sábado, septiembre 30, 2006

..LOS TEMAS DEL FIN DE SEMANA...LA SEXUALIDAD...HOY..DISFUNCION ERECTIL...

Tradicionalmente se ha denominado impotencia a la dificultad o imposibilidad de obtener o mantener una erección para conseguir la penetración y realizar el coito. Este nombre, con una carga negativa evidente, parecía describir tanto esa imposibilidad física como el sentimiento de frustración del paciente y de los profesionales de la salud que tenían que atender estos casos con muy pocos recursos. Por esta razón, cuando a un hombre le resulta difícil tener o mantener una erección, desde el punto de vista clínico se habla de disfunción eréctil, denominación que responde de manera más descriptiva a esa realidad.
En 1998, la comercialización de Viagra, con el consiguiente revuelo mediático que suscitó -recordemos la campaña de marketing, en la que un mito como el futbolista Pelé hablaba tranquilamente de los problemas de erección-, colaboró a que se generalizara la denominación 'disfunción eréctil'. Esto supuso, más allá de la asunción de un consenso en cuanto a la denominación, disponer de nuevos recursos farmacológicos que permitieron optimizar la clásica terapia sexual de la disfunción eréctil. Consecuencia del 'efecto Viagra' ha sido desterrar el pesimismo sobre esta disfunción sexual y permitir dar respuesta clínica a un problema que se estima afecta a millones de hombres.
El tratamiento adecuado de este trastorno integra los aspectos médicos, psicológicos y sociales que pueden estar implicados en la aparición de la disfunción. Como en casi todas las disfunciones sexuales, el mejor pronóstico se da en los casos en los que afecta a una pareja sin grandes conflictos y con una buena disposición a la colaboración activa entre ambos.
Si tienes disfunción eréctil, ¿cuál es tu experiencia? En caso de que sea tu pareja la que ha presentado o presenta una disfunción eréctil, ¿cuál es tu experiencia?

..DISCURSO DE ADOLFO Z. ANTE LA CUENTA DEL PRESIDENTE DEL B.CENTRAL


Discurso Pronunciado por el H.Senador Adolfo Zaldívar ante la Cuenta del Presidente del Banco Central.


El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).- Señor Presidente, respecto de la cuenta o del informe o como quiera llamársele -aun cuando las cosas son lo que son y no lo que se dice que son-, ha habido una diferencia entre nosotros que no es menor.
La exposición pertinente ha sido realizada hoy por el Presidente del Banco Central, acompañado por los consejeros, todos ellos presentes en la Sala. Y, francamente, soy de los que creen que en un sistema democrático es bueno y necesario el control, condición esencial para que un país pueda funcionar bien. No tengo otro ánimo sobre el particular.
Por eso, voy a ser bien hidalgo. Noto una actitud distinta en la cuenta proporcionada. La verdad es que otras anteriores han sido más bien como un mero trámite, incluso por la forma. Y hoy, para ser sincero, escuchándola con atención -por cierto, habrá que estudiarla-, uno encuentra una disposición diferente.
Si ello sólo se logró con la indicación de algunos señores Senadores, me parece importante. Espero que se avance más en la misma dirección. Porque con estos informes no analizamos problemas menores, sino que son el reflejo bastante profundo de lo que ocurre, en nuestra sociedad, en la marcha de la economía. Y lo digo porque a la denominada "ciencia económica" -me van a perdonar quienes son formados en ella- no la veo como una disciplina exacta, como una disciplina matemática digna de considerarse como una inmutabilidad que ni las leyes del espacio pueden desentrañar o explicar. Ahora hemos recibido un informe que nos parece más cercano, aunque, por cierto, todavía falta mucho.
Celebro que el Presidente del Banco Central hable de "tendencias". Estimo que ya vamos a empezar a entendernos o que estamos al menos convergiendo en algo que nos parece importante precisar: nos encontramos ante tendencias. Y ha sido prudente y no arrogante al utilizar dicho término. Me parece que ha sido una muy buena entrada para revisar el problema de fondo, propósito justificado por la forma como se está aplicando el modelo económico.
Soy uno de los partidarios de corregir este último. Y deseo precisar que ello obedece a que sus efectos, a mi juicio, no se concilian con lo que uno entiende como una verdadera economía social de mercado. Creo que la realidad de Chile así lo muestra.
Aquí no estamos para dar un examen de economía ni para rendir una prueba ante organismos internacionales, sino para manejar la economía del país en su beneficio y en el de la gente. Y ese debería ser nuestro norte.
Por eso, para ser responsable, lo que debemos hacer con una información como la que se nos entrega es estudiarla y después pronunciarnos sobre los aspectos más importantes. Espero realizar eso en unos días más.
Sí deseo formular un par de comentarios en coincidencia con varios señores Senadores.
Lo primero es que el crecimiento, de un tiempo a esta parte, es mediocre, es malo. La verdad es que empezó a aumentar a partir de 1984, de 1985. Y quiero ser muy exacto en ello, porque no me gusta ser mezquino, lo que no lleva a ninguna parte. El cambio del sistema se hizo en el Régimen anterior. Desde allí comenzó un crecimiento al cual no estábamos acostumbrados, el cual se mantuvo durante 10 ó 12 años en la forma como se llevó adelante. Mas desde hace 7 u 8 años no se refleja. Y la tendencia -como muy bien señaló el Presidente del Banco Central- es a continuar así. Pero por ese camino no vamos a resolver los problemas de Chile.
En consecuencia, deberíamos plantearnos cómo revertir ese resultado, mediocre para nosotros, al cual no podemos conformarnos. Seguramente, para otros países, algunos de ellos desarrollados, la tasa puede ser buena; pero para Chile no lo es, si queremos un producto geográfico bruto que nos permita, en los próximos años, ser una nación desarrollada y además tener bien distribuido el ingreso nacional.
Por consiguiente, aquí lo importante es que veamos las causas de lo que observo, sobre todo con un crecimiento de 4 ó 4,5 por ciento que, de no estar el cobre en los actuales términos de precio, sería del orden de 2,5, 2 ó 1,5 por ciento. Es decir, volveríamos a la situación económica del pasado, que nadie quiere repetir.
Además, está claro que el crecimiento se halla basado fundamentalmente en lo que Chile exporta -mayoritariamente, materias primas-, condición marcada por nuestra economía desde hace más de un siglo. Y si eso va a continuar, debe corregirse.

También ocurre que gran parte del producto interno destinado a nuestro consumo o la forma en que se genera está paralizado. Y aquí se han señalado ejemplos bastantes evidentes. De ellos, las consecuencias no son meramente económicas. Tenemos una situación social explosiva, en la que ya existen síntomas claros de que la gente no acepta seguir quedando marginada de todo y de que no ve posibilidades de movilidad social ni esperanzas de un espacio.
Por eso, considero bueno y necesario que asumamos esta realidad, no como un puro análisis económico -a veces quieren llevarnos de alumnos ante determinados organismos-, y la aceptemos respecto de la situación del país.
Las cosas no están bien. Y, a nuestro juicio, no hay posibilidad de mejorarlas si no se corrige la forma como se está aplicando el modelo, más aun cuando se ve la concentración de la riqueza, ocurrida fundamentalmente durante los Gobiernos que han estado bajo nuestra responsabilidad política.
Y si alguien quiere mantener eso, debe asumir su responsabilidad. Porque los beneficios que produce el esfuerzo nacional no pueden ser para unos pocos. Y menos aún cuando sostenidamente, a través de los medios de comunicación, se quiere hacer creer a la gente que esa realidad es inmutable, natural y que incluso no conviene alterarla.
Aquí falta decisión política para dar espacio a todos los que quieran y estén en condiciones de trabajar.
Y ésa es nuestra preocupación.
Es preciso corregir la forma como se ha venido implementando el modelo económico, porque hoy día aparece beneficioso para un mínimo de grandes empresarios, que están concentrando todo el poder -no sólo económico, sino también de los medios de comunicación-, e igualmente se hallan condicionando el accionar político.
Y por vía asistencial se satisface la necesidad del sector marginado o de los pobres, al que a través de ese mecanismo, en alguna forma, se le permite sobrevivir.
Pero 70 por ciento de nuestra sociedad es clase media y se encuentra en una situación difícil, cuando no, en muchos casos, desesperada. Y es el sector que ha dado la mayor identidad a nuestro país. Gracias a la movilidad social venida desde los tiempos de Manuel Montt, de Balmaceda, de Arturo Alessandri, de los Gobiernos radicales y de Frei Montalva, fue nuestra mejor expresión.
Hoy está quedando al margen. No podrá ser actor de nada.
Ayer, gracias a la forma de entender al país, no como un negocio, sino como algo superior, esos sectores nos permitieron avanzar y consolidar la democracia.
Hoy vemos con preocupación que esta reversión pueda llevarnos incluso a enfrentar consecuencias sociales, delictuales, que representen algo más profundo que los hechos mismos que está ocurriendo en nuestra sociedad.
Existe inconformidad, falta de participación, lo que nos obliga a tener una respuesta acorde para lograr una solución efectiva.
Señor Presidente, es necesario que tomemos conciencia de la gravedad de la situación social por la cual hoy día está atravesando el país y de que la responsabilidad se halla en la forma como se ha aplicado un modelo económico que no corresponde al social de mercado, sino que es su remedo.
He dicho.

Valparaíso, 13 de Septiembre 2006.-

...IMPORTATE OPINION DE ANTROPOLOGA CON RESPECTO A LA JUVENTUD Y EN ESPECIAL A LA CHILENA....

ROSSANA REGUILLO
REVISTA Ñ.
La juventud precarizada
La antropóloga Rossana Reguillo dice que los jóvenes latinoamericanos oscilan entre la inclusión y la marginación social, y que los seduce el vivir el "día a día" y la violencia. Cree que la protesta de los estudiantes en Chile muestra una repolitización incipiente entre las juventudes del continente.
Locuaz, eufórica, aguda y de buen humor, Rossana Reguillo, antropóloga y mexicana, habla en esta entrevista del destino frágil, precario y comprometido que tienen los jóvenes latinoamericanos. Profundamente politizada, ha participado de la campaña por el recuento de votos para ver si Andrés López Obrador podía vencer al oficialista Felipe Calderón. No fue así, pero igual siguió acompañando, como militante y analista, a la gente que lo vivaba bajo la lluvia. Pocas semanas atrás estuvo de paso en Buenos Aires. Venía de participar en el ciclo "Tu ciudad, tu cultura" que organizó la dirección de cultura de la Municipalidad de Córdoba. "Ser jóvenes en la ciudad: de riesgos y esperanzas" fue el título de su charla. - —En abril hubo protestas masivas de estudiantes chilenos contra el aumento del boleto secundario y la privatización del sistema de cobro del crédito universitario. Fue una sorpresa en una sociedad que parecía dormida... - —Durante mucho tiempo yo podía percibir una profunda despolitización de la sociedad chilena, que tenía muchos años de un letargo democrático con el tema de la dictadura. Estuve poco antes en Chile haciendo un trabajo precisamente sobre jóvenes y me impresionaba esa actitud de "aquí no pasa nada" y que sólo los veía entusiastas cuando hablaban del pasado y no del presente o del futuro. Estas revueltas me devuelven una perspectiva bastante alentadora, independientemente de que se pueda pensar que se trata de una propuesta acotada, de clase media. ¿Qué importa que sea de clase media o de clase alta cuando lo que tú estás viendo ahí es un proyecto de demanda política juvenil que no habíamos visto así de organizada en América latina en los últimos años? La categoría estudiante había desaparecido del lenguaje, de la visibilidad mediática y la discusión desde el 68 y los 70. Entonces, el hecho de que otra vez los jóvenes vuelvan a aparecer en el espacio público, no como pibes chorros ni como bandas ni como maras, (pandillas centroamericanas conocidas por su extrema violencia y crueldad) sino como estudiantes, me parece que es un asunto que nos tiene que llevar a pensar muchas cosas, más cuando la sociedad chilena es la que presume de haber abatido los índices de exclusión y de contar con los indicadores de desarrollo más altos del continente. Esto te habla de que ahí hay un problema que los jóvenes están percibiendo y que todos estos años de silencio sirvieron para politizar una generación que empieza por pedir cambios acotados, pero que genera un aprendizaje político y un capital que no se puede desestimar. Además, obligaron a la presidenta a tomar decisiones muy serias.- —¿Cómo ubica esa protesta en relación al contexto de otras juventudes latinoamericanas?- —América latina no es un continuo homogéneo. Pese a que estemos sacudidos por crisis estructurales similares, me parece que la configuración de los movimientos sociales de la protesta juvenil tiene características o configuraciones locales muy específicas. En el contexto latinoamericano, creo que lo de Chile inaugura una reentrada de los jóvenes desde su reconocimiento como estudiantes, como un movimiento que eventualmente podría generar cuestiones interesantes, sobre todo en la Argentina y, de manera menos probable, en Uruguay. No creo que el efecto Chile viaje hacia el norte. ¿Por qué? Por razones muy específicas. En el caso colombiano, los jóvenes no logran salir del secuestro mediático que los tiene convertidos en sicarios, violentos, problemáticos, etcétera, por un lado. Y, por el otro, hay una sociedad que, de sorpresivamente, decidió apoyar en forma unánime y homogénea al presidente Uribe, cuando uno pensaría que tendrían que pasar otras cosas. - —En otros rincones la desigualdad se vuelve común...- —Hay un empobrecimiento brutal de los jóvenes centroamericanos, donde tienes que el 50 por ciento de los jóvenes salvadoreños está viviendo en condiciones de pobreza extrema. Eso no te permite imaginar un escenario de la reivindicación de la identidad juvenil como en Chile. Las reivindicaciones son más duras, violentas y no hay posibilidad de que por ahí se pueda generar un movimiento, por la sencilla razón de que están demasiado ocupados en la sobrevivencia. El caso mexicano es muy interesante porque, si bien tuvimos hace cuatro o cinco años la gran gesta estudiantil de la UNAM encabezada por el Comité General de Huelga tampoco creo que pudiera aplicarse el modelo chileno porque la enorme fragmentación que hay en los colectivos juveniles ha imposibilitado en los últimos años encontrar un eje vertebrador que pudiera aglutinarlos y que no lo va a representar ni la universidad ni la escuela. Lo que tú tienes es una enorme diversidad de problemas y realidades juveniles que se puede reducir a tres grandes esquemas: los inviables, es decir los jóvenes mexicanos que ya no tienen ninguna inserción social; los asimilados a los mercados flexibles, es decir los que han asumido su condición de desechables y que creen que su única opción es aceptar el trabajo de la maquila (plantas extranjeras que ensamblan insumos en condiciones precarias); el tercer núcleo es el de los sectores que yo denomino "paralegales", es decir, que han decidido hacer una opción por el narcotráfico, el crimen organizado, la piratería, como forma de acceso y afirmación social. Entonces, esta protesta chilena no podría encontrar visos de expresión en México.- —¿Qué imaginario de futuro piensa que tienen los jóvenes latinoamericanos?- —Creo que hay una cuestión muy dramática. Empiezo planteándote un dato que encontramos en la segunda encuesta nacional de juventud, que acabamos de terminar en México. Es una encuesta del gobierno pero que ha tenido la sensibilidad de convocar a un equipo de expertos académicos que la diseñan y analizan los resultados. Cuando tú les preguntas sobre su confianza en la posibilidad de realizar proyectos futuros, pero lo focalizas en ellos, un porcentaje extraordinariamente alto contesta que está confiadísimo, que el futuro es lo máximo. Pero uno, que como analista ha desarrollado cierto colmillo, a esa pregunta le añade varios controles para ver cómo se van comportando. Entonces, les planteamos la premisa: "El futuro es tan incierto que es mejor vivir la vida día a día", y ahí tuvimos respuestas del 88 por ciento a nivel nacional, que subía al 90 por ciento en los estratos socioeconómicos altos y en los más bajos, y entre los más educados y los menos educados, que decían estar de acuerdo en que no se puede planificar el futuro. Por lo tanto, el acceso a la educación no es un modificador de imaginarios de futuro. Y lo que sí parecía estar mejorando la percepción del futuro era la ubicación socioeconómica de los jóvenes y el género. Se mostraban más en desacuerdo las mujeres con respecto a la incertidumbre del futuro que los hombres. Lo que se ve es un estallido de la noción de futuro, imaginarios muy precarizados que se expresan desde dos lógicas: una que es la salida totalmente hedonista, que es "frente a este desmadre, ya no hay nada que hacer". Entonces tienes la salida hedonista que es, como la llamaría Martín Hopenhayn, la opción furiosa por el reviente. Yo la suscribiría con ciertos matices. Tiene que ver con que hay que reventar el cuerpo con drogas, con fiestas, o sea un desapego total de cualquier opción de control. La segunda vía de expresión sería la renuncia explícita a cualquier tipo de pacto social normal, institucionalizado. Estos jóvenes asumirían, con pasmosa tranquilidad, que se van a morir, pero al menos, intentando comprar una heladera para la madre. Es ese gran sector de jóvenes que cada vez más se inserta en el narcotráfico y el crimen como estrategia de viabilidad.- —¿Y cómo es la relación de los jóvenes con el mundo de la política? Me refiero a su inserción en movimientos sociales o del tercer sector o alguna otra iniciativa que los incluya. - —Se está viendo no solamente en la Argentina sino también en muchísimos lugares. Por ejemplo, en el caso de las maras centroamericanas, ves claramente que, para muchos jóvenes de los barrios marginales de El Salvador, Honduras o Guatemala, la única posibilidad de inclusión es a través de la vinculación con las maras. Eso, en términos políticos, tiene efectos dramáticos porque, por un lado, venimos de un profundo desencanto político, es decir de una crisis de legitimidad y credibilidad arrolladora que sí es común a toda América latina. Si tú revisas los datos de encuestadoras e investigaciones, te vas a dar cuenta del lugar tan deteriorado de la democracia como modelo gubernamental y de los partidos políticos. Así empezó la crisis y ahora termina de manera muy dramática hacia el poder judicial. ¿Qué quiero decir con esto? Que no solamente hay un profundo descrédito y desconfianza de los jóvenes del aparato político tradicional sino de las instancias gestoras, responsables a nivel gubernamental, del ejercicio de la Justicia. Tú vas viendo el deterioro, la degradación creciente en estos niveles de confiabilidad. ¿Cómo se expresa esto en el territorio político? De distintas maneras, no hay una respuesta unívoca. Por un lado, podrías tener este abandono o repliegue de cualquier pacto social de los jóvenes, que se sitúan en ámbitos paralegales donde todo vale. Como no se tiene nada que perder, todo vale. Se pierde cualquier vínculo social con el otro. Esto, en términos políticos, más allá del efecto partidos, tiene un efecto profundo en las sociedades como las hemos conocido hasta hoy.- —Y es un terreno donde ganan espacio otros oportunistas...- —Se genera una franja donde se corre el riesgo de que los jóvenes se conviertan en carne de cañón para los ofertadores de esperanzas: neorreligiones, autoayuda, autogestión, etcétera. Políticamente, el vacío social no existe y, ante este descrédito de las instituciones normales, otras instituciones vienen a tomar su lugar. ¿Qué tipo de sociedad, políticamente hablando, vamos a tener, si estas instituciones ofertadoras de esperanza y de posibilidades de inclusión lanzan cotidianamente la consigna de que la respuesta es individual, es espiritual, es la meditación y, en última instancia, la solución depende del sujeto? Políticamente, esto es gravísimo porque lo que provoca es precisamente la idea en muchos jóvenes, que yo he podido tocar de manera muy nítida, de que ellos son los responsables de su propia pobreza, de su propia maldad y violencia, de su propia incapacidad de conseguir trabajo. Estamos viviendo políticamente un proceso muy perverso de lo que Bauman llamaría la precarización del yo. Puesto en porteño, no sería otra cosa que culpar a la propia biografía del sujeto de la posibilidad de conseguir un empleo. En las entrevistas que hice en las maquilas mexicanas, me tocó el caso de un joven que me impactó muchísimo que me decía que no conseguía trabajo porque era gordito, moreno y no hablaba inglés, lo que, en términos generales, significa que este muchacho asumía que él era el responsable de su propia bronca. Por el otro lado, en esta lógica que avanza, lo que se genera es quitarle responsabilidad al proyecto político-económico-social, apartar la culpa de las instituciones y depositarla en el sujeto. El sujeto juvenil está pagando esa deuda, y esto va a tener efectos super-perversos. Y el tercer elemento es el de una franja de jóvenes que, así como los otros pueden ser profundamente seducidos por estas instancias, también estarían esperando un detonante al cual asirse. El conflicto "electoral" de México ha detonado un movimiento juvenil de repolitización, de apoyo a la coalición del partido de López Obrador como no habíamos visto en muchísimo tiempo. Si tú haces esta segmentación para leer América latina en su conjunto, puedes entender procesos como el de los pibes chorros, el de los estudiantes en Chile, el de las maras en Centroamérica, ya no como procesos de excepcionalidad regional sino como un proceso mucho más generalizado.- —Con respecto a esa "precariedad del yo", - en San Pablo, Buenos Aires, Santiago se ven universidades de elite donde no hay lugar para los marginados ni despojados, sólo para los que mañana van a componer el mundo de los que toman decisiones. ¿Cómo piensa que va a ser la sociedad del futuro con este nivel de desigualdad?- —Estamos llegando a unos niveles de obscenidad absoluta como el que tienes cuando un estudiante llega a la universidad con un BMW mientras, por el otro lado, hay un muchacho que se está literalmente muriendo de hambre. Esto está generando una polarización social, no sólo en las ciudades, sino en la sociedad en su conjunto, donde, de manera cada vez más nítida, estamos volviendo a un conflicto de clases, aunque suene demodé. Si es que alguna vez desapareció, hoy se vuelve a agudizar de una manera muy nítida. Tienes, por ejemplo, que el 98 por ciento de los jóvenes cuenta con televisión de señal abierta pero, cuando analizas la cuestión de las nuevas tecnologías en el caso mexicano o en el colombiano, ves que el 50 por ciento de los hogares urbanos con jóvenes tienen computadora y acceso a Internet, con cifras que bajan al 0,6 por ciento en sectores rurales. Esto habla de la configuración de dos modos fundamentales de ser joven. Puesto en términos de Néstor García Canclini, están los desiguales y los iguales, los conectados y los desconectados, y los absolutamente excluidos. Creo que esto está teniendo ya efectos perversos, y que, por esta vía, podemos entender la explosión de ciertas violencias urbanas.

viernes, septiembre 29, 2006

....ENTIENDO A OMINAMI..WALKER...FORTUNATTI..Y..LONGUEIRA..

Por Alejandro Salas.

¿Desarrollo, 20 mil millones?

Amigos míos:
La dogmática axiológica vigente resalta el concepto vacuo de diversidad como eje de todo, mas digo vacuo porque tiene tan diversos significados como su inspiración primaria, impedir descubrir el velo de las cosas tal cual son para defender el interés mezquino que le trasciende.
Al respecto debe decirse que el discurso político se izquierdiza para que, en los hechos, se mantengan las cosas tal cuál están o para profundizar los privilegios, lo que es tan viejo como decir que el lobo se disfraza de oveja.
Por supuesto que la concentración de la propiedad es un obstáculo al desarrollo y es la piedra de tope de nuestro crecimiento y debe reconocérsele a Adolfo Zaldivar, cuando estaba en la conducción del PDC, haber introducido este factor en el debate con su mandato ético de “corregir el modelo”, pero la derecha política, con un afán de mantener su relación influyente sobre el poder económico del país, simpatizándole a la gente, sortilegia el imperativo ético y económico de desconcentrar y lo transforma en la generación de nuevas barreras para ampliar una competitividad efectiva, dejando al mero perfeccionamiento de los instrumentos fiscalizadores, ya existentes, la tendencia monopolizante, en la práctica oligopólica, es decir: magia que vuelve sobre el insistente pujar de los grupos económicos por eliminar las barreras del empleo para generarse certidumbre a costa de una mayor incertidumbre para los trabajadores, sector al que, en mi peculiar visión, pertenece también gran parte de la PYME.
Nadie, con mediano sentido común, puede creer que las actuales tendencias microeconómicas reformistas podrían acaso disminuir los actuales niveles de concentración y, sin lugar a dudas, la social democracia criolla tiene serios problemas de identidad por obedecer al comportamiento europeo y no al local, cayendo en la eufemística de llamarle flexibilización laboral a medidas que, más que desprotectoras, son instrumentos de incertidumbre que mermarán, más todavía, el poder negociador de los trabajadores y la PYME frente a quienes concentran la propiedad.
Entiendo en su dogmática a los valientes Ominami, Walker, Fortunatti y Longueira. Del primero, impresiona su fe en el modelo; sólo así podría aceptársele que crea que insegurizando a los trabajadores creceremos. Del segundo y el tercero, impacta su ingenuidad de que hay plausibilidad entre predominio de Mercado sobre Estado o al revés y, en consecuencia, la desconsideración de que el Estado es un factor relevante en el comportamiento de los mercados, ni antes ni después; sólo así puede aceptárseles que desvíen el debate, descalificando el imperativo ético de “corregir el modelo”. Del cuarto, la astucia es su arma; sólo así es posible entender su llamado a desconcentrar para concentrar y que esto parezca verdad.
La oportunidad del desarrollo requiere que se cumplan dos condiciones. Una es ética, donde cada chileno pueda creer efectivamente que los intereses patrios son colectivos, para todos y no para unos pocos, es decir, puedan ver que se ejerce la primacía del bien común. Otra es económica, donde la redistribución del ingreso es eje del crecimiento y al revés, cuya ecuación se resuelve con decisión de invertir productivamente garantizando la competitividad de los mercados, achicando las actuales barreras de la oferta, con participación indirecta del Estado, pero también con participación directa en aquellos rubros donde prevalece la concentración.
Si nos abriésemos al cumplimiento de estas condiciones, la oportunidad histórica de la que todas hablan por estos bienvenidos 20 mil millones de dólares del cobre, se transformaría en una realidad.
Pero, ¿Cuánto valen 20 mil millones?
En realidad todos los chilenos podríamos contar como mínimo con $4.500.- pesos diarios.
Sólo un cuarto recibe más de $4.500.- y el resto en promedio alcanza los $2.094.-, es decir le faltan $2.406.-
En dólares esta cifra equivale a un total de US$ 1.642.- al año, lo que multiplicado por los ¾ faltantes, nos da alrededor de 19 mil millones de dólares, quedándonos mil para guardar.
Si esto fuera posible, la brecha entre el 8% más rico y el resto de la población disminuiría a más de la mitad, de 12 veces a 5,4 , reduciendo de 50 a 5 la brecha entre las familias más ricas de las más pobres, y así y todo, los más ricos contarían con más de los $25.000.- diarios que hoy disfrutan.
Seríamos, sin duda, una nación desarrollada y lo único que tendríamos que hacer es lograr que cada año contemos con esos 20 mil millones.
Pero la economía es dinámica y a mayor poder adquisitivo crece la demanda y con la actual estructura de la oferta, dirigida sólo al cuarto más rico que consume el 75% de todo lo que se vende, aumentarían rápidamente los precios y, finalmente tendríamos una inflación, de tal tamaño, que se profundizarían mucho más la inequidad vigente.
Entonces aquí entra el rol de la economía política que, teniendo la misión de aprovechar la coyuntura, abra espacios de equidad con crecimiento y no al revés, y que, generando oportunidades para los referidos casi 11 millones de chilenos, regule la inflación y sus perversos impactos.
La respuesta no es complicada, pues entre gastar y ahorrar no se acaban las alternativas, dado que la palanca al desarrollo es invertir para que estos ¾ ganen esos $4.500.- diarios, haciendo crecer la demanda al ritmo de la oferta.
Esta odisea requiere de una visión ancha y de un fiel convencimiento. Implica invertir para que crezca la oferta de bienes y servicios de manera de impactar sobre el empleo y las remuneraciones.
¿Quién debe invertir?, todos sin duda, no existe un real dilema entre mercado y estado, mas es responsabilidad de este último hacer y promover la inversión en la creación directa e indirecta de nuevas fuentes productivas. En la inversión directa debemos velar por la satisfacción de sus empleados, en la indirecta hacerlo mediante la introducción de justos equilibrios en la distribución de las ganancias y, en ambas, velar por la competitividad, generando mecanismos que impidan la acumulación y la concentración.
No se trata de desconcentrar por desconcentrar, sino de generar más competencia y esto involucra un papel más protagónico del Estado. Hay elementos orgánicos del actual modelo que lo impiden, pero su principal obstáculo no es jurídico, sino que la existencia de una visión generalizada de que no debiera. Este mito que castiga la intervención debe ser superado y, por cierto que su superación efectiva depende de una conciencia generalizada de que es posible, de que los más ricos ganarán más de lo que ya ganan, pero esto hará que los pobres y los menos pobres puedan acceder a esos ya majaderos $4.500.- pesos.
Un ejemplo concreto de inversión, a propósito de que los 20 mil los está generando el cobre de todos los chileno, sería resolver, mientras queda tiempo, la fundición y refinería de todo el cobre en Chile, ya directa o indirectamente, ya mediante ambas posibilidades. De hecho a cifras del 2001 de Colchilco, con un valor del cobre muy por bajo del actual, esta industria, por sí sola, generaría 13 mil millones de dólares y disminuiría en 4.700 millones las pérdidas, generando además, como lo dijera el entonces Ministro Dulanto, sobre 20.000 nuevos empleos en la Segunda Región.
Un país así alcanzado, tendrá que recorrer el camino que implica subir el ingreso individual de US$ 3.228.- a US $ 4.455.- al año, es decir un 38% más cómo mínimo, con capacidad de distribuir este auge ecuánimemente.
En resumen, ni las tendencias microeconomizantes ni la dogmática axiológica vigente nos abrirán el camino al desarrollo, sino el ejercicio de correcciones que ejecutando y promoviendo la inversión vayan garantizando la competitividad de los mercados, disminuyendo la concentración y generando certidumbre en el mundo laboral y de la PYME.

Alejandro Salas

...DOCUMENTO AL MINISTRO DE HACIENDA SUSCRITO POR 12 DIPUTADOS DC....

Señor
Andrés Velasco Brañes
Ministro de Hacienda .
Teatinos 120 piso 12
Santiago.


De nuestra consideración :

En un momento excepcional para la economía chilena nos hemos informado de su plan “Chile Compite”.
Nos llama la atención estas medidas que, en la práctica, son inversamente proporcionales a las amplias capacidades del país para hacer frente a los problemas económicos y sociales de vastos sectores de chilenos.
Es más, nos preguntamos porqué los tecnócratas, muchos economistas, sectores de derechas y también concertacionistas hacen aparecer como un problema, para la buena marcha de la economía, la demanda de justicia social.
Seguramente seguirán apostando a la apatía e indiferencia de la gente, asumiendo ante la historia que, cuando ésta pase de la impotencia a la convulsión social, no habrá oportunidad de salvar lo bueno y corregir lo malo del modelo, adaptándolo a nuestra realidad e idiosincrasia.
Desde hace años que el país muestra equilibrios financieros más que sólidos, incluso antes de que el cobre se comenzara a cotizar a los niveles actuales. Desde el año 2000, comenzamos a tener crecientes exedentes comerciales, la inflación se estabilizó a niveles apenas por encima del 2%, viniendo de guarismos del 6 %,7% o más.
En 2004 el Banco Central terminó de bajar la tasa de interés de referencia hasta situarla en 0%, e incluso negativa, en términos reales. Con todo lo que ha subido desde ese entonces, la tasa real no supera el 1,5% anual. Por su parte el fisco comenzó aplicar su regla de superávit estructural, de manera que las cuentas del Estado, medidas a precios normales de partidas claves, empezaron a entregar un exceso de ingresos sobre gastos equivalentes al 1% del PIB.
De esta manera, hace mucho tiempo que pudieron haberse implementado programas que reincorporaran a la pequeña y mediana empresa en la economía chilena y hace mucho tiempo que se pudo dar mejores perspectivas a la clase media y trabajadores dependientes de ella.
En efecto, la sigla Pyme, de hecho, minimiza la importancia del sector. Este representa toda la economía que no gira exclusivamente en torno a las grandes empresas; son todas las farmacias de barrio, almacenes, fábricas, reparadoras, los profesionales y técnicos independientes en general. Económicamente en torno a ese sector se mueve el 83% de la fuerza de trabajo y ellos son el 24% de la economía.
Las Pymes son la base para una distribución más equitativa del ingreso y son determinantes para el propio crecimiento de una economía de bases sólidas. Por eso que, el no haber considerado a este sector, tuvo como consecuencia para el país un bajo crecimiento, desempleo y una mala distribución del ingreso.
Resulta evidente que la autoridad debió tomar las medidas que permitieran a este sector participar plenamente en el desarrollo del país. Pero no se hizo nada significativo, salvo algunos intentos que fallaron por ser demasiado modestos y estrictos.
Equivocadamente, las autoridades de la época consideraron que el ambiente de crisis de la economía chilena todavía perduraba, y también erradamente creyeron que la economía del país podía repuntar sin poner atajo a la destemplada concentración económica y sin reinsertar en la economía y las corrientes crediticias a las pequeñas y medianas empresas.
Se pensó en forma extremadamente ligera, como lo revelan las porfiadas cifras, que fácilmente las Pymes podrían superar la draconiana realidad de altísimas tasas de interés, excesivo endeudamiento y dificultades para encontrar mercados, y correrían paralelamente a las grandes empresas para sustentar el crecimiento - que justamente aspiran todos los chilenos - de 7 % o más .
Los que suscribimos esta nota nos sentimos en la obligación de desarrollar programas profundos y sólidos de reinserción en la economía de los desplazados. Con especial énfasis asumimos la defensa y apoyo de los productores internos; sobre todo cuando estamos condicionados por un proceso de globalización que no controlamos y donde la competencia es más exigente, cuando no desleal.
Nuestras autoridades no actuaron en beneficio de las Pymes, sino llegaron al absurdo de distraer ingentes recursos estatales hacia grandes empresas y conglomerados; como fueron los millonarios subsidios en dólares que entregó CORFO a Lan y Ripley.
Los afectados por el olvido suman millones, y gran parte de ellos engruesan el DICOM, sea el histórico o el actual, y se sustentan como pueden ya que tienen vedado el acceso al crédito, que es el elemento esencial para poder operar económicamente. A los que todavía pueden recurrir a los préstamos les cobran altísimas tasas de interés en los bancos, y todavía más altas en los factoring, muy por encima del valor de escasez dictado por el Banco Central.
Entre los más lesionados están los pequeños productores agrícolas, los pescadores artesanales, los pequeños mineros, todos los cuales merecen atención, quienes fueron excluidos económicamente quedaron socialmente marginados sin visualizar un futuro digno para sus hijos y sin perspectivas de progreso en base a sus pequeñas propiedades que en un sentido profundo representan las raíces mismas de Chile.
Antes de mencionar siquiera otras aspiraciones, queremos detenernos en el endeudamiento de las Pymes, ya que condiciona el éxito que puedan tener las medidas de apoyo que las sucedan. Con alta deuda, amenazas de embargo y sin crédito, no habrá programa de capacitación y asociatividad que surta efecto.
Ignorar las posibilidades productivas y rentables gracias a este mayor precio del metal, es simplemente mortal. Coincidimos que esos recursos no se deben derrochar pero insistimos en que – una parte de éstos- se deben invertir, entre otras cosas en medidas como las que proponemos más adelante, para expandir el horizonte de vida de millones de chilenos y para acelerar el débil crecimiento económico del país.
En suma, invertirla donde la tasa de retorno social de esa inversión supere la miserable tasa de interés que tales recursos devengarían en caso de convertirse en reservas internacionales. No hacerlo es similar a una persona pobre que se sacara la lotería y que en lugar de invertir la plata en educación para sus hijos, en una vivienda y herramientas de trabajo, la ahorrara en el Banco Estado para gastarla mas adelante, sin saber cuando, continuando con su vida mediocre.
Si se insiste, con el pretexto de que este ingreso es transitorio y en que no puede moverse ninguna variable fundamental, significaría que cualquier sensibilidad social y moral, a las que somos afectos, será sistemáticamente ignorada. Se está aplicando una política económica subóptima, no obstante la abundancia existente. En los hechos, con esta visión estamos condenados, pese al actual precio del cobre, a crecer al 4,5% como lo dicen las cifras últimas de Imacec. Si no contáramos con la bonanza del cobre creceríamos sólo entre el 2 % y el 3%, como en el período 1999-2003.
Invertir en los pequeños y medianos productores y en el endeudamiento de las personas, es rentable señor ministro: Eleva el crecimiento del PIB.
Más que nunca, es necesario hacerlo ahora, ya que desde hace meses el bajo crecimiento económico refleja el agotamiento de varios puntos de la política seguida actualmente y esta corrección, eleva la recaudación fiscal por mayor actividad, aumenta el empleo, y mejora la distribución del ingreso.
Nada sacaremos señor ministro, guardando toda la plata extra del cobre, si millones de personas siguen fuera de lo que usted puede considerar una economía maravillosa.
De no hacerlo, en un futuro no muy lejano, otro ministro deberá usarla en pensiones asistenciales y ayuda alimenticia.
Para nosotros, señor ministro, las únicas medidas aceptables iniciales a la luz de la realidad de millones de personas y de las posibilidades reales de Chile-que por cierto incluye el precio del cobre y los excedentes derivados de ello- son las siguientes:
Iniciar un programa masivo de reprogramación a largo plazo de todas las deudas pequeñas y medianas, incluidas la deuda de las Pymes y de las personas con la banca por un monto tope, ya que mucha deuda de consumo, de tarjetas bancarias e hipotecarias, incluye obligaciones que en realidad son de pequeñas y medianas empresas. Gustosamente nuestros técnicos pueden hacerle llegar sugerencias sobre las formas concretas de hacerlo, así como una estimación de los costos tanto pecuniarios como morales y de su factibilidad.
Apoyo crediticio para que los pequeños y medianos empresarios reprogramen en un largo plazo razonable la deuda previsional morosa.
Condonación de 100% de capital, intereses y multas de las deudas tributarias impagas hasta por un monto tope. El costo de esta medida es cero, ya que seguir anotándolas en los activos es ilusorio, puesto que no podrá ser pagada.
Por supuesto que esto no es suficiente. Si no se toman posteriormente otras medidas de fondo, para implementar una verdadera economía social de mercado, se corre el riesgo de que la aflictiva situación actual pueda volver a ser una realidad.
Estamos conscientes de eso, y sin perjuicio de las políticas y programas que la autoridad pueda generar con sus equipos e instituciones especializadas, tenemos preparadas proposiciones de política conducentes a consolidar el sector socialmente más importante del país: La clase media.
En suma lo que hace falta es que todo el Estado que sea necesario se vuelque decididamente a apoyar, facilitar, incentivar y respaldar la actividad productiva de cientos de miles de pequeños propietarios, creando condiciones de real oportunidad e igualdad para todos los chilenos. El resto dejémoslo a la responsabilidad y libertad de emprender de todos los que quieran participar en la construcción de un Chile más justo y solidario.
Fundamental para tal objetivo es encarar a fondo la crisis educacional y ser capaces de revisar y reordenar la estructura y el sistema actualmente vigente. Sin complejos políticos ni ideológicos y, por cierto, decididos a invertir preferentemente en este otro gran objetivo del Estado chileno.
Señor Ministro los parlamentarios firmantes somos Demócrata Cristianos y representamos a millones de compatriotas que han confiado en nosotros, en la democracia, en nuestra visión de la sociedad y en la convicción que nos mueve a actuar en política.
Nos da la impresión que para los defensores de este modelo económico de mercado a secas, y que a estas alturas son transversales al espectro político nacional, la democracia y la política son obstáculos para el progreso como ellos lo conciben.
Considerando lo anterior es que creemos de primer interés para los chilenos el abrir un debate sobre qué futuro queremos para nuestro país devolviéndole vigor a la democracia y credibilidad a la política.
Es por eso que este planteamiento, además, lo hemos puesto a disposición de la Comisión Económico Social del Partido, sabiendo que en su seno la discusión sobre crecimiento económico y justicia social está presente desde que fuera creada.
Le saludan atentamente,

Carlos Olivares Alejandra Sepúlveda Gabriel Ascencio
Jaime Mulet Carolina Goic Jorge Sabag
Eduardo Diaz Pedro Araya Sergio Ojeda
Renán Fuentealba Mario Venegas Pablo Lorenzini

....UN TREMENDO GESTO DE RODOLFO FORTUNATTI...PODEMOS DISCREPAR EN EL CONTENIDO...PERO NO EN TU GESTO

Posted by Picasa Estimada Katy:

Un día, hace ya varios años, cierto entrevistador le preguntó a Joan Manuel Serrat, cantautor español, qué lo había inspirado a componer «Poco antes de que den las diez». El diálogo que se produjo entre ambos todavía hoy es elocuente.

— ¿Qué quiso decir usted con esa canción de amor? —preguntó el periodista al catalán.

— ¿Canción de amor? —replicó Serrat. Yo no he escrito una «canción de amor», como usted dice. Lo que yo he hecho es una crítica al tradicionalismo español, al integrismo intolerante, en fin, a la censura franquista.

El entrevistador de marras lo miró sorprendido. No había reparado en el verdadero testimonio de Serrat, como suele ocurrir cuando seguimos mirando las cosas sin variar un ápice nuestra perspectiva. Del mismo modo solemos ignorar la presencia de personas concretas en la crítica al modelo económico, no obstante clamar éstas a gritos sus desesperanzas.

¿Dónde están los desamparados? ¿Dónde están esas personas concretas? Pues, en tasas de crecimiento que este año no alcanzarán el 5% del PIB. Ahí están los niños, las mujeres adolescentes embarazadas que caen en la deserción escolar y en la pobreza, los niños que mendigan en la calle, los jóvenes emprendedores amigos de la tecnología que no tienen apoyo ni acceso al crédito, las nuevas ideas de miles de emprendedores pequeños y medianos, el desarrollo de la cultura regional, los jóvenes de Arica como las mujeres de Punta Arenas.

¿Dónde están esas personas concretas? Están en tasas de desocupación que hace años bordean el 8.5 por ciento de la fuerza de trabajo. Ahí están los niños, las mujeres adolescentes embarazadas que caen en la deserción escolar y en la pobreza, los niños que mendigan en la calle, los jóvenes emprendedores amigos de la tecnología que no tienen apoyo ni acceso al crédito, las nuevas ideas de miles de emprendedores pequeños y medianos, el desarrollo de la cultura regional, los jóvenes de Arica como las mujeres de Punta Arenas.

¿Dónde están esas personas concretas? Están en las cifras, en los conceptos, en el modelo, en la idea de Concertación, en la herencia de la dictadura. No nos equivoquemos: ese y no otro es el Chile real. O, al menos, una parte del Chile real que queremos cambiar. Y eso es hacer partido desde la realidad y desde nuestros valores.

Seamos claros: no estamos hablando de una «canción de amor»; estamos hablando de justicia, de libertad, de humanidad. Estamos hablando de la crítica al modelo realmente existente. ¿La habría formulado Jacques Maritain? Mi convicción es que habría escrito algo parecido a lo dicho allá por el año 1965: «Es la primera vez, desde hace siglos, que se ve surgir en la historia, una política auténtica y realmente cristiana (y por lo tanto, revolucionaria en el sentido en que la entiende el Dr. Frei). Es un acontecimiento de un alcance incalculable».

La saluda en la confraternidad democratacristiana,

Rodolfo Fortunatti

....AL FIN NUESTROS JOVENES PARTICIPAN DE ESTA DISCUSION....QUIEN DIJO QUE NO ESTAN NI AHI..? FELICITACIONES....

En el Blog de Carlos Espinoza (más conocido como Yankee Espinoza) http://yanky1000.blogspot.com se ha desarrollado durante estos últimos días un gran debate respecto del modelo económico, entre diversos camaradas.
Pero este debate, camaradas, está marcado por no personalizar nuestras ideas. Se habla de cifras, de conceptos, de modelo, de la concertación, de la dictadura, pero por que no hablamos a partir de las personas concretas que habitan nuestro país: Hablemos de los niños, de las mujeres adolescentes embarazadas que cae en la deserción escolar y en la pobreza, hablemos de los niños que mendigan en la calle, de los jóvenes emprendedores amigos de la tecnología que no tienen apoyo, del acceso al crédito para las nuevas ideas de miles de emprendedores pequeños y medianos, del desarrollo d ela cultura regional, de los jóvenes de arica como de las mujeres en punta arenas. A los y las dc nos falta empaparnos del chile real. Les solicto hablar y hacer partido desde la realidad y desde nuestros valores. Un abrazo, FELICITACIONES Carlos y gracias por el debate.. Les recomiendo visitar el artículo "Madres adolescentes trabajan más de 8 horas lo que les impide estudiar" que encontré por ahí.

...ARTICULO DE AYER JUEVES EN LA SEGUNDA...POCO CLARO...DEBIERA DESARROLLAR MAS EL TEMA....

Aparecido el jueves 28 de septiembre en la Segunda.

Las ideas de “economia social de mercado” y de “estado de bienestar”, introducidas en Europa por la democracia cristiana y la social democracia, respectivamente, han sido tal ves la base de lo que se conoce como el “modelo social” europeo.
La reciente derrota de la social democracia sueca, sin embargo, luego de 12 años consecutivos de gobierno y de haber ejercido el poder durante 67 de los 74 últimos años, debe hacernos reflexionar sobre algunos de los problemas que presenta el concepto y el esquema de estado de Bienestar.
Ha que dar crédito a la revista The Economist por haberse anticipado, una semana antes, a la derrota de la social democracia sueca, con sólidos argumentos: a pesar de la vitalidad de la economía sueca, en el contexto de una europa azotada por el bajo crecimiento, el desempleo, una alta deuda pública y una declinante competitividad, la economía escandinava , con 9 millones de habitantes y un no despreciable crecimiento económico de 5,6 % en el segundo trimestre de este año, evidencia serios problemas.
Entre ellos, un crònico problema de desempleo entre los jóvenes y los inmigrantes. Asimismo, mientras en 1970 suecia era el cuarto país más rico de la OECD, en 1998 pasó al lugar decimoséptimo. Más aún, aunque la cifra oficial de desempleo es de 6%, se estima (Mckinsey) que la real alcanza a un 15-17% mientras que el sector privado no habria creado un solo empleo en términos netos desde 1950( Davis y Herekson), al tiempo que el sector público emplea al 30 % del total de los trabajadores (el doble que alemania) y transfire pagos a otro 30%, todo ello en medio de fuertes regulaciones y altos impuestos que habrían afectados especialmente a la pequeñas empresas.
Mauricio Rojas, diputado( chileno) de la nueva Alianza por Suecia, compuesta por moderados , liberales , centristas y democratacristianos ,añade que la clave de dicha derrota estaría constituida por una “falencia estructural del modelo de crecimiento sueco”, especialmente como queda demostrado en la falta de crecimiento del empleo. Así, por ejemplo, mientras la estadística oficial muestra que el año 2006 había 100.000 puestos de trabajo menos que en 1990, en el mismo lapso la población en edad de trabajar habrìa aumentado en 420.000 personas, siendo especialmente perjudicados los jóvenes e inmigrantes.
Sin pretender hacer generalizaciones dudosas, cabría preguntarse. ¿ cuál es el problema con el Estado de Bienestar?. Hace algunos años escribí que había (y hay, a mi juicio), dos grandes problemas con el concepto y esquema de estado de Bienestar: en primer lugar, como su nombre lo indica, daría la impresión que el bienestar es obra, fundamentalmente, de la acción del Estado, mientras que el verdadero bienestar, a mi entender, es obra del trabajo y el esfuerzo de las personas y las familias.
El segundo problema no es menor: también como su nombre lo indica, en la que se advierten graves falencias y abusos; pareciera que màs bienestar significa menos trabajo y menos esfuerzo (más vacaciones y más ocio), en circunstancia que, como tiendo a creer, más bienestar significa más esfuerzo y más trabajo - de allí, a propósito, las garras y nuevos brìos del modelo asíatico-.
Lo peor sería tirar todo por la borda y desconocer lo que, en una perpectiva más amplia, ha sido el gran aporte de llamado estado de Bienestar, al menos desde Bismack en adelante: el haber creado una red de protección social para los sectores más vulnerables y cadenciados de la sociedad. Tal vez más que un Estado de Bienestar necesitemos de una Sociedad de Bienestar sobre la base de más mercado, más eEstado y más sociedad civil y, sobre todo, de una nueva ètica del trabajo, en que el Estado apoye pero no llegue a sustituir el esfuerzo personal y familiar.

...HASTA LONGUEIRA PIDE CAMBIOS AL MODELO.... Y LOS OTROS...

Sorpresivo aliado para cruzada colorina Longueira plantea 'corregir el modelo' para evitar concentración del mercado
por Bernardita del Río
Ante la Confederación del Comercio Detallista, el senador UDI realizó un negativo diagnóstico del manejo económico por parte del gobierno, acusándolo de no preocuparse por la situación de las PYME. Sin embargo, reconoció que la culpa también la comparte el modelo de libre mercado vigente, que tiene asociado como efecto negativo la concentración de la propiedad. "-Fíjese usted senador... casi le digo presidente.-Falta poco. Estamos en confianza. (Dígame) como le salga más fácil." Con este diálogo entre el presidente de la Confederación de Comercio Detallista (Confedech), Rafael Cumsille, y el senador UDI Pablo Longueira se distendió el encuentro entre la entidad gremial y el autoproclamado aspirante a La Moneda de la tienda de calle Suecia. En la cita celebrada el jueves en la sede de la Confedech, el parlamentario hizo un diagnóstico negativo del desarrollo de la economía nacional, y consideró que “es una vergüenza” que con los precios actuales del cobre el país crezca a tasas menores que el promedio de la economía internacional. Pese a que resaltó las ventajas del modelo de libre mercado, señaló que hay un problema que el sistema no se puede resolver sí mismo: la extrema concentración de la propiedad. Pero también acusó al gobierno de impulsar políticas públicas claras que favorezcan y apoyen a la pequeña y mediana empresa (PYME), que a su juicio se encuentra “asfixiada”. “El gobierno no se ha preocupado por las PYME. Eso es una evidencia y una realidad. Si no nos preocupamos, lo que va a ocurrir es que en cada sector productivo de Chile va a estar manejado en un 70 u 80% por tres o cuatro grandes empresas, lo que es muy cercano a un cartel y finalmente los consumidores terminan pagando (los costos)”, indicó el ex diputado. En ese sentido, valoró la “valentía de (Carlos) Ominami”, al proponer la eliminación de la compensación por años de servicio en caso de despidos, “porque no es fácil para un senador socialista aceptar en su mundo que la indemnización hoy día es un concepto que atenta contra el trabajador y contra el empleo". El “modelito a secas” no funciona A diferencia del senador y ex timonel DC, Adolfo Zaldívar, quien planteó mucho antes la corrección del modelo económico, Longueira cree que la forma de apoyar a las PYME es contar con una política antimonopolio, con instrumentos CORFO y con políticas públicas ad hoc. Pero, sobre todo, plantea eliminar o disminuir las regulaciones que atentan contra el emprendimiento. Zaldívar, en cambio, cree que “el cuento del modelito y del mercado a secas” no funciona y que la "mano invisible" de Adam Smith no soluciona el problema de la desigualdad. “Hay que luchar para tratar de disminuir la desigualdad y terminar con una distribución de la riqueza que avergonzaría a cualquier hombre recto”, señaló el líder colorín en su momento. De todas formas, el presidenciable gremialista considera que “él (Zaldívar) es muy valiente porque reconoce que el grado de concentración que existe en Chile es responsabilidad, en gran medida, de los gobiernos de la Concertación”. “Tenemos que ir enfrentando estos temas y corrigiéndolos o perfeccionando el modelo, cada uno que lo llame como quiera. Aquí lo importante es que tenemos que hacernos cargo que la eficiencia y la economía a grandes escalas genera una concentración”, puntualizó Longueira. Crisis social Además, el ex timonel de la UDI advirtió que si el gobierno no toma medidas para crecer más rápido las movilizaciones sociales se multiplicarán y generarán un complicado escenario en el futuro, tal como también lo advirtiera recientemente el senador falangista. “Ya llevamos prácticamente 8 años en que estamos creciendo a tasas promedio del 3 a 4 por ciento, y eso se siente en el país. Ese efecto va generando una insatisfacción social, que la estamos viendo hoy día en la movilización. Esa insatisfacción también es fruto de expectativas que se generaron en la última campaña, por compromisos que asumió la candidatura de Michelle Bachelet y que hoy día los trabajadores sienten que no se están cumpliendo. Eso, más el hecho de que tenemos un buen precio del cobre y que hay holgura, genera estas estampidas de demandas sociales”, indicó el senador. “Chile, teniendo los precios del cobre inimaginablemente más altos de las últimas tres décadas, va a crecer menos que la economía mundial. Hay una señal de alerta en el país, una luz roja que se ha prendido y creo que si no somos capaces de revertir esta situación y crecer rápido al 7 o al 8%, estamos expuestos a una presión social creciente”, aseveró. A su juicio, estas movilizaciones también serían fruto de que los actores sociales perciben “desde que se instaló este gobierno, que es un gobierno con poco liderazgo, con poca conducción... y sin ninguna capacidad de enfrentar la movilización estudiantil”. “En la Concertación uno ve un creciente desorden. Yo creo que todas estas situaciones de mayor conflictividad se agravan cuando uno ve una indisciplina en la coalición gobernante... Eso produce incertidumbre y la incertidumbre finalmente se traduce en menos inversión, en menos empleo, en menos desarrollo, en menos crecimiento y empieza a haber esta insatisfacción social”, opinó. Autocrítica En este escenario, Longueira señaló que el rol de la oposición es presentarse como una alternativa de gobierno, y conminó a RN y la UDI a ponerse las pilas y trabajar desde ya en la construcción de un proyecto común. “Si podemos hacer alguna autocrítica es que precisamente cuando la ciudadanía percibe una coalición agotada, en que no hay ninguna razón para que exista una quinta administración de la Concertación, la Alianza por Chile debe ser capaz de preparar desde hoy una alternativa de país para que haya alternancia en Chile”, afirmó. Sin embargo, reconoció que para ello "no hay que ser reaccionarios, hay que construir un proyecto. Y la Alianza por Chile tiene que ser capaz de transmitir ese proyecto alternativo durante tres años y no improvisar el último año, porque si se improvisa creo que no tenemos ningún destino". “Si la Alianza por Chile, la UDI y Renovación, creen que van a levantar una alternativa a la Concertación el 2009, no tenemos ningún destino en esa elección presidencial. La única opción realista es que construyamos un proyecto país, con la UDI, Renovación y personas que no provengan ni de la UDI ni de Renovación, y lo empecemos a construir lo antes posible”, apuntó.

jueves, septiembre 28, 2006

...OTRO APORTE...EL PORQUE HAY QUE CORREGUIR EL MODELO.....


POR QUE ES NECESARIO INTRODUCIR RECTIFICACIONES AL MODELO ECONOMICO Y SOCIAL DE LOS GOBIERNOS DE LA CONCERTACIÓN



Santiago, 12 de Septiembre de 2006.

Por Hernan Bosselin.



Desde hace algún tiempo se viene escuchando la necesidad de introducir importantes modificaciones en el modelo económico social en actual aplicación. Las razones que han llevado a muchos de nosotros a pensar en tal sentido se fundan en la circunstancia que el crecimiento de la economía experimentado durante los últimos 15 años permite afirmar sin temor a equivocarse que es completamente imposible que nuestro país se ubique entre las naciones desarrolladas dentro de los próximos 30 o 40 años. Muy por el contrario, si se mantiene el ritmo de crecimiento a tasas de 4% o 5%, aproximadamente en 35 años más podríamos estar cerca de la situación actual de Portugal. Si no alcanzamos crecimientos que superen el 6% y bordeen el 7%, cuando nos encontremos en el tricentenario –no en el bicentenario-, nos hallaremos muy lejos del desarrollo de Estados Unidos de Norteamérica o de las naciones desarrolladas de Europa. Agrava lo anterior que la mantención del actual estado de cosas permite perpetuar la regresiva distribución de la renta nacional, la que se efectúa en forma extraordinariamente desigual. Todos los indicadores señalan que el modelo económico que la Concertación ha estado aplicando, desde 1990 hasta la fecha, si bien ha logrado disminuir las tasas de pobreza y de pobreza extrema, ha mantenido y según algunos estudios aumentado levemente los niveles de desigualdad en la distribución de la renta, en términos tales que tenemos un número reducido de personas que ciertamente tienen niveles de ingreso iguales a los de los países desarrollados, lo que todos podemos comprobar a diario al observar, por ejemplo, en la ciudad de Santiago, que perfectamente se pueden dividir en una basta zona donde habitan los sectores medios y trabajadores y un reducido extremo en el cual se construyen grandes edificaciones extraordinariamente lujosas que revelan un nivel de ingresos que los sectores medios de nuestra sociedad, no alcanzarán ni siquiera después de varias generaciones. Últimamente se han publicado las estadísticas respecto de las utilidades y estados financieros de las principales sociedades anónimas del país, cuyas acciones se cotizan en la Bolsa de Comercio. Un dato importante, respecto de tales sociedades anónimas, se extrae si se observa la composición accionaria de las mismas y es que no más de doce personas, en cada una de estas sociedades, tienen aproximadamente el 75% o el 80% de las acciones de las mismas. Más aún, la cantidad de acciones que se transan, compran o venden en la Bolsa, no superan el 30% del total de cada sociedad, ya que el 70% nunca llega a flotar o a ser transado en tal comercio por cuanto pertenece a los grupos controladores.
Cada vez que se plantea lo anterior en el debate nacional, han surgido otras opiniones que sostienen que el modelo es así: con grandes desniveles en la distribución de la riqueza nacional y con una poderosas tendencia hacia la concentración económica y financiera; más aún, se afirma que la globalización de la economía a la cual nos hemos incorporado de lleno tiene precisamente dichas características y si deseamos llegar alguna vez a ser un país desarrollado, necesariamente estaríamos obligados a aceptar estas características del modelo en aplicación. A dicho modelo sólo se podrían introducir correcciones desde el punto de vista de la equidad, a través de políticas públicas destinadas a asumir tareas de asistencia social, como sucede con los programas de empleos que han permitido encubrir las tasas de desempleo que verdaderamente ascienden al 10%.
Tal forma de razonar que encuentra sostenedores en los partidos de la Concertación, los que han expresado a través de sus dirigentes su rechazo a la proposición de introducir rectificaciones efectivas al modelo económico, tiende a crear cada vez más desaliento en quienes nos formamos en las convicciones del humanismo cristiano: éste en su expresión social y económica siempre lo entendimos como un intento de construir una sociedad diferente a la meramente capitalista, neoliberal e individualista. En la raíz fundacional del Humanismo Cristiano se encuentra la afirmación de que debemos acercarnos a un ideal histórico concreto que refleje los principios de solidaridad y comunidad. Tales valores se encuentran en las antípodas de los que sirven de base al modelo económico social que se ha aceptado como algo inmodificable y menos susceptible de ser analizado para buscar la manera de introducirle rectificaciones significativas, no para disminuir o detener el crecimiento económico, sino que por el contrario para que esta alcance tasas superiores al 6% y cercanas al 7%, en términos tales que aumentando la riqueza del país podamos producir al mismo tiempo una forma de distribuirla acorde con los criterios que se vienen sustentando. Para que haya efectivamente igualdad de oportunidades en la sociedad chilena, el país debe crecer más; se deben destinar mayores cantidades de recurso a la educación, a la investigación y a la innovación. Se debe producir un verdadero cambio en el modelo educacional para poder competir en la sociedad moderna y participar en el mercado al cual se pueda acceder de más de tres mil millones de personas. Cuando se inició la discusión sobre la nueva Ley de Presupuesto, fuimos partidarios de que estas materias fueran colocadas en la agenda política como una preocupación preferente. Valoramos la mantención de los grandes equilibrios macro económicos, pero pensamos que la capacidad de crear los estímulos necesarios para aumentar la inversión, la productividad y la competitividad, no ha marchado junto con las afirmaciones tan dogmáticas que algunos sostienen en el ámbito de las finanzas públicas. El gran desafío que tenemos es proponer con seriedad y en forma fundada las rectificaciones necesarias para crecer a un ritmo que nos acerque más rápidamente a la calidad de país desarrollado, con tasas de inversión y ahorro significativas y con una distribución de la riqueza o renta nacional que no constituyan un desconocimiento del principio fundamental de que todos formamos parte de una misma sociedad y que por ende debemos ser efectivamente solidarios. Los paradigmas que se están aplicando en materias económicas, sociales y culturales en nuestro país, se encuentran agotados: la prueba evidente de ello han sido los movimientos estudiantiles que revelaron un malestar en nuestro país, no sólo en los jóvenes y adolescentes, sino que principalmente en los miles de padres y madres que han tomado conciencia que la estructura social que hemos estado consolidando no conduce a que las nuevas generaciones puedan alcanzar efectivamente estándares más elevados.
En las generaciones que nacen a la vida política en la década del sesenta, fueron gravitantes dos clásicos: EN VEZ DE LA MISERIA, de Jorge Ahumada y CHILE, UN CASO DE DESARROLLO FRUSTRADO, de Anibal Pinto. Por cierto que en el tiempo presente no se dan los niveles de pobreza de aquellos tiempos y se ha avanzado significativamente en el desarrollo económico social y cultural, en forma tal que, a nuestro modo de entender, están dadas todas las condiciones para dar un gran salto adelante y llegar a ser efectivamente un país desarrollado con un ingreso per cápita cercano a los veinte mil dólares. El entorno internacional es ampliamente favorable, los equilibrios macroeconómicos se han mantenido con extraordinaria seriedad, sin embargo, observamos cada vez con mayor preocupación que el país se detiene, los niveles de inversión son bajos, la distribución de la riqueza es cada vez más desigual, la concentración económica es cada vez más intensa y explosiva; surgen diversos conflictos sociales, una ola de pesimismo afecta a una parte importante del país, los estudiantes se revelan, se observan alteraciones importantes del orden público que van más allá de lo meramente policial. Por otro lado, en los partidos políticos afloran los intereses particulares y diversos dirigentes, que se consideran besados por los dioses, se autoproclaman como candidatos a la Presidencia, sin reflexionar en que sólo el 11 de Marzo ha comenzado un nuevo Gobierno. Las coaliciones o alianzas políticas funcionan defectuosamente. No se observan liderazgos políticos sustentados en proyectos de país que efectivamente convoquen a las grandes mayorías; todo pareciera seguir el ritmo bullanguero de la farándula. Mientras tanto muchos sentimos el temor que en lugar de dar el gran salto hacia adelante, estamos construyendo un nuevo caso de desarrollo frustrado, con problemas sociales y culturales que anuncian graves y severos conflictos. La pérdida de sentido se observa en diversas materias y las personas tienden a encerrarse cada vez más en un individualismo exagerado, por cuanto la solidaridad disminuye y cada cual tiende a arreglarse como mejor le convenga.
Quienes cumplen labores de orden político o de formadores de la opinión pública deben analizar los paradigmas a los cuales se aferran nuestros economistas y expertos en finanzas públicas y hacer la misma reflexión que con singular fuerza hizo Albert Einstein al expresar que en definitiva las diversas teorías que se van construyendo para explicar la realidad no pasan de ser teorías, que conforme van variando los tiempos, las observaciones o los conceptos, pueden perfectamente ser modificadas por nuevas y más sabias teorías. Tal afirmación hecha en el ámbito de la física teórica, cobra mayor fuerza en el ámbito económico y social; los economistas y los políticos deben cuestionar sus propios paradigmas y abrirse a pensar nuevas fórmulas que permitan efectivamente avanzar, sin detenerse en dogmas económicos o financieros. Debe darse un golpe de timón muy fuerte en la economía y para ello se requiere liderazgo. Se necesita un gabinete en el Gobierno de la señora Bachelet que efectivamente proyecte una conducción política coherente con los requerimientos y urgencias del tiempo presente. La inmovilidad, el conformismo o la irresponsabilidad no pueden marcar, una vez más, el ritmo y el sentido de la política chilena.

No se trata de cambiar el modelo de economía social de mercado, como algunos dicen, sino lo que hay que hacer es que efectivamente el modelo funcione como una economía social de mercado, con la solidaridad que le es propia a ésta y no como una economía ultra liberal e individualista del mercado como ha sido entendida por algunos sectores, no sólo de la derecha política, sino que incluso del mundo socialista que entienden que lo que se debe hacer es una especie de social liberalismo, individualista, donde el placer y el individualismo predominan, lo que ha quedado expresado en el debate que se ha efectuado últimamente sobre la píldora del día después. Tales sectores la han pretendido justificar amparándose en una supuesta libertad que debiera otorgarse a la juventud para alcanzar un placer ilimitado. Otros, sin embargo, desde la perspectiva personalista y comunitaria del humanismo cristiano pensamos que el gran desafío que tenemos es construir una sociedad solidaria, con un efectivo y real crecimiento económico y con una cada vez más justa distribución de la riqueza. Tales objetivos no son incompatibles entre sí, sino que muy por el contrario se potencian recíprocamente.



Hernán Bosselin Correa

...APORTE...HAY QUE CAMBIAR EL MODELO...

Posted by Picasa ¡¡¡ NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER !!!

Por Enzo Piztacchio.

¿ Qué duda cabe del avance que la Concertación le ha imprimido al país en estos 16 años de gobierno de la coalición más exitosa en la historia de Chile ?
Y, justamente por esa razón es que podemos plantearnos nuevos defafíos. Si no hubiésemos llegado al lugar en que nos encontramos, " eso de corregir el modelo " si podría ser una mocerga. Es porque disponemos de una base sólida en lo económico, que tenemos el deber, como cristianos en política de no sentirnos satisfechos con nuestra realidad actual.
Los demócratas cristianos siempre hemos sido partidarios de la iniciativa personal, defendemos a la persona, única e irrepetible, desde la concepción y hasta su muerte. Defendemos y valoramos la iniciativa individual y el esfuerzo personal para el desarrollo y el emprendimiento. Creemos en la competencia como un método de crecimiento y de iniciativa personal. La parábola de los talentos refleja lo que pensamos de esta iniciativa personal. Somos partidarios de la buena vida y no de la acumulación,por acumular. y sabemos que vivimos en comunidad, por lo tanto todas nuestras iniciativas tienen repercusión social y eso nos genera una responsabilidad que va más allá de la pura caridad.
En este contexto, las llamadas correciones al modelo sí tienen sentido y se refieren fundamentalmente a dos aspectos: Mejorar la calidad de nuestra democracia y disminuir la brecha de concentración económica que se nos ha generado.
Ambos desafíos van de la mano, pues la concentración generada es social, territorial, económica y política.
En lo político, el cambio del régimen presidencial por un régimen más acorde con estos nuevos desafíos. Si bien el cambio del sistema electoral es necesario, no basta para mejorar la calidad de nuestra democracia.
En lo económico, considerar la educación, la salud y la previsión, un Bien Público, por lo tanto, cambiar el concepto de que estos bienes deben de sujetarse plenamente a las leyes del mercado. Si bien el mercado es hoy día el mejor instrumento de asignación de recursos, no es menos cierto, como lo señala la D.S. de la Iglesia, hay bienes que no deben estar sujetos sólo a la ley de oferta y demanda. A lo menos en educación y salud nuestra postura debiera ser para cada grupo familiar: Tanto ganas, tanto pagas.
Eso por ahora.
Enzo Pistacchio.S.

miércoles, septiembre 27, 2006

...APORTE ...A ..PROPOSITO DEL CAMBIO DEL MODELO...RESPONDEN A IGNACIO...UN APORTE DE JUAN DROGUETT...

Por Juan Droguett:

Y los pobres y la clase media.. aún pueden esperar.

El Sr. Walker está convencido -según lo que se puede entender de sus dichos- que no es necesario hacer correcciones a este modelo. Que el modelo económico del cual él y otros hacen gala (es para ellos la panacea para nuestro país) es para el mundo un ejemplo de crecimiento en la región y es cierto , en las cifras nuestro país crece, ya que (como él dice) hemos aumentado el ingreso per capita, PIB, etc.. pero esta serie de siglas y terminologías técnicas, que ellos manejan a la perfección, la gente común y corriente no las entiende y a decir verdad, poco le interesan, y lo peor es que no les ayudan a fin de mes a pagar sus deudas y a llenar sus ollas.

Yo le diría al Sr. Walker, que fuera a una de las poblaciones de nuestra capital o de cualquier zona del país. Le pediría que a esa gente le explique que éste modelo económico es “tan bueno y confiable”, que a esa gente que tiene a hijos, hermanos, maridos y amigos cesantes le explique que el camino que ha elegido la concertación, y por añadidura un grueso contingente de camaradas, es el correcto para Chile.

Sr. Walker, los porcentajes y cifras que manejan los economistas muchas veces no representan la realidad del diario vivir, o por lo menos no reflejan lo que realmente ocurre en la sociedad, o se olvida que en algún momento de la historia de nuestro país, en periodo de la dictadura, “disminuyo la cesantía” con el PEM, organismo que daba limosnas a las personas.

Don Ignacio, recorra las comunas pobres, converse con los miles de comerciantes que día a día ven como sus negocios mueren por falta de ayuda y por exceso de endeudamiento, converse con los mayores de edad como hacen magia para poder sobrevivir y mire la cantidad de mendigos y niños que deambulan por las calles de las grandes urbes.

Don Ignacio, mire la educación en nuestro país, mire los problemas de la salud, observe con su mirada aguda de economista, como la delincuencia aumenta, como la juventud ya no cree en la clase política y está buscando nuevas fórmulas y movimientos para mejorar nuestro país. Si usted no cree que hay que cambiar y solo hay que “profundizar un modelo que ha sido exitoso” lo invito a pasear juntos por algunos rincones de nuestro país, que me imagino usted no conoce. Don Ignacio no le tema a los cambios, no se olvide que gracias a estos hoy vivimos en democracia.

SR. Walker, lo que Chile quería cuando voto por el NO era un Chile más justo, un Chile más solidario, un Chile con más posibilidades.. No éste Chile.. Por está razón Sr. Walker es nuestro deber como Democratacristianos avanzar hacía la corrección de éste modelo que favorece solo a unos pocos en desmedro de la gran mayoría de los chilenos.

...UN MUY BUEN APORTE...CON RESPECTO AL "MODELO"..

Más allá del Modelo: UNA PATRIA DE TODOS.
Por Rodolfo Fortunatti.

EN ABRIL DE 1975, un selecto grupo de civiles irrumpió en la escena pública con la expresa misión de poner en operación el plan económico del gobierno militar instalado tras el golpe de Estado.Para conseguir su propósito esos civiles contaron con todas las licencias y arbitrios que les brindó el régimen de fuerza.Aprovecharon, como ninguno, el clima de represión, terror y miedo predominante, para aplicar una traumática terapia de «shock» que sacudió a los hogares más pobres, peroque se extendió indiscriminadamente a toda la población, alcanzando incluso al tradicional empresariado industrial.Despidos masivos, fuerte caída de los salarios y del con-sumo, quiebre de empresas, y generalización de la pobreza, fueron sombríos testimonios de aquellos aciagos días.Esta recesión, planificada y dirigida desde el Estado, inauguró una nueva etapa en la historia económica de Chile.Pero fue la certeza de estar actuando contra una población indefensa, sin libertades y sin garantías, lo que llevó a esos civiles de confesada ideología neoliberal, a gestar una revolución económica dentro de una revolución política. La nueva organización económica que surgió de aquella experiencia, y cuya consolidación data de mediados de los años ochenta, es lo que hasta hoy se conoce como el modelo económico chileno.
¿QUÉ ES EL MODELO ECONÓMICO CHILENO?
El modelo es una norma, un deber ser que establece cómo organizar la producción y la distribución de bienes para dieciséis millones de chilenos. La norma indica que los mercados deben ser libres, que deben estar abiertos al exterior, y que la empresa privada debe ser el principal motor de la actividad productiva. La norma asimismo determina sus principales condiciones macroeconómicas: baja inflación, pleno empleo, presupuesto fiscal balanceado, y superávit de la balanza de pagos.El fin superior de esta organización económica es garantizar el funcionamiento de los mercados en un régimen de competencia. A este fin están subordinados los demás objetivos del desarrollo, como la protección y mejora del medio ambiente, el fomento de la justicia y la seguridad social. La matriz institucional prescribe una sociedad de.2 mercado, es decir, unas relaciones sociales dominadas por el libre juego de las fuerzas que operan –con distinto poder y eficacia– en la producción e intercambio de bienes y servicios.Éste es, en lo sustantivo, el modelo económico chileno. Un modelo que, no obstante carecer de legitimidad de origen, se ha implantado a lo largo del tiempo al amparo de las fuertes restricciones impuestas a la democracia representativa: binominalismo, veto parlamentario, senadores designados, baja participación ciudadana y debilidad del movimiento laboral. Un modelo que, visto a la luz de sus propios fines, ha mostrado notables realizaciones, como el control de la inflación, el equilibrio fiscal, el superávit de la balanza de pagos, y la apertura al exterior, pero que no ha revelado la misma eficacia para conseguir sus otros objetivos. La apuesta cifrada en la empresa privada como motor de la actividad productiva, no ha garantizado altas tasas de crecimiento, inversión e innovación tecnológica. Tampoco el modelo ha conseguido el pleno empleo y, en cuanto al óptimo funcionamiento de los mercados, éste sigue siendo una asignatura pendiente.Sus impulsores creen que estas fallas pueden ser corregidas exacerbando la pureza del modelo. Se trata de una teoría que, de ser aplicable, desnudaría tal grado de violencia que precisaría la complicidad de una dictadura para imponerla. Es precisamente esto lo que convierte al modelo neoliberal en una fórmula agotada. Y mal haríamos si pensáramos que el modelo puede ser reparado con instrumentos tomados de otra caja de herramientas. Porque en esta matriz no cabe un papel activo del Estado. Si cupiera, sería otro modelo. Tampoco caben los incrementos de la productividad y de la equidad, dos valores que nunca el modelo ha podido reconciliar. Como no caben la eficiencia institucional, el óptimo funcionamiento de los mercados, ni el estímulo a los sectores estratégicos. Estos objetivos sólo se consiguen con regulaciones, y la renuncia a las regulaciones es de la esencia del modelo.Los gobiernos democráticos han buscado –y en varios aspectos lo han conseguido moderar los efectos segregadores y disolventes de la organización económica. Han aprovechado al máximo las arpilleras de justicia que ofrece el modelo, donde el gasto social y la lucha contra la pobreza acaso constituyan su prueba más elocuente. Pero han llegado al punto en que ya no hay nada más que extraerle. Se han topado con su dura e infranqueable frontera social, de la que da prueba irrefutable la vergonzosa distribucióndel ingreso.
NO ES PUES LA CORRECCIÓN, MEJORÍA O RECTIFICACIÓN DEL MODELO LO QUE SE PRECISA.
Lo que se requiere es otro proyecto de desarrollo que combine los ritmos de la reforma económica con la velocidad del cambio democrático. Pero, de manera muy imperativa, se necesita un modelo de desarrollo que tenga como fin superior, no el funcionamiento de los mercados, sino el funcionamiento de la sociedad. Porque el fin supremo de las intervenciones públicas no es preparar la arena para el enfrentamiento entre fuertes y débiles, sino el mejoramiento de la calidad de vida de toda la población.Chile ha llegado a ser lo que es, porque chilenos esencialmente libres y concientes de los límites de la convivencia en común, lo han hecho posible. En esto la experiencia nos entrega una lección valiosa, incluso cuando la libertad ha sido avasallada. Pero, ¿está asegurado el futuro? El futuro es una incertidumbre aceptable; una idea verdadera y realizable acerca del porvenir. El futuro depende de que la sociedad persevere en reconocer las ventajas de la vida en común. Y, sobre todo, depende de que esta sociedad combine de modo inteligente los cursos de acción que concurren a la formación de nuevos compromisos.No es por nada que coexisten distintas nociones acerca de las ventajas que brinda la vida en común, y, asimismo, distintas percepciones acerca de la tolerancia a los rigores que la vida en común impone.Pero, ¿cuán profundo es este sentimiento de pertenencia?¿Cuán fuerte es la identificación con el nosotros que encarna la nación chilena?¿Cuán inmensas son las brechas que surcan el paisaje social y cultural de Chile?
HAY CHILENOS QUE VIVEN EL DÍA A DÍA CON TEMOR, INSEGURIDAD Y RESIGNACIÓN.
No pocos sienten perplejidad ante el mañana. Hay otros que miran con satisfacción los frutos de su prosperidad y, con honestidad, creen advertir la misma complacencia en los demás. Pero no hay consenso sobre el bienestar de unos y de otros. Y de nada serviría responder a este desacuerdo con el argumento de que hemos logrado reducir la pobreza, aumentar el tamaño de las clases medias, asimilar el mercado, o alcanzar altos estándares de competitividad; eso que aplauden los foros internacionales y que, aquí adentro, se reproduce a coro. Porque, aunque reales, estos logros no pueden constituirse en la medida de nuestro éxito; la prosperidad del rey no coincide con el bienestar de los súbditos.Chile ha progresado, pero lo ha hecho arrastrando consigo seculares y encostradas estructuras de marginación, discriminación y despotismo. Y esto ha gravitado como el peso de la noche sobre la estabilidad institucional que tanto ensalzan los historiadores conservadores, dando lugar a un sistema de dominación que, de tiempo en tiempo, estalla en revoluciones, guerras civiles, masacres y tragedias humanas. No son accidentes históricos las revueltas de 1851 y 1859. No lo son la guerra civil de 1891, ni la tragedia de la escuela Santa María de Iquique, ni las asonadas golpistas de 1920, ni la masacre del Seguro Obrero. No es un simple paréntesis el golpe de Estado de 1973, ni la revolución económica que se fraguó bajo la dictadura que le sucedió. Son expresiones de la resistencia a la democratización de bien consolidadas estructuras políticas, sociales y culturales. Y es nuestra responsabilidad presente aligerar el peso de este pasado a fin de que no ensombrezca el futuro del país.Si nos mantenemos lúcidos, convendremos que en esto no hay dogmas a seguir o, para decirlo más activamente: ¡hay muchos dogmas que deben ser combatidos! Desde luego, la creencia, ahora en retirada, de que con el neoliberalismo la historia ha llegado a su fin y, de que más allá del modelo sólo hallaremos incertidumbre, desazón y caos, la enigmática caja de Pandora que encierra todos los males del mundo. Contra la pretensión de una economía única, hay que oponer la pluralidad del pensamiento económico.Contra la pureza peligrosa de la competencia salvaje, hay que oponer la cooperación social y la solidaridad. Contra los intereses de pequeño grupo, hay que oponer la voluntad soberana de las grandes mayorías.Más allá del modelo, existe la posibilidad cierta de construir una nación próspera, integrada, respetuosa del derecho y de sus instituciones, y en la que puedan reconocersetodos los chilenos.
MÁS ALLÁ DEL MODELO, PODEMOS ACABAR CON LA CESANTÍA Y MEJORAR LA CALIDAD DEL TRABAJO.
Es cierto que el empleo no resuelve por sí solo las desigualdades sociales, pero aumenta la eficacia de las políticas sociales y refuerza la integración social. El empleo bien protegido y remunerado, es un mecanismo eficaz para impedir que aquellas familias que salieron de la pobreza no vuelvan a ella en caída libre, sin red. Es posible acabar con el desempleo estructural que afecta a más de medio millón de chilenos cesantes. Es posible aprovechar el potencial de empleo de las mujeres y de los.jóvenes, procurando inversiones para que éstos aumenten su empleabilidad, y eliminando las barreras de entrada al mercado de trabajo, sobre todo al sector servicios. Se puede mejorar la calidad del trabajo y de la producción, lograr remuneraciones más equitativas, y establecer una organización del trabajo adaptada a las necesidades de las empresas y de las personas.
MÁS ALLÁ DEL MODELO, PODEMOS LOGRAR UN ALTO NIVEL DE PROTECCIÓN SOCIAL.
Podemos adaptar el sistema de protección social para que el trabajo sea más productivo y proporcione ingresos seguros, para garantizar pensiones dignas y sustentables, para propender a la integración social, y para ofrecer atención de salud permanente y de alta calidad. Podemos continuar el exitoso combate contra la pobreza que aún padecen tres millones de chilenos. Se pueden desarrollar políticas que vayan en auxilio de las nuevas clases medias, en especial aquellas políticas públicas orientadas a elevar la calidad de la educación y la formación para el trabajo. Podemos avanzar hacia un país de mayor igualdad entre hombres y mujeres, a condición de que el principio universal de la paridad de género no sólo se concrete en las instituciones políticas, sino también en las instituciones económicas. Que en Chile dos tercios de las mujeres se encuentren fuera de la fuerza de trabajo –en Europa se halla en esta condición menos de la mitad y, en Estados Unidos, menos de un tercio–, envuelve una situación de desigualdad, pero muy crucialmente entraña un problema de eficiencia económica, de potenciales productivos inactivos. Podemos, por último, luchar contra la discriminación que, además de marginar explícitamente a las minorías sociales, determina la legitimidad de los medios a través de los cuales las personas pueden aprovechar la igualdad de oportunidades y beneficiarse de la movilidad social. Podemos combatir la intolerancia, mediante instituciones y prácticas que desarrollen los derechos fundamentales y aseguren el respeto por la dignidad humana.
MÁS ALLÁ DEL MODELO, PODEMOS MEJORAR LA CALIDAD DE LAS RELACIONES LABORALES.
Las transformaciones que se requieren para adaptar la estructura productiva a las exigencias de nuestra inserción internacional deben fundarse en el acuerdo organizado de trabajadores y empresarios. Sin este consenso fundacional, que nace del diálogo y la concertación social, no es posible garantizar la legitimidad y la estabilidad de las reglas del juego. Holanda, un país europeo del tamaño del nuestro, demuestra cómo el diálogo entre los sindicatos, los empleadores y el gobierno –institucionalizado a través del Consejo Económico y Social–, pudo estimular la creación de un millón de puestos de trabajo en sólo diez años, con tasas de desocupación cercanas al… ¡3 por ciento! Holanda, acaso la primera economía de jornadas parciales, pudo modernizar su organización del trabajo mediante un adecuado equilibrio entre la flexibilidad y la protección laboral. Ahí, todos los trabajadores, con independencia de su jornada laboral, están amparados por los beneficios sociales, el seguro de desempleo y la previsión para el mañana.
MÁS ALLÁ DEL MODELO, PODEMOS DAR UN SALTO DECISIVO EN INVERSIÓN TECNOLÓGICA.
Finlandia, un país de cinco millones y medio de habitantes, logró en los últimos diez años situarse a la cabeza de las economías competitivas del mundo. ¿Cómo lo hizo? Finlandia era hace treinta años un país subdesarrollado como el nuestro que, sin embargo, no siguió el modelo neoliberal, sino el de un Estado de bienestar. Este modelo le permitió impulsar una fuerte reforma educativa, realizar inversiones en investigación y desarrollo, y recuperar el capital social del pueblo finlandés, especialmente interesa-do en la lectura, el aprendizaje y la innovación. En el país noreuropeo, la educación universitaria es gratuita, y los estudiantes incluso reciben un pago por su dedicación al estudio. Gracias a ello, entre 1991 y 2001, el porcentaje del Producto Interno Bruto.5 dedicado a investigación y desarrollo tecnológico, creció del 2 al 3.6 por ciento. Es el mayor del mundo, cuando en Chile no alcanza al 1 por ciento del PIB. Gracias a ello, hoy el Producto Interno Bruto por habitante de Finlandia (30.818 dólares) es casi tres veces superior al de Chile (11.537 dólares).
MÁS ALLÁ DEL MODELO, PODEMOS ORGANIZAR UN ESTADO FUERTE Y EFICIENTE.
La fuerza y eficiencia del Estado, más que con el mercado, está relacionada con la fuerza y eficiencia de la sociedad. Esto significa que si aspiramos a una sociedad gobernada por instituciones legítimas y eficaces, requerimos un Estado que establezca regulaciones, de modo que los ciudadanos queden facultados para ejercer sus derechos y para exigir el respeto por sus derechos. Si aspiramos a una sociedad que controle las incertidumbres sobre su funcionamiento, necesitamos un Estado que garantice la continuidad de los servicios y el acceso a ellos. Y si aspiramos a una sociedad integrada, en tal caso, precisamos un Estado que propenda y asegure la cohesión social a través de intervenciones sociales. Hoy el tamaño económico del Estado chileno equivale a la quinta parte del Producto Interno Bruto, para una sociedad de dieciséis millones de consumidores, cinco millones de trabajadores, medio millón de cesantes, once millones de afiliados a Fonasa y tres millones a Isapres, siete millones de afiliados a AFP y tres millones y medio que no cotizan en estas AFP, y de otros tantos millones de estudiantes y de niños que ingresarán al sistema educativo. Es un Estado mínimo, comparado con el enorme peso y amplitud que llegó a tener hasta la reorganización neoliberal. Pero es un Estado todavía pequeño, comparado con los Estados de Finlandia, Holanda y Alemania, donde el gasto del gobierno es cercano a la mitad del PIB, y donde su población ha conquistado niveles de bienestar dignos.
MÁS ALLÁ DEL MODELO, PODEMOS CRECER A MAYOR VELOCIDAD.
En los últimos 65 años, la tasa promedio anual de crecimiento per cápita de la economía chilena no ha superado el 2 por ciento, cuando países de acumulación temprana, como Francia, mostraban tasas por habitante de 2,7%, Alemania, de 3,3%, e Italia, de 3,5%. Chile puede intensificar el uso del capital y del trabajo y, de este modo, alcanzar tasas superiores de crecimiento económico. Para ello dispone de un enorme potencial institucional, político y económico. El desarrollo de sus instituciones le ha permitido conquistar bajos índices de corrupción, lo que garantiza seriedad, eficiencia, transparencia, y respeto por la iniciativa privada. Cuenta con un régimen político que ha logrado preservar la paz social, la estabilidad macroeconómica, el bajo riesgo país, y la seguridad del sistema de justicia. Su privilegiada ubicación geográfica lo convierte en puerta de acceso a importantes mercados regionales. Chile posee recursos mineros de alta productividad, una larga y rica franja marítima, condiciones climáticas y suelos favorables a la actividad forestal, abundante mano de obra calificada, solvencia financiera, y amplia modernización de las infraestructuras de transportes y comunicaciones. Chile posee todas las condiciones para mejorar su desarrollo, y acortar así la brecha que lo separa de una patria de todos, de una patria libre, justa y solidaria para todos. Falta sólo un esfuerzo de organización que convoque a todos los chilenos y que movilice la voluntad de aquellos que, por su mayor poder e influencia, están en posición de conducir al país hacia un mejor horizonte de realización.
Santiago, 12 de octubre de 2005.
Rodolfo Fortunatti

martes, septiembre 26, 2006

...BUENO POR FIN NOS VAMOS SINCERANDO....SE RECIBEN APORTES...

¿Corregir el Modelo?
Enviado por Ignacio Walker el 26 Septiembre, 2006 - 18:27

Una de las ideas más confusas que he escuchado en los últimos años, desde el interior de mi propio partido, la Democracia Cristiana, promovida por un sector en particular, es aquella relativa a la “corrección del modelo”.

¿Qué se quiere decir con eso? Hasta el día de hoy sigo sin saberlo.

Se me dice que no se trata de un cambio del modelo sino una corrección del mismo. Me imagino que eso significa que no se pretende pasar de una economía abierta a una cerrada, o de una economía de mercado, a una de estado. Sin duda que eso es ya un avance. Se dice, luego, que se trata de “perfeccionar” el modelo, lo que resulta obvio: todo modelo es perfectible y ni este, ni ningún otro modelo, puede llegar a constituirse en dogma de fe. Se añade que lo que verdaderamente se pretende es condonar las deudas de los pequeños empresarios y deudores --pero eso se llama condonación de deudas y no implica ninguna corrección del modelo.

En el fondo, lo que esconde dicha consigna es una realidad que sus sostenedores no se atreven a proclamar públicamente: la profunda desconfianza que se tiene en el modelo que como Concertación hemos implementado durante los últimos 16 años, bajo cuatro gobiernos sucesivos, catorce triunfos electorales y con mayoría absoluta.

El pueblo ha depositado su confianza en la actual coalición en forma permanente e invariable y, sin embargo, son nuestros propios activos partidarios, al interior de la Concertación, los que muestran más reticencias a aceptar esta nueva realidad.

Esa desconfianza surge de la peregrina idea de que lo que hemos hecho como Concertación es, simplemente, “administrar” el modelo neoliberal heredado de la dictadura --es la misma crítica que un sector importante de la DC le hacía a Frei Montalva, durante su gobierno: la de ser un gobierno meramente “reformista”, que se remitía a administrar el capitalismo, con un rostro humano (sabemos como terminó esa historia, tanto para la DC como para el país).

Sostengo que la estrategia de “crecimiento con equidad” promovida por la Concertación, al interior de una economía abierta, de mercado, con un fuerte componente social, es un modelo cualitativa y sustantivamente diferente de la política del “chorreo” (“trickle down economics”) aplicada por los “Chicago Boys”, que corresponde a una de las aplicaciones más rígidas y dogmáticas del neoliberalismo iniciado por Von Hayek y Friedman, y que condujo, en Chile, a que después de diecisiete años de experimento, el 40% de la población –cinco millones de chilenos y chilenas, según el clásico artículo de Arístides Torsche- quedaran bajo la línea de la pobreza, con un promedio mediocre de crecimiento económico de 2,9% para el período 1974-1989.

El modelo de la Concertación, en cambio, ha significado, no sólo más que duplicar el producto, con un crecimiento económico promedio cercano al 5% para los últimos 15 años, sino que, más importante aún, ha logrado reducir la pobreza desde un 40 a un 18%, reduciendo la inflación anualizada, desde un 27%, en 1989, a menos de un 3% en la actualidad, con niveles record de ahorro e inversión, y de exportaciones, entre tantos otros ejemplos que podríamos citar.

Partiendo por la reforma tributaria de Foxley y la reforma laboral de Cortázar, ambos bajo la administración de Aylwin, y siguiendo por el papel activo del estado, incluyendo todo el amplio campo de las políticas públicas en los más diversos ámbitos, se han introducido tan importantes y sustantivas reformas –esa sí que fue “corrección del modelo”- que nadie puede pensar, seriamente, que lo que hemos hecho es simplemente administrar el modelo económico neoliberal heredado de los tiempos de la dictadura.

Lo que sí nos ha faltado en la Concertación es convicción –no auto complacencia, sino convicción- y haríamos bien en dar menos explicaciones y mostrar menos complejos y contradicciones vitales, a la vez que darle un nuevo impulso al modelo de crecimiento con equidad impulsado por la actual coalición.

Más que “corregir el modelo”, lo que hay que hacer es profundizar un modelo que ha sido exitoso.