jueves, marzo 29, 2007

....Entender que Chile Merece y Pide Más...A.SALAS...

Hoy, 28 de marzo de 2007, junto con volver a entender el peso rotundo de la oligarquía criolla sobre la identidad nacional y su imposible desarrollo a causa de poner al Estado al servicio permanente de sus mezquinos intereses, me viene la firme convicción de que la patria debe abrir un derrotero nuevo de participación social, sino tendremos graves problemas de desigualdad que será capitalizada por liderazgos ocasionales de corte populista.
La clase política tiene la creencia de que el país ha alcanzado cierto equilibrio, donde las dinámicas del poder se han estabilizado. Así, se comporta en un escenario de conformidad con el “status quo” y desvinculada de las grandes decisiones de la economía. Ocurre que los mecanismos que permiten el ascenso a los cargos públicos están ordenados en un mercado que se autorregula y, en consecuencia, todo se orienta a la mantención de dichos mecanismos. Resulta, absolutamente impracticable una política que plantee cambios, aunque nuestra democracia se torne, paradojalmente y cada vez más, en un freno a la participación del pueblo.
En los últimos años han aparecido planteamientos que exigen cambios sustanciales en la política económica, pues la concentración de la propiedad ha llegado a niveles tales que transforma en crítica la situación de la distribución del ingreso, impactando sobre los resultados finales de nuestra condición de pre-desarrollo. Tal visión, permite a estas almas preocupadas por el devenir de Chile, advertir una fuertes crisis en los partidos y coaliciones políticas. Sin embargo, la clase política no logra tener conciencia de esta cuestión que se avizora, lo que hace más crítica la situación. Se produce la contradicción entre un fuerte rechazo a la actividad política y un alto respaldo ciudadano en las actividades electorales, donde son electos los mismos cuyas actividades son despreciadas.
Muchos de los políticos, a nivel de discurso por lo menos, plantean que son necesarios ciertos cambios a la distribución de la riqueza, sin embargo, la sola necesidad de mantenerse en sus cargos, impide que se pronuncien programáticamente con un plan de cambios o que se planteen con cierta independencias frente a medidas que el ejecutivo impone con el respaldo ecuánime de la derecha económica y los medios de comunicación, como lo es el caso de la reforma previsional en curso y el plan AUGE.
Debo decir que siento que la política actual, por lo tanto, es un oficio cuyas metas distan de las necesidades de un pueblo que aspira a mayor democracia e igualdad. El sentido está marcado por una carrera al cargo para dejar que gobiernen quienes perpetúan el poder de la oligarquía a costa de nuestro soñado desarrollo. Así me toca asistir al espectáculo de que quienes gobiernan la república son “Expansiva” y “Cieplan” en vez del gobierno mismo, al tiempo que algunos socialistas se suman al Banco de Chile.
Sin embargo, la historia patria señala que estos episodios no son eternos, que la justicia encuentra y abre caminos que le devuelven al pueblo su soberanía, que la república se reedita para que convivamos de mejor manera.
Siento que, la tarea actual es ir presionando en los momentos que se le consulta al pueblo, en las elecciones, y escribir sobre el voto, sin anularlo, la palabra “PUEBLO”, como diciéndole al país y a la clase política que el pueblo de Chile es soberano y, por lo tanto, exige un poder constituyente que nos de una nueva constitución, una república más democrática y participativa, una patria más justa.