miércoles, agosto 29, 2007

LA CONVENIENTE AMBIGÜEDAD DEL GOBIERNO BACHELET....A.Ramis.

Los analistas internacionales destacan frecuentemente la estabilidad política y económica de Chile sin mencionar el enorme costo social y ambiental que sostiene esta situación. Sin embargo, la dispersión e impotencia de los movimientos sociales chilenos parece estar dando paso a un tiempo de mayor capacidad de incidencia y de mayo fuerza, producto de un nuevo contexto político nacional y latinoamericano.
Durante mayo y junio de 2006, sólo un par de meses después de que comenzara el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, se produjeron las grandes manifestaciones de los estudiantes secundarios. Esta movilización fue conocida informalmente como la "revolución de los pingüinos", debido al tradicional uniforme utilizado por los estudiantes. Se estima que más 600.000 escolares participaron en esta movilización, convirtiéndose en la mayor protesta de estudiantes en la historia de Chile. Lo que partió como un reclamo por la demora en la entrega del pase escolar en el transporte público, fue ganando progresivamente consistencia hasta transformarse en la demanda política por la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), una de las leyes de amarre heredadas de la dictadura. Este movimiento no solamente derribó a dos ministros (el de educación y el de interior) sino que obligó a la presidenta a convocar a una comisión asesora especial con la participación de estudiantes y profesores para proponer una nueva ley general de educación. El éxito relativo de esta gran movilización ha contribuido a romper el fatalismo instalado en estos años entre la población, y ha roto la idea de la inutilidad de las presiones de los movimientos sociales. Y además ha deslegitimado uno de los pilares del neoliberalismo criollo: la calidad de los servicios privatizados. El reclamo de una educación pública de calidad, sin fines de lucro, ha sacudido conciencias y ha obligado a los políticos a reacomodar su discurso.
Durante 2007 la conflictividad social se ha trasladado directamente al campo laboral y sindical. Se ha tratado de un ciclo de huelgas masivas, en los sectores "estrella" de la economía, ligados a la exportación de recursos naturales. Mientras las mineras, las forestales o las agroindustrias han obtenido en los últimos años enormes utilidades, su fuerza laboral ha sido masivamente externalizada, dando origen a un gran número de trabajadores subcontratistas obligados a sobrevivir con muy bajos sueldos y con gran precariedad contractual. En abril los trabajadores forestales lograron sentar en una mesa de negociaciones a la poderosa forestal Arauco, luego de una huelga violentamente reprimida por la policía y que dejó como saldo la muerte del obrero forestal Rodrigo Cisternas y 16 heridos. El gran logro de esta movilización fue conseguir que los beneficios obtenidos se apliquen para todos los obreros, contratados o subcontratados, lo que sobrepasó los límites legales formales e instaló un precedente novedoso para este tipo de trabajadores. Como afirmaron los empresarios de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) "hay en Chile un antes y un después del caso Bosques Arauco". Y tienen razón, porque a partir de ese caso las expectativas de los trabajadores parecen haber despertado de modo muy evidente.
En continuidad con el proceso anterior, en junio de 2007 se fundó la Confederación de Trabajadores del Cobre, conformada por 12 mil trabajadores contratistas y subcontratistas de las distintas mineras del país. Acto seguido y después de varios intentos por dialogar con la administración de la empresa estatal Codelco, esta Confederación votó un paro general de trabajadores subcontratados en esta empresa. Luego de 37 días de huelga, y solamente con la mediación del progresista obispo Alejandro Goic, se llegó a acuerdo. Nuevamente los trabajadores subcontratados habían logrado instalar una negociación colectiva, a contramano de la ley, con la empresa mandante, que se vio forzada a negociar con los trabajadores externalizados.
Tanto las manifestaciones estudiantiles como las sindicales han logrado este éxito debido a que el actual gobierno no logra actuar con una visión unánime ante estas demandas. Las divergencias en el interior del ejecutivo se han hecho mucho más abiertas y los conflictos entre ministros han llegado a la opinión pública con mayor claridad. Si bien los ministerios del área económica responden a una lógica extremadamente neoliberal, los ministros del área política y del área social han actuado bajo parámetros distintos.Por este motivo, mientras el ministro de finanzas, Andrés Velasco, se oponía fuertemente a un acuerdo con los trabajadores mineros, el ministro del trabajo, Osvaldo Andrade alentaba sutilmente en sentido opuesto, por lo que los empresarios lo acusaron de "fabricante de conflictos". De la misma forma el ministro del interior, Belisario Velasco, encargado de las fuerzas policiales, se resistió fuertemente a las presiones empresariales que clamaban por “mano dura” contra los huelguistas. Su criterio de “mano justa”, hizo arder de ira a los intereses corporativos, que lo acusaron de complicidad con las presiones sindicales. ..ESTE DCTO. POR SU EXTENSION, QUIEN LO SOLICITE, SERA ENVIADO EN SU TOTALIDAD.cespinoza.