miércoles, mayo 30, 2007

...MODELO: NO QUIERO "CORREGIRLO", SINO CAMBIARLO. BOSQUEJO... GENIALIDAD DE OTTO BOYE...

Quien "corrige" el modelo está con el modelo y quiere afianzarlo, fortalecerlo, salvarlo. Yo quiero cambiarlo, pues lo considero intrínsecamente diseñado para servir a los menos a costa de los más. No es democrático, como que fue impuesto por una dictadura. No se traduce en "participación amplia del pueblo en las tareas y los bienes de la nación", esencia misma de la democracia. No es social, pues no favorece a los más débiles. Al contrario, favorece ampliamente a los ricos. No es justo, pues tiende a ensanchar las desigualdades. La brecha crece en vez de disminuir. Tampoco es, ni mucho menos, solidario, al promover el individualismo más brutal. El ciudadano común, o "de a pie", como también se dice hoy, está cada vez más sólo y desamparado. Como al modelo vigente le faltan todos los valores por los que he luchado toda la vida, ¿por qué he de querer "corregirlo" y así salvarlo? Mi "modelo" (aceptando por esta vez esta terminología discutible) es uno que se expresa en desarrollo integral para una sociedad solidaria. Se basa en un "humanismo integral y solidario", que es la gran meta que estudia y explica profundamente el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. De hecho, con ella parte esta obra magna. Sobre ambos aspectos esenciales (integralidad del desarrollo y solidaridad que atraviesa toda la construcción social) ya he escrito en este sitio algunos artículos breves, tratando de acercarme a una explicación coherente y asequible.

•Terminado el Concilio Vaticano II, el Papa Paulo VI, en 1967, publicó una encíclica, Populorum progressio, sobre "la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos". Dijo allí:
•"El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre." (PP, 14) "...el verdadero desarrollo... es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas." (PP, 20)
•Paulo VI agregó más adelante: "El desarrollo integral del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad." (PP, 43)
•Cuando Juan Pablo II visitó Chile hizo varias veces mención a una "cultura de la solidaridad" y a una "economía solidaria". Durante la dictadura tuvimos también una Vicaría de la Solidaridad. Nada de esto se ha dicho o hecho en vano. La invitación es clara: hagan esto, encarnen esto, todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
•Se trata, entonces, de crear un Chile no atravesado por el individualismo, sino por la solidaridad. Esta es la tarea y esta sí que puede motivar a las generaciones jóvenes a entregarse a ella, llenando de sentido sus vidas todas. ¿Cómo lograrlo? Este punto es mucho más largo, pero adelanto lo esencial: sólo una larga marcha noviolenta activa alcanzará la meta. Mediante una revolución del amor se logrará construir, paso a paso, ladrillo sobre ladrillo, una auténtica civilización del amor.