martes, mayo 22, 2007

Editorial: Un discurso para ganar espacio político El Mostrador.

En un discurso sin novedades, la Presidenta Michelle Bachelet hizo un repaso programático de lo que su gobierno se propone hacer en lo que resta del período. A excepción del sector vivienda, donde hubo referencias claras a cosas ya hechas, y de un enfoque novedoso de obras de infraestructura sin identificar, pero guiadas por un criterio de macro zonas productivas, la potencia del discurso se basó claramente en su voluntad de mayor gasto fiscal. En estricto rigor, no hubo cuenta sino comunicación programática, y una búsqueda inteligente de tiempo y espacio político que en los días previos el gobierno no tenía. Los significados político y económico prácticos del discurso demorarán algún tiempo en decantar. El mayor gasto propuesto no es inmediato sino una promesa que se hará realidad mayormente a partir del año 2008. Ello deja tiempo suficiente, entre otras cosas, para el desarrollo de la implícita controversia con la línea más conservadora de su ministro de Hacienda. El debate presupuestario que se inicia en las próximas semanas podría ser un buen apronte. El tono y oportunidad en que colocó la eventual autorización para el aumento del porcentaje de los fondos de pensiones que pueden ser colocados en el exterior, validan la impresión de tiempo ganado. Justo a continuación del anuncio de la disminución del porcentaje destinado a superávit estructural a 0.5%, lo que es una clara alusión a equilibrios macroeconómicos y una suerte de compensación de la medida frente al Banco Central y a sectores empresariales. La cantidad de recursos colocables en el exterior por las AFP supera en 16 veces el mayor gasto fiscal proyectado. Por otro lado, es políticamente correcto señalar que se invertirán mayores recursos en educación, aunque con la actual estructura del Ministerio del ramo signifique entregar mayores recursos sin control a los operadores privados. Por lo tanto, el esperado giro en la conducción política no se realizó. La Presidenta, salvo un pequeño incidente con los deudores habitacionales –que a estas alturas parecen formar parte permanente de su comitiva- desarrolló un discurso que validó iniciativas conocidas como nuevas, e incluso dejó descolocada a la oposición. Principalmente porque nadie se puede negar de buenas a primeras a la generosidad social de un gobierno. El llamado a la oposición para que realice su labor con responsabilidad, y la exigencia de lealtad y disciplina a su coalición, las hizo sin ninguna referencia social. Es más, si algo falta en el discurso presidencial es una sensibilidad sobre el momento social que vive el país, especialmente en materia laboral y de jóvenes, y en la violencia creciente que como una pandemia alcanza a niños y jóvenes de sectores sociales pobres. A excepción de los numerosos homicidios de mujeres ocurridos el último tiempo, mencionados en referencia a los problemas de género, el Mensaje Presidencial no se hace cargo del problema. Es un hecho que la riqueza actual de las arcas fiscales y un mayor gasto público son de enorme ayuda para generar una buena atmósfera el 21 de Mayo, y obtener, al menos momentáneamente, un desahogo político. Sin embargo, dada la naturaleza de los problemas no resueltos, y una cierta incapacidad burocrática de superarlos, ellos volverán lentamente al flujo normal del día a día, incluidas las críticas y las indisciplinas.