. Si alguien está pensando que ese es el tipo de Gerentes Públicos que Chile requiere, entonces nuestro futuro será una maraña de burócratas, felices con sus trámites y enredos.
Me atrevo a pensar que la apuesta debe ser diferente y que, por el contrario, debemos apostar por eliminar las barreras de entrada, de modo que los buenos profesionales puedan moverse desde el sector privado a las gerencias públicas, sin ningún tipo de complejos.
8. Necesitamos una mejor oposición
A pesar de que sobre este tema me referí ampliamente en el artículo escrito el 28 de octubre de 2006 (http://www.freddy-ponce.blogspot.com/) reivindico la necesidad que tiene nuestro país de tener una mejor oposición. Si esto fuera fútbol, aún cuando el entrenador dispusiera de un buen arquero, siempre querrá tener una buena alternativa como cambio. Sólo así se asegura de que el titular se esfuerce permanentemente en tener un buen desempeño.
Lamentablemente en nuestro país, cada vez que la coalición gobernante se equivoca, la oposición no capitaliza. En efecto, ante los errores del Gobierno, quién gana es la apatía, el desinterés o el “…no estoy ni ahí con la política…”
9. A Chile le urge un acuerdo país para salir del subdesarrollo.
Debemos recuperar el sentido de lo importante. Distinguir entre las cosas urgentes, de las accesorias, debemos sentirnos interpelados a diferenciar entre las acciones de largo plazo respecto de las de corto plazo.
En definitiva, necesitamos de un acuerdo país que ponga el énfasis en aquellas cosas que nos permitan alcanzar el umbral de desarrollo en el corto plazo. No se trata sólo de una cuestión nominal, sino que es una demanda ética que nos imponen nuestros ciudadanos más pobres.
Para lograr ese objetivo, debemos estar dispuestos a sentarnos en una mesa trabajadores y empresarios, Gobierno y oposición, organizaciones civiles y el mundo académico, la prensa y la iglesia. Debemos ceder en nuestras posiciones principistas y poner el bienestar de Chile por delante. Quizás la agenda de modernización propuesta por el Ministro Pérez Yoma sea el inicio de ese camino. Veamos si los convocados a la mesa aceptan la invitación.
10. Necesitamos más democracia
El caso de la ex Subsecretaria de Transportes, nos muestra que cada día vez más la sociedad civil demanda más democracia. En efecto, tal como lo mencionó el actual embajador de Chile en Brasil, señor Álvaro Díaz, en un artículo escrito el 07 de noviembre de 2006 (http://www.primerapiedra.cl/), nuestro país requiere urgentemente más democracia y más transparencia. En efecto, es un hecho que cada día más necesitamos profundizar nuestra democracia. La sociedad civil exige acceder a los antecedentes que tienen a la vista los tomadores de decisión, necesita saber qué cosas se están discutiendo, demanda conocer qué dicen, hablan u opinan sus autoridades. De esa forma, no sólo perciben, sino que ejercen control social efectivo sobre la democracia.